GAUMET FLORIDO
Le llovieron tortas a Ciudadanos por el pucherazo, o intento de pucherazo de Castilla y LeoÌn, en favor de Silvia Clemente, la candidata preferida del liÌder supremo. Y esta semana no seÌ doÌnde leiÌ que hay sospechas de otra presunta manipulacioÌn en las primarias del mismo partido en Cantabria, en este caso, a beneficio de la candidatura de FeÌlix AÌlvarez.
Incidencias como esta vuelven a poner sobre la mesa una de las grandes losas de la democracia española, que no es otra precisamente que el deÌficit democraÌtico de los partidos poliÌticos en los que se sustenta el sistema. A menudo pienso que son un remedo hipoÌcrita, y tuneado de modernidad, de las viejas estructuras caciquiles que dominaron España entre el siglo XIX y buena parte del XX, o quizaÌs, por la forma en que han funcionado en estos años, meros quintacolumnistas al servicio mercenario de las elites econoÌmicas y de poder faÌctico que disfrazan de democracia sus intentos de seguir controlando a su gusto el paiÌs.
Son una asignatura pendiente que, en todo caso, no invalidan las bondades del sistema del que nos dotamos con la ConstitucioÌn del 78, y que, a mi juicio, con todos sus defectos, es de los maÌs avanzados de Europa. La prueba es que sabemos doÌnde estaÌn las reÌmoras y tenemos mecanismos con los que detectarlas y neutralizarlas. Miren si no lo que ha pasado en Ciudadanos. Hubo pucherazo y salioÌ a la luz.
Sin embargo, son otros pucherazos los que me preocupan maÌs, aquellos que en los partidos poliÌticos vienen con marchamo de ley, o en este caso, de reglamento, los fraudes ante notario, los mecanismos que a la postre son lobos con piel de cordero y con los que algunos se permiten el lujo de ir dando lecciones de democracia. Eso es justo lo que representa el sistema reglado de primarias, o de elecciones internas, del PSOE: un señuelo envenenado con el que se le endulzoÌ la boca al militante y que, en realidad, escondiÌa un fruto muy amargo, un viejo conocido, el dedazo de las viejas formas.
El Pedro SaÌnchez que, cual Cid Campeador, se hinchoÌ de legitimidad asamblearia seduciendo a las bases con aquella retoÌrica del que se erigiÌa en la voz de los socialistas de a pie, y que vencioÌ en el ruedo de las urnas al establishment de su propio partido hoy se olvida de donde vino y castiga con una indisimulada purga a los que no le bailan el agua. O simplemente aplica el rodillo de Ferraz y coloca a los suyos cuando no logra consensuar una candidatura con una direccioÌn regional. En el PSOE la militancia vota, pero la direccioÌn decide, cambia el orden seguÌn le cuadre. Eso no es exactamente lo que algunos entendemos por democracia. Como diriÌa aquel, para este viaje no me haciÌan falta alforjas.
Gaumet Florido es periodista y redactor del diario Canarias7 en Telde.



























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