El Cristo de Telde vuelve a su 'hogar'

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Telde.- Con el fervor de siempre, cientos de feligreses arroparon esta noche, con el templo de San Juan a rebosar, el retorno de la venerada imagen del Cristo de Telde a su hornacina en el Altar Mayor, su hogar habitual. TA avanza imágenes.

La ciudad de Telde se despidió un año más de la preciada imagen tras unas fiestas de carácter estrictamente religioso que comenzaron el pasado día 11, víspera de la bajada de la talla modelada en México en el siglo XVI, con el pregón que ofreció el sacerdote y doctor en Historia, Juan Carlos Arencibia.

Las tres naves del templo matriz de San Juan se quedaron pequeñas para albergar a los cientos de devotos que quisieron estar los últimos minutos junto al Santo Cristo, muchos de los cuales se tuvieron que conformar con hacerlo desde la plaza pública.

Un año más, la Basílica volvió a ser testigo de innumerables muestras de emoción incontenida cuando pasadas las 20.30 horas, al término de la misa presidida y oficiada por el sacerdote granadino José María Boliva y concelebrada por un grupo de ocho curas del Arciprestazgo de Telde, dio comienzo el ritual de la subida.

Una ceremonia que desde 1962, cuando se instauraron las bajadas anuales, se repite cada año, pero que no por ello ha perdido la emoción y el fervor que cada 22 de septiembre envuelven a la efigie en su retorno al Altar Mayor.

Fueron precisamente los sacerdotes los encargados de trasladar a la efigie desde su torno móvil, ubicado a los pies del presbiterio, hasta el Altar Mayor en donde la entregaron a los seis porteadores que con ayuda de dos escaleras y dos sogas la devolverían a su emplazamiento habitual, en lo alto de del retablo barroco que cubre el testero principal del templo teldense.

Fue en ese preciso instante cuando la emoción se desató. Entre gritos de “¡Viva el Santo Cristo de Telde!", las lágrimas y los aplausos de la muchedumbre, algunos no quisieron incluso perder la ocasión de retratar la maniobra con sus móviles, poco a poco, y con una apacible cadencia, la imagen fue ascendiendo con serenidad hasta ser depositada en la hornacina del retablo. La Banda de Música de Telde puso fin a la ceremonia interpretando la canción y el himno dedicado al Santo Cristo.