Esto huele a podrido

GAUMET FLORIDO

Si no fuera porque llueve sobre mojado, el esperpento del máster de la Cifuentes sonaría a chiste malo. Si ya es grave que a la entonces delegada del Gobierno en Madrid, hoy presidenta de esa comunidad autónoma por el PP, una universidad pública española le regalara un título así, más inadmisible me parece aún el cinismo con el que Cristina Cifuentes ha afrontado un asunto que en cualquier país europeo occidental se hubiera despachado con su dimisión irrevocable en el minuto uno.

Me parece digna de estudio. Se le amontonan las pruebas en su contra, pero ella ni se inmuta. Y lo que me asusta es que es una prueba palpable, y si me permiten, caricaturesca, de la sensación de impunidad con la que se manejan muchos cargos públicos en este país. ¿Creen que somos tontos? O algo peor. A veces me pregunto si es que, de verdad, somos tontos.

Cifuentes y su mediático máster son el iceberg de un sistema corrompido hasta las trancas. Peor aún. De una sociedad corrupta que, aparte de trapichear con lo que tiene a mano, en el día a día, en la cotidianidad del español de a pie, ampara o ataca al ladrón de turno en función del partido al que pertenezca.

En España nos tiramos los corruptos a la cabeza, como si fueran pelotas, como si jugáramos un imaginario partido de pimpón. Y en esa contienda entran medios de comunicación, colectivos, ciudadanos de a pie... Que la Cifuentes tiene un máster que no cursó, no importa. Lo que importa es que lo filtró un profesor del PSOE. Que la trama Gürtel robó tanto..., la de los Ere del PSOE andaluz hizo más daño. Que mis políticos se saltan la Constitución en el Parlament, no importa, el Gobierno central es fascista y mis presos son presos políticos.

En fin, esta España democrática huele a podrido. Urge una regeneración profunda, a gran escala, que filtre vicios y limpie el sistema.

Gaumet Florido es periodista y redactor de Canarias7 en la ciudad de Telde.