La AsociacioÌn de Entidades Canarias de Adicciones (AECAD), a la que pertenece la Fundación Canaria Yrichen desde Telde, ha dado a conocer en rueda de prensa un informe sobre el consumo y adicciones durante la pandemia de la covid-19 (2020-2021) en el Archipiélago.
Este documento condensa el trabajo de anaÌlisis y recopilacioÌn de informacioÌn que la AECAD (AsociacioÌn de Entidades Canarias de Adicciones) ha llevado a cabo durante 20 meses, en relacioÌn a coÌmo ha afectado la pandemia y su crisis socio-econoÌmica a la realidad de las adicciones en Canarias y con el objetivo de entender mejor la afeccioÌn de la pandemia a la realidad.
La AECAD aglutina en Canarias a Proyecto Hombre - FundacioÌn Canaria CESICA, la AsociacioÌn de IntegracioÌn Social Calidad de Vida, la AsociacioÌn de CooperacioÌn Juvenil San Miguel, ANTAD (AsociacioÌn Norte de Tenerife de AtencioÌn A las Drogodependencias), la AsociacioÌn Palmera para la PrevencioÌn y Tratamiento de ToxicomaniÌas y a la FundacioÌn Canaria Yrichen.
Este anaÌlisis es el resultado de dos cuestionarios diferentes realizados a pacientes de los diferentes servicios de nuestras entidades. Estos cuestionarios fueron realizados entre abril y junio de 2020 (el primero) y entre noviembre y diciembre de 2021 (el segundo). Entre los dos suman un total de 1.255 respuestas o personas que participaron. Se configuraban en un formato anoÌnimo y en torno a una serie de preguntas orientadas a conocer haÌbitos de consumo de sustancias, como estos podiÌan haberse visto alterados o no por la pandemia (el cuestionario inicial se especificaba en medir especialmente los meses del confinamiento severo) , la situacioÌn socio-econoÌmica y familiar de cada persona, la relacioÌn con otras patologiÌas y problemas de salud mental, o la aparicioÌn de nuevos fenoÌmenos adictivos de componente conductual, especialmente en lo que se refiere a las tecnoadicciones o al juego patoloÌgico virtual entre otros fenoÌmenos.
La mayoriÌa de las personas encuestadas tiene entre 35 y 55 años (un 11% son joÌvenes de menos de 34 años). Un 80% son hombres, si bien existe una invisibilizacioÌn del consumo femenino en muchos casos, especialmente por el estigma social que sufre la mujer para exponerse a pedir ayuda, la mayor carga familiar que asume o sobre todo la feminizacioÌn de ciertas adicciones normalizadas o cronificadas (como son los ansioliÌticos o las benzodiacepinas) que no suelen llegar hasta nuestros circuito.
La gran mayoriÌa prefiere sin duda la atencioÌn presencial a la virtual o telefoÌnica para el tratamiento terapeÌutico de sus problemas de adiccioÌn. El 60% vive con su familia (padres/madres, hijos e hijas...) o pareja si bien un 25 % son personas que viven solas (habiendo tambieÌn un 6% de personas que viven en recursos sociales y un 11% que pueden estar en situaciones de sinhogarismo o con dificultades para tener una alternativa habitacional). Casi un 75% de las personas encuestadas declara encontrarse en desempleo, cobrando prestaciones sociales o directamente sin ninguÌn tipo de ingresos. El 30% ha notado que su situacioÌn ya de por siÌ precaria ha ido a peor desde el comienzo de la pandemia.
En relacioÌn a las preguntas sobre coÌmo se han sentido durante el confinamiento o desde que estalloÌ la pandemia de covid-19, un 48% de las personas declaran estar en una situacioÌn de mayor ansiedad, depresioÌn, encontrarse peor de salud o estar en un ambiente maÌs hostil.
Si bien la mayoriÌa dispone al menos de un smartphone, muchos tienen problemas de conexioÌn o incapacidad de mantener una liÌnea si es que la tienen, por lo que se une el hecho de necesitar una atencioÌn presencial para desarrollar una adherencia y por tanto eficacia del tratamiento, a la realidad de que el perfil habitual del o de la paciente no cuentan con medios tecnoloÌgicos ni recursos para poder adaptarse a las limitaciones (tanto en su diÌa del confinamiento severo como durante el resto de la pandemia ante las bajas del personal o las restricciones sobrevenidas que se dan en eÌpocas de alto contagio).
