En una de sus epístolas, san Pablo habla de los designios inescrutables de Dios, de manera que traslada a los mortales que hay misterios en las decisiones divinas que la mente humana no alcanza a comprender. Por eso, entre otras razones, la fe debe ser ciega: si la intentamos pasar por el tamiz de la explicación racional, pues el resultado puede decepcionar a quienes hacen apostolado y engordar a quienes niegan el pan y la sal a las religiones.
Admitiendo que, si hay un Dios, habrá que asumir que el criterio que mueve sus decisiones no cabe en nuestra comprensión de seres mortales, sobre lo que no cabe discusión es que las decisiones humanas sí se deben atener a razones. Como también que están sujetas al escrutinio y la crítica de los demás. Así las cosas, no le preguntemos a Dios por qué Fernando Báez vuelve a ser el padre Báez y por qué se le permite decir misa;la pregunta hay que dirigirla a los hombres (iba a poner 'los hombres y las mujeres' pero caí en la cuenta de la ingenuidad) que representan a la Iglesia y que han tomado tal decisión.
Al margen de que sigue vivo un procedimiento judicial sobre el individuo en cuestión, el mensaje que lanza la Iglesia es que su generosidad incluye disculpar por la vía de los actos los exabruptos de Fernando Báez. Yno hablo solo de lo que dijo sobre las niñas asesinadas en Tenerife por su padre, sino de un largo historial de declaraciones y actuaciones, que, para más inri, han ido conformando un grupo de parroquianos sectarios entre los que no faltan los episodios violentos (de palabra, hechos y omisiones).
El ataque de dignidad que le entró a la Iglesia católica con Fernando Báez duró poco. Demasiado poco. Es como si los hubieran vacunado con Janssen y ahora precisaran una segunda dosis. Quizás llegará más pronto que tarde, pues sospecho que individuos como Baez tiran siempre al monte. Ojalá no aproveche otro ejemplo de violencia vicaria para demostrarle a la Iglesia su error, su inmenso error.
Y, ya puestos, creo que San Juan de Dios no merecía ser el centro elegido para dejar que Báez imparta de nuevo doctrina. Estamos hablando de una entidad que se ha ganado con su trabajo el cariño de toda la sociedad canaria, que cuenta con el apoyo solidario de hombres y mujeres, y que ahora queda identificada ante toda Canarias como el lugar cuyo púlpito ocupa Fernando Báez. Con lo fácil que habría sido decirle que dijese misa para sí mismo. O que copiase a Simeón el Estilita, tan santo él y tan poco molesto para el resto.























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