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Actualizada Martes, 28 de Octubre de 2025 a las 07:48:20 horas

La pierna inmovilizada la vecina de Telde cuando estaba en el hospital/TA. La pierna inmovilizada la vecina de Telde cuando estaba en el hospital/TA.

El lamento de una vecina de Telde: "Me han abandonado cuando más ayuda necesito"

Una vecina de Las Medianías vive un calvario tras verse inmovilizada, sola y «olvidada» por los servicios sociales municipales

direojed Domingo, 18 de Diciembre de 2022 Tiempo de lectura:

A Aída León Ramos, de 68 años, le ha cambiado la vida radicalmente desde el último verano. Una accidental caída en las escaleras de su casa mientras limpiaba ha derivado en que ahora se sienta «olvidada» por los servicios sociales del Ayuntamiento de Telde cuando más lo necesita.

 

Vive sola y está inmovilizada por unos hierros que le han colocado alrededor de su maltrecha pierna izquierda, en la que se ha roto la tibia y el peroné, según publica Canarias7. Lo único que necesita en estos momentos es que alguien le traiga a casa la comida que ya le daba todos los meses la Cruz Roja, colectivo del que es socia desde hace años, y un poco de asistencia doméstica para echarle una mano en las limpiezas mínimas de su domicilio.

 

Desde los asuntos sociales del Consistorio teldense le han comunicado que todo ello es posible. Por un lado, para la limpieza tiene que rellenar «mil papeles» y entregarlos en el registro municipal, algo que se antoja imposible para ella, pues no puede conducir, andar o, ni siquiera, salir de casa.

 

Por el otro, para solicitar el transporte de alimentos a su residencia le exigen que la asistenta social le otorgue un documento que justifique a Cruz Roja su delicada situación. El problema es que la cita que le dan para conseguir ese papel es para marzo de 2023. «Necesito esto ya, no puedo estar dependiendo continuamente de mis dos hijos. Me ayudan en lo que pueden, pero tienen su trabajo y su vida. Tampoco quiero estar pidiendo favores a mis vecinos, como me han sugerido desde el ayuntamiento. Para algo están los servicios sociales, para atendernos cuando más difícil lo estamos pasando, pero ya veo que no es así. Conocen de sobra mi situación desde hace tiempo, no entiendo por qué ahora me ponen tantas barreras», implora apenada.

 

Este calvario comenzó en julio. Aída, que ya lleva 50 años viviendo en Gran Canaria, viajó a su isla natal, La Gomera, para pasar

Aída sueña con volver a caminar, conducir, irse de excursión o volver a ensayar con su parranda de siempre unas semanas de disfrute y relax. Ese estado de tranquilidad y calma se resquebrajó por completo cuando un día, desafortunadamente, se resbaló limpiando la escalera de la vivienda que tiene en Vallehermoso, rompiéndose la tibia y el peroné. Un día después ya estaba siendo operada de urgencia en el hospital de San Sebastián de La Gomera.

 

Para más infortunio, la recuperación no fue nada bien. «Estuve mes y medio yendo a hacerme las curas dos veces en semana. Aun así, me tuvieron que pedir el traslado para Gran Canaria porque me habían diagnosticado necrosis –muerte del tejido corporal–. Después de dos meses esperando a que me operasen otra vez me encontraron cinco bacterias diferentes en la herida, que había quedado abierta tras la primera intervención y que nunca llegó a cicatrizar», cuenta abatida.

 

Un trozo de pierna no se pudo recuperar y tendrán que recomponérsela en otra cirugía en los próximos meses. Un mal menor si se tiene en cuenta que estuvieron a punto de amputársela. A mediados de noviembre le volvieron a intervenir para colocarle dos placas y mandarle un tratamiento que pretende acabar con las bacterias que contrajo. A pesar de todo el tiempo que ha pasado desde que se cayó, le esperan mínimo otro medio año de recuperación.

 

Aída está deseando que este mal trago acabe de una vez. Sueña con volver a poner los dos pies en el suelo, a conducir, a irse de excursión con su grupo de pensionistas o a volver a ensayar en su parranda. En estos momentos su mayor apoyo es una simple silla, con la que se ayuda para moverse por su casa para cocinar y bañarse. Es viuda y el grueso de su familia está repartido entre Tenerife y La Gomera. Aquí solo están sus hijos, quienes tienen sus ocupaciones. Esta vecina del barrio de Las Medianías sobrevive con una pensión que ni siquiera alcanza los 400 euros al mes y lo único que pide ahora es sentirse arropada por la institución local para recuperar el ánimo que le ayude a curarse pronto lo antes posible para volver a sentirse libre fuera de las cuatro paredes de su casa.

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