Adicciones prevalentes y nuevos fenoÌmenos preocupantes
Durante la pandemia y la crisis econoÌmica actual la mayoriÌa de personas encuestadas se han mantenido en la misma situacioÌn en cuanto a consumo o abstinencia, si bien se nota una variacioÌn de en torno al 20% en personas que siÌ han modificado sus haÌbitos y que añaden o cambian la sustancia de consumo. Entre las sustancias señaladas como maÌs consumidas destacan especialmente la heroiÌna, la cocaiÌna, el alcohol y el cannabis (en ese orden). Un 20% percibe que las sustancias se estaÌn adulterando en mayor medida, y si bien se notoÌ una mayor dificultad para el acceso a la compra de sustancias durante el confinamiento la tendencia en ese porcentaje empieza a variar justo hacia que ahora se nota un mayor acceso. Entre las personas que declaran consumir, el 30% lo hace de manera diaria y el resto mayoritariamente de manera semanal.
En relacioÌn al uso de internet o moÌvil, el 44% ha aumentado su uso aunque no se siente preocupado/a por entender que ejerce un control sobre el mismo y sus implicaciones, si bien ya un 16% siÌ que reconoce sentir esa preocupacioÌn por no poder controlar su uso. En relacioÌn al juego patoloÌgico y las casas de apuestas, si bien la gran mayoriÌa declara no participar en estas actividades, ya hay un 15% de estos perfiles juega de manera ocasional, regular o que directamente manifiesta un problema de abuso y dependencia. Un 16% de las personas encuestadas y que tienen problema de adiccioÌn, abuso o consumo de sustancias declaran tambieÌn verse reconocidas en una adiccioÌn comportamental o sin sustancia. Por uÌltimo, el 40% de las personas encuestadas declaran tener una necesidad acuciante de ayuda econoÌmica, a la que se añaden otras necesidades baÌsicas como el alojamiento y la comida ademaÌs de un tratamiento meÌdico o psicoloÌgico/psiquiaÌtrico.
Mayor demanda, maÌs dificultades para atenderla y una financiacioÌn que se mantiene estancada desde hace años
El trabajo de esta encuesta va en paralelo a un anaÌlisis de la realidad que confirma un notable aumento de ayuda, asesoramiento o inicio de tratamiento en los servicios de nuestras entidades. Esta labor se ha de llevar a cabo con una financiacioÌn puÌblica que lleva congelada varios años (pese a incrementos notables en el coste de prestar estos servicios debido a la subida notable del IPC en un 5%), lo que supone no poder ni contratar maÌs efectivos profesionales ni siquiera mejorar las condiciones de los actuales. Todo esto ademaÌs se complica auÌn maÌs con la incertidumbre de coÌmo aplicar la nueva reforma laboral en el tercer sector cuando la temporalidad, incertidumbre y limitacioÌn viene marcada por la propia financiacioÌn de las administraciones puÌblicas (no debe obviarse que nuestras entidades prestan un servicio puÌblico y gratuito a la ciudadaniÌa y que este es un derecho a cubrir), retrasos en las convocatorias de subvenciones o en general unas dificultades sobrevenidas para las entidades sin aÌnimo de lucro que complican todaviÌa maÌs su ya de por siÌ compleja labor.
Con todas esas limitaciones, una poblacioÌn ya atendida desde hace años que auÌn mantiene el uso de nuestros servicios porque su situacioÌn socio-econoÌmica (la cual retroalimenta el problema de la adiccioÌn), la escasez de servicios residenciales de segunda oportunidad (pisos de insercioÌn o proyectos de housing first) a donde derivar a las personas que reciben un alta terapeÌutica pero carecen de casa (lo que genera que terminen volviendo hasta nuestros recursos porque ante la imposibilidad de una independencia econoÌmica las posibilidades de una recaiÌda crecen ostensiblemente), y sobre todo ante el aumento de consultas y demanda por personas a las que la pandemia ha puesto ante una situacioÌn liÌmite en el aÌmbito de la salud mental, cuestioÌn que amplifica o desata sobremanera los fenoÌmenos adictivos, la AECAD manifiesta su preocupacioÌn por entender que el fenoÌmeno de las adicciones en Canarias debe ser tambieÌn una prioridad en la Salud PuÌblica de nuestra comunidad y en su estrategia de prevencioÌn y tratamiento.
MaÌs ahora que fenoÌmenos como la legalizacioÌn del cannabis, el abuso de pantallas en la juventud y en la infancia o la incertidumbre sobre las perspectivas econoÌmicas futuras de buena parte de la sociedad que es la maÌs vulnerable a caer en procesos de consumo, forman parte de nuestra agenda colectiva diaria y requieren de debates profundos y sosegados, asiÌ como de medios y un trabajo coordinado que parta de la base de entender que las adicciones no son un fenoÌmenos social desconectado de otros, y que golpean especialmente al estrato maÌs vulnerable de nuestra sociedad, marcando el futuro y devenir de muchas familias, joÌvenes y por tanto generaciones que necesitan de una atencioÌn y prevencioÌn urgentes desde las poliÌticas puÌblicas.























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