TELDEACTUALIDAD
Telde.- Pese a que en la actualidad se tratan de potenciar las campañas de prevención del acoso escolar y ha crecido la sensibilización sobre un tema que está a la orden del día, para esta madre vecina de los Picachos, todo es de cara a la galería. Al menos por lo que su hijo y ella han vivido en sus propias carnes.
Se sienten desprotegidos y que la justicia no ayuda lo suficiente a estos menores que llegan a vivir un verdadero infierno dentro de las aulas. Y todo viene de su experiencia ante el archivo de un caso de acoso escolar que sufrió su primogénito, de 12 años recién cumplidos, en el IES Profesor Juan Pulido Castro, según una información de Ronald Ramírez en Canarias7.
Los hechos ocurrieron a finales del pasado mes de noviembre, cuando al joven le empiezan a llegar mensajes de Whatsapp con amenazas por parte de otros compañeros. «Estábamos en casa y de repente lo vi pálido mirando el móvil. No me quiso decir qué es lo que pasaba, así que le quité el teléfono y leí como otros niños le decían que le iban a pegar», relata la teldense. Ella misma se dedicó a contestar a los estudiantes para descubrir cuál era el motivo de tanta inquina, hasta que una de las niñas que le había mensajeado le explicó el motivo: alguien había abierto una cuenta de Instagram falsa con fotos y datos de la víctima para hacerse pasar por él, y se había dedicado a insultar al resto de los alumnos.
Ahí empezó la pesadilla. El joven, que no sabía nada de esta jugarreta, estaba hundido. Era su primer año en el instituto y ni él ni su familia habían tenido una vida fácil. Cuando apenas contaba con un año y medio de edad perdió a su padre, y poco antes de terminar el colegio sufrió abusos por parte de otro niño que le llevó, incluso, a plantearse quitarse la vida. «Lo pasó muy mal, no quería ir a la escuela y soltaba comentarios que me dejaban de piedra. Pero lo superó, y esto fue como empezar otra vez la pesadilla», explica con angustia su progenitora, quien no se lo pensó dos veces y acudió inmediatamente a la Policía Local para presentar la correspondiente denuncia.
No hay autorización
Los agentes la atendieron de la mejor manera, la tranquilizaron y comenzaron a investigar el caso. «Estuvieron una semana en el instituto y la unidad de delitos informáticos encontró a los niños implicados», comenta la madre. El problema llegó con el último paso, el que les llevaría al principal culpable. «Necesitaban la autorización de la Fiscalía de menores para rastrear la IP del móvil con el que se cometió el delito, pero entonces me llegó una carta diciendo que archivaban el causa», amplía. La justicia les dio la espalda y ahora la mujer quiere visibilizar su caso. «La Fiscalía de menores está esperando que pase algo grave para actuar», clama con indignación.
Tanto el niño como la madre han recibido el apoyo de su tutora y de la directora del IES Profesor Juan Pulido Castro. Además de colaborar con la investigación policial, los profesores le prometieron a la teldense que tratarán de estar alerta para que algo así no vuelva a suceder, y vigilarán que el menor no sea víctima de represalias.
Sin pruebas suficientes y protección a los culpables por ser menores
El motivo por el que la Fiscalía de menores paraliza la investigación, según la carta que le remitió a la madre, es que «no resulta debidamente justificada la perpetración del delito que haya dado motivo a la formación de la causa». Además, según el escrito, el artículo 3 de la Ley Orgánica Reguladora de Responsabilidad Penal de los menores 5/2000 les protege ante un posible castigo al ser los involucrados menores de 14 años.
«Cuando le enseñé la carta a la Policía Local se quedaron alucinados, diciendo que le habían echado abajo un trabajo de tres semanas», asegura. «Nos dicen que denunciemos, que el acoso escolar es muy grave y no debemos ocultarlo. ¿Y para qué?, si después no hacen nada», se pregunta la madre de la víctima. «Yo no digo que metan a la cárcel al responsable, porque al final es solo un niño, pero al menos que se le castigue para que entienda que lo que ha hecho es muy peligroso y tiene consecuencias», amplía, temiendo que se sigan produciendo este tipo de casos si no se hace nada al respecto. «Menos campañas y más soluciones reales», concluye esta madre que solo quiere protección y justicia para su hijo.




















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