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Sábado, 20 de Diciembre de 2025

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egún el fiscal, el acusado –en la imagen durante la sesión de ayer–, asestó varias puñaladas a la víctima, una de las cuales le seccionó la tráquea (Foto TA) egún el fiscal, el acusado –en la imagen durante la sesión de ayer–, asestó varias puñaladas a la víctima, una de las cuales le seccionó la tráquea (Foto TA)

El asesino de La Higuera Canaria limpió la escena del crimen días antes de su confesión

La Audiencia Provincial de Las Palmas acogió este martes la segunda jornada del juicio por la muerte de una mujer en La Higuera Canaria. Once agentes de policía han testificado

direojed Martes, 19 de Marzo de 2019 Tiempo de lectura:

TELDEACTUALIDAD

Telde.-  La Audiencia Provincial de Las Palmas acogió este martes la segunda jornada del juicio por la muerte de una mujer en La Higuera Canaria. 

 

Este martes les tocó el turno de declarar a los numerosos policías que participaron en la investigación del crimen machista de La Higuera Canaria, que acabó con la vida de una sevillana de 42 años que falleció acuchillada por, presuntamente, un amigo con el que había mantenido relaciones.

 

Uno de los agentes dijo en la sala que «el cuerpo de la víctima tenía lesiones desde el cuello hasta la rodilla lo que indicaba que la había atacado con saña», manifestó.

 

Mientras, el policía al que el encausado confesó los hechos detalló que «el primer día le pregunté si tenía algo que ver con todo esto y me respondió que no, pero luego, cuando citamos a su madre para que prestara declaración, me comentó que tenía algo que decirme pero tenía que ser delante de su madre. La llamamos y cuando vino, me confesó que había sido él el autor de la muerte de la chica. Su madre le preguntó que qué estaba diciendo, pero cuando se marchó, se liberó y comenzó a darnos detalles», manifestó.

 

El acusado le manifestó que «ella le puso un cuchillo en el pecho tras una discusión por el alquiler de la casa y él se lo quitó y le apuñaló en el cuello, en el pecho y que no recordaba nada más. Luego, dijo que había limpiado todo y tiró el arma a un barranco que había cerca de la casa. Que lo hizo tras haber tomado alcohol, pero no recordaba todo con exactitud», relató el agente de la Policía Nacional.

 

Todos los policías que declararon sostuvieron que el acusado «fue el principal sospechoso desde el primer minuto de la investigación porque sus relatos no eran congruentes y los indicios apuntaban a él sin lugar a dudas».

 

Lo que no consiguieron acreditar, dijeron en la sala, es que ambos –agresor y agredida– eran pareja sentimental: «Por una parte, el primer día cuando fuimos a la casa de la víctima y nos acompañó tanto él como el exnovio de ella, se nos presentó como su actual pareja, pero luego lo negó y dijo que eran solo buenos amigos», declaró uno de ellos. «Fue una conclusión difícil ya que primero dijo una cosa y luego en la comisaría reconoció haber mantenido relaciones con la mujer, pero negó que fuesen pareja. Además, una amiga de la fallecida también nos dijo que ambos eran solo amigos y nada más», detallaron los agentes.

 

Se oyó: «Moni, habla».

En la sesión de ayer, uno de los agentes detalló que el acusado había llamado al 112 tras la agresión, «pero no dijo nada y solo se pudo escuchar como le decía a la víctima ‘Moni, habla...’», manifestó. El juicio proseguirá hoy con las declaraciones de más investigadores.

 

Solo recuerda dos de las 25 puñaladas

El acusado de acabar con la vida de una mujer en La Higuera Canaria en Nochebuena de 2016, reconoció ayer en la primera sesión del juicio ante el tribunal del jurado que la apuñaló «dos veces en el pecho pero luego me quedé en blanco y no recuerdo nada más», obviando los 23 cortes restantes que presentaba el cuerpo de la fallecida en este crimen machista y que fue encontrado el 3 de enero, día en el que confesó los hechos a un amigo policía.

 

En este procedimiento, las acusaciones y la defensa se enzarzaron en un intenso debate, unos defendiendo la tesis de que los hechos eran constitutivos de un delito de homicidio con atenuantes –curiosamente el fiscal y la defensa–, y las dos acusaciones que mantienen que fue un asesinato con diferentes agravantes.

 

Por una parte, el fiscal Miguel Portell argumentó en su intervención que el acusado no «ideó un plan previo» y las puñaladas fueron debido a su «impulso homicida» y no con «ánimo de causar un mayor sufrimiento», por lo que considera que cometió un homicidio con la atenuante de confesión, «ya que colaboró con la Justicia de forma voluntaria», manifestó.

 

En la misma línea, su defensa llevada por la letrada Mercedes Medina insistió en que, además, «las agresiones múltiples se producen por la defensa de la víctima y no porque mi cliente quisiera causarle un mayor dolor», negando también que solo tuvieron episodios íntimos de forma «esporádica», descartando así que eran pareja estable y lo hizo todo «debido a un estado de arrebato u obcecación ya que tenía problemas psicológicos». Calificó en varias ocasiones las tesis de las acusaciones particulares de «disparate».

 

Por su parte, los abogados de la familia de la fallecida que ejercieron la acusación particular insistieron en que Víctor Manuel de Alejandro Suárez asesinó a la mujer en Telde «que era su pareja sentimental y que «estaba obsesionado con ella». Afirmaron que la fallecida dejó que el encausado se quedara en su casa por una orden de alejamiento que tenía con su padre y, a cambio, iba a pagar el alquiler durante tres meses.

 

En el transcurso de la convivencia «fue tal la obsesión de él hacia ella, que le pidió que cesara la convivencia», manifestó. «No quería continuar la relación con él porque intuía que la misma podía provocarle un mal, algo que al final sucedió». Intentó «autolesionarse, tanto que asustó a la víctima y, como tiene buen corazón, llamó al 112 y siguió con él, aunque llegó un momento en que no aguantó más ya que, incluso, no pagó el alquiler prometido». Insistieron en que, en anteriores ocasiones, había sido denunciada por amenazas de muerte y, en esta ocasión «cumplió con su propósito. Es agresivo y cuando amenaza a alguien, lo hace de esta manera». No hubo «obcecación sino celos que acabaron en este asesinato», detalló.

 

Por estos motivos, la letrada Rocío Guerrero pidió que le sea impuesta una pena de 25 años y Enrique Miguel Molina, 31, con las agravantes de género y el delito de omisión de socorro.

 

En la vista, el acusado negó cualquier tipo de relación sentimental con la víctima y se limitó a declarar que «nos llevábamos muy bien y de vez en cuando me quedaba en su casa porque le estaba haciendo unas reformas y mantuvimos relaciones sexuales esporádicas, pero nunca vivimos juntos», manifestó.

 

Añadió que «ella me exigía que le pagara tres meses de alquiler porque quería ayudarla pero me negué ya que no tenía dinero». Por eso, el día de los hechos «me llamó varias veces y no se lo quería coger porque era para pedirme el dinero. Al final llamó a mi madre y le dije que iba a su casa. Cuando llegué, empezó a amenazarme e insultarme, cogió un cuchillo y me lo puso en el pecho. Se lo quité, me quedé en blanco y le apuñalé dos veces. Del resto, no me acuerdo. Estaba nervioso, cogí el cuchillo, limpié todo y me fui tirándolo a un barranco y no le dije nada a nadie», declaró el acusado.

 

Miguel Portell / Fiscal / 12 años

Entiende el fiscal que los hechos relatados son constitutivos de un delito de homicidio previsto y penado en el artículo 138 del Código Penal, pero advierte también de que cabe aplicarle al acusado la circunstancia atenuante de confesión. Así las cosas, le pide una pena de 12 años de prisión con la accesoria de inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo mientras dure la condena.

 

Rocío Guerrero / Abogada del hijo de la víctima / 25 años

Aseguró que el acusado y la víctima mantenían una relación que ella quiso cortar por la «obsesión» del varón. Esta parte considera que el crimen fue un asesinato, con las agravantes de alevosía y ensañamiento y, además, interesa que el acusado pague 120.000 euros de responsabilidad civil. «Sus ataques con el cuchillo fueron numerosos y sabía que la muerte de ella estaba asegurada», dijo.

 

Enrique Miguel Molina / Abogado de los padres y hermanas / 31 años

El letrado detalló que el acusado cometió los hechos tras una «relación tormentosa» que acabó en una discusión y posterior agresión múltiple con un cuchillo. «No pidió auxilio cuando la atacó y dejó el cadáver en la casa varios días». Calificó el crimen como asesinato con las agravantes de ensañamiento y alevosía, además de omisión de socorro y de género. Pide 110.000 euros de indemnización.

 

Mercedes Medina / Defensa / Dos años y seis meses o cinco

La defensa de Víctor Manuel de Alejandro entiende que los hechos corresponden a un homicidio con las atenuantes de arrebato u obcecación y confesión. Esta letrada pidió en su escrito de defensa que su cliente fuese condenado a dos años y seis meses o cinco años en base a si se consideran las circunstancias modificativas muy cualificadas o simples. La indemnización la cuantificó en 160.000 euros.

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