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José Vélez en una actuación en el Auditorio Alfredo Kraus de la capital grancanaria/TA. José Vélez en una actuación en el Auditorio Alfredo Kraus de la capital grancanaria/TA.