La lluvia es siempre un regocijo en Canarias y también para la familia de Silvestre Ojeda Abrante. Pero resulta que su residencia en el Camino a La Betancora, en la zona de El Cubillo, se inunda cada vez que caen cuatro gotas.
Con el asfaltado reciente de la calle y la inclinación que le han dado, así como el incremento del espesor del firme, el agua de las precipitaciones tiende a discurrir camino abajo y a entrar en su casa por la puerta principal.
Ojeda pide una solución urgente a este problema que le ocasiona un grave trastorno cada vez que llueve con cierta intensidad.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.48