GAUMET FLORIDO
Hay una maÌxima del mal periodismo que dice que la realidad, o la verdad, no te estropee un buen titular. Pero si lo parafraseamos podemos llevarlo a la forma en que cada cual percibe el mundo que le rodea: que la realidad no te estropee tu propia ideologiÌa.
No se crea. Pese a la mala fama, merecida mala fama, que nos hemos ganado los periodistas, es bastante maÌs comuÌn el segundo caso que el primero. No creo que yo sea el uÌnico que haya escuchado, incluso en mi propia familia, aquello de pues yo con Franco no viviÌ tan mal en cuanto a cierta gente se le ponen sobre la mesa algunos de los muchos abusos que se cometieron en aquella dictadura.
Pues esta semana he tenido la oportunidad de presenciar dos casos en los que la realidad bailaba al antojo de las ideas del sujeto. En uno, la aludida, como si usara gafas de realidad virtual, se limita a modificar su percepcioÌn de lo que ve, no lo que ve. En el otro, por su parte, pasaba justo al reveÌs. El individuo trata de adaptar la realidad a su propia conveniencia.
El primero de los ejemplos lo viviÌ en una plaza. EstaÌbamos de charla y aparece una señora de esas que, coloquialmente hablando, perdioÌ el juicio hace años, y, desde su ingenuidad, largoÌ un rumor malintencionado sobre una poliÌtica local. Nadie le dio mayor importancia. EstaÌ enferma y lo que dice no tiene por queÌ ajustarse a la realidad. Sin embargo, ¿cuaÌntos hay que dicen que saben, critican, juzgan y, lo peor, votan sin ni siquiera tener los miÌnimos elementos de juicio para valorar el mundo que les rodea, o en otras palabras, sin tener ni idea? ¿Hasta queÌ punto aquella manifestacioÌn de una mujer enferma se parece o no a la de los que hablan y hasta sentencian desde la ignorancia y la desinformacioÌn? En verdad, solo les separa el estado de su salud mental, porque a menudo la gravedad del disparate se antoja similar.
Aquella señora, como cientos de ciudadanos, adaptoÌ la realidad a sus propias convicciones y asiÌ, creo yo, debioÌ sentirse maÌs feliz. AsiÌ nos va. Lo que ellos ganan lo pierde la comunidad. Una sociedad criÌtica e informada mejora. La otra, la que se deja manipular, se atrasa y solo criÌa monstruos. VeÌase Trump o Putin.
Y el otro ejemplo me lo bebiÌ ayer en los perioÌdicos. Un señor se agarra a la Ley de ProteccioÌn de Datos, que va camino de ser una ley censura, visto lo visto, y logra que la Universidad de Alicante borre de artiÌculos sobre historia en Internet el nombre de su padre, que fue secretario del consejo de guerra que juzgoÌ a Miguel HernaÌndez, condenado y muerto en prisioÌn. Como a eÌl no le gusta la realidad, o la historia, actuÌa y la cambia, poniendo en riesgo derechos constitucionales como el de investigacioÌn y caÌtedra y hasta el de informacioÌn. ¿A queÌ me suena eso de reconstruir la historia? PregunteÌmosle a George Orwell. QueÌ pena.
Gaumet Florido es periodista y redactor del diario Canarias7 en Telde.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.6