TELDEACTUALIDAD
Telde.- Están en tierra de nadie, a caballo entre Telde y Santa Brígida. La mayoría de los vecinos de La Culata, un pago próximo a Las Goteras, reside en el municipio satauteño, pero su única entrada por carretera es por Telde y aquí no deben saber siquiera que existen. El acceso está en mal estado y afectado por derrumbes.
Miguel y Marina Suárez, además de hermanos, son vecinos de La Culata y se quejan del olvido al que les someten las administraciones, en particular, la de Telde. «Solo pedimos que aunque sea acaben con los peligros de derrumbes de la entrada y que nos tapen algunos baches», apunta Miguel. Hay tramos, de hecho, donde el asfalto pasó a mejor vida. La vía discurre por un entorno rural y tampoco les despejan las orillas de matojos, según publica Canarias7.
«Lo poco que se ha hecho es porque lo hemos pagado los propios vecinos», apostilla Marina. Calculan que hay como 10 casas en zona de Telde y 21 en terrenos de Santa Brígida. «Solo se acuerdan de nosotros para los impuestos».
Son pocos, están lejos y en medio de una frontera, un cóctel de factores para que los hayan condenado al olvido, que es justo de donde quiere rescatarlos Unidos. Dos de sus concejales, Juan Antonio Peña, por Telde, y Martín Sosa, por Santa Brígida, se han confabulado para darles voz.
Sosa recuerda que hace un año el alcalde satauteño, José Armengol, les prometió en una asamblea en Las Goteras que contactaría con su homóloga de Telde, Carmen Hernández, para buscarles una solución conjunta. Pero nada se supo. En el pleno del 31 de agosto Sosa le recordó la promesa «y el alcalde respondió que está en conversaciones».
Este edil calcula que esta vía no se asfalta desde 1994 y propone, junto a Peña, que los dos ayuntamientos unan fuerzas para presentar un proyecto al alimón. «No es un problema de dinero, sino de voluntad política».
Mala visibilidad. Si se viene de Telde por la GC-80, la entrada a La Culata, aunque muy estrecha, no es difícil. Pero si se procede de Santa Brígida, o se quiere salir de La Culata y girar en dirección a ese municipio, el quiebro es de 180 grados. No hay visibilidad y exige maniobra. Un cruce muy peligroso.
Teniques en suspenso. El primer tramo del acceso, muy angosto, linda con un risco en descomposición. Aun quedan huellas de viejos derrumbes. Hace unos años cayeron teniques de tal tamaño que les cerraron la vía con una cinta. ¡Y es su única entrada!
Telde no les da ni agua. Marina paga su IBI en Telde, pero es de Santa Brígida de donde le llegan el agua y la luz. La acometida hasta el contador se la costeó ella misma.
A tientas de noche. Otra vez le toca perder por estar en el lado teldense de la frontera. En Santa Brígida tienen farolas que les alumbran. Ella enciende la luz de su portal. Si no, a oscuras.






















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