La ocupación de camas en alta hospitalaria por pacientes en situación de vulnerabilidad, que deberían además, estar ocupando una plaza en un centro socio-sanitario, pone en evidencia que la maquinaria del bienestar social no se ha implementado suficientemente como para dar salida a esta realidad. Ninguna está enferma, al menos no como para seguir ingresadas, y cuentan con su alta hospitalaria para regresar a casa pero por motivos sociales, la incapacidad de las familias para atenderlas pero, sobre todo, la falta de plazas en centros públicos y el cuello de botella administrativo que sufre la comunidad autónoma les tiene «estacionados» en los centros sanitarios.
En estos días he podido compartir espacio con pacientes que padecen una cronicidad clara, por la edad y los embates de la vida, que no necesita atención clínica pero sí socio-sanitaria, que pertenecen en su mayoría a familias con pocos recursos que no pueden atenderles correctamente en sus domicilios, sobre todo mujeres que muestran en su rostro, esa tristeza permanente expresada en sus ojos, en sus palabras, en sus gestos, lo que denominamos melancolía, que ha evolucionado y hoy, lo conocemos como una emoción parecida a la tristeza, que normalmente va unida a un recuerdo y, se caracteriza por desgana, falta de energía, añoranza por el pasado, agotamiento, cansancio y dificultad para concentrarnos en el presente.
Es normal que sientas melancolía de vez en cuando, igual que lo haces con la tristeza, la alegría o el miedo. Todas las emociones son necesarias en su justa medida, tanto las emociones positivas y las emociones negativas. Pero cuando duran algo más y sus síntomas interfieren en tu día a día hablamos de algo patológico, detrás de una duradera melancolía puede aparecer la depresión. “La melancolía no deja de ser un mecanismo de defensa ideado por el cuerpo para combatir el estado depresivo de la mente”, así la describía la psicoanalista británica Hanna Seagal.
Esa es su realidad diaria, se sienten abandonadas y abandonados por aquellos y aquellas que forman parte de su entorno mas cercano, su familia. También por el sistema, que aún no ha encontrado solución a su situación social, aparcándolas, por así decirlo, en un entorno clínico que está pensado para pacientes agudos, y no crónicos, que afecta con más frecuencia a personas mayores, a hombres y mujeres por igual. Están inmersos en una situación que les recuerda que les falta algo que en algún momento existió, algo que fue agradable, pero que ya no pueden recuperar.
La melancolía tiene poco de poético o evocador. Es un vacío sin forma, un anhelo del ayer que nos desdibuja por completo del presente. Pocos estados nos sumen en uno tan característico de quietud, de cansancio y agotamiento psicológico hasta el punto de ir dando forma a un subtipo de depresión muy característica que en muchos casos puede ser grave. Todos somos susceptibles de experimentar tristeza en un momento dado. De percibir ese vacío donde acude la nostalgia, donde se introducen los recuerdos del ayer que nos hacen ver el presente con un halo de pesadumbre.
Desde el convencimiento y del reconocimiento, la justicia social debe formar parte indeleble de nuestro bienestar y evitar el deterioro del sistema público social y de derecho, haciendo realidad que nuestros mayores, en un entorno adecuado, no hacinados en centros sanitarios, experimenten en este tramo de la vida sentimientos como la soledad, la tristeza o la apatía, como consecuencia de la situación y de la falta de atención y cuidado. La mejor forma de ayudar a una persona mayor es conociendo su nivel de vulnerabilidad y apuntalando aquellos factores que puedan incrementar el riesgo de que la padezca. En este momento vital las pérdidas suelen ser frecuentes y las ganancias excepcionales.., desde la acera de enfrente.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.130