El encanto de Telde bajo la lluvia

JESÚS RUIZ

Cuando sobre la ciudad el cielo azul de alisio atlántico canario torna su espectacular pincelada diversa, característica de nuestro entorno insular, por el gris plomizo de frentes nubosos cargados de agua que, desde el sur o de otra penetración en forma de borrascas, cruzan y descargan sobre el archipiélago, el fenómeno meteorológico se agradece con la lluvia como la de estos últimos días, repartiendo esa bendita agua tan ansiada en todas las islas. 

Agua refrescante, limpiadora del ambiente, regadora del surco, madre vital del campo, torrentera de ladera, cauce de barranco, caudal de barranquera, de pueblo, ciudad y de jardines renovadora, embellece aún encharcada la anónima huella del transeúnte que bajo su paraguas se cobija.

Agüita que sobre nuestra tierra agradece el agro y la propia piel del paisaje que, con graciosa y agradecida de natural esencia, con prontitud reverdece, aleja el recuerdo de espantosas imágenes de flamígeras escenas destruyendo la belleza de nuestros pinares y entornos cumbreros. Gracias agua bendita benefactora, la ciudad refleja sobre su lámina urbana de adoquinadas calles y callejones, la arquitectura de su patrimonio histórico. Todavía bajo la cautela sanitaria, el aire que limpias motiva la esperanza de un tiempo mejor libre de virus e inmundicias pandémicas.

Agua que sobre los cristales dispersas las gotas, en la intimidad del hogar confinado, miro el horizonte y, en silencio, susurro las notas musicales de cualquiera de los temas compuestas para tal efecto, impresión y reflexión en la soledad bajo la lluvia. La preciosa y romántica composición Llueve, de Balada de Otoño, del gran creador y compositor Juan Manuel Serrat: "Llueve, detrás de los cristales, llueve, llueve, sobre los chopos medio deshojados, sobre los pardos tejados, sobre los campos llueve. Pintaron de gris el cielo y el suelo se fue abrigando con hojas, se fue vistiendo de otoño…". Y la ciudad muestra su belleza bajo la lluvia que envuelve de misterio y, en la soledad y quietud despidiendo noviembre, la nostalgia otoñal vuelve. Gracias.

Jesús Ruiz Mesa es colaborador cultural de TELDEACTUALIDAD.