Santiago hace camino

Por el camino primitivo

Corría el año 829, según la leyenda. Un pastor encuentra un extraño sepulcro en un remoto lugar de Galicia, que resultó ser la tumba del apóstol Santiago. Lo comunica al obispo Teodomiro, y este, al rey Alfonso II el Casto, que por entonces gobernaba un pequeño reino cristiano aislado entre montañas. El rey astur decide ir personalmente a comprobar el hallazgo, reúne a su séquito y toma el que en aquellos tiempos era el único camino de Oviedo a Galicia.

Es lo que ahora se denomina el Camino Primitivo, considerado, por tanto, el más antiguo de los caminos de peregrinación a Compostela. Tanta importancia tomó dicho camino, por ser el primero, pero también por la riqueza de su naturaleza y patrimonio cultural cristiano, que reza una tradicional canción francesa que quién a Santiago de Compostela va en peregrinación y no visita la Catedral de Oviedo, dedicada al Salvador, "visita al Siervo y olvida al Señor".

Agosto de 2019, un grupo de canarios denominados así mismos Los trotamundos, entre los que se encuentran varios teldenses, y entre ellos el exalcalde Francisco Santiago Castellano, surcaron la que fuera la única vereda de devoción peregrina del siglo IX, trescientos diecinueves kilómetros desde la Catedral de San salvador de Oviedo hasta la de Santiago, a través de imágenes únicas como las del Desfiladero de Peñaflor, la de los Robles y Tejos milenarios al lado de los cuales las poblaciones celtas colocaban sus lugares de culto, el Salto de Salime, moderna obra de ingeniería integrada en un bello paisaje natural, proporcionando una fotografía de gran impacto visual, el Dólmen de Filadoira, el Castro de San Gil, ambos en Pola de Allande, o el Castro de Chao Samartín, cercano a Grandas de Salime, puentes como el romano de Lugo y el románico de Peñaflor, la monumental Fuente de Foncalada en Oviedo o el Acueducto asturiano de los Pilares, y, por supuesto, los vestigios de la ciudad romana de Lucus Augusti, la actual Lugo.

Toda una explosión de representaciones de una naturaleza milenaria y una cultura medieval, vividos por estos trotamundos, coronada frente a la Catedral de Santiago por los colores de nuestra tierra y por sentimientos identitarios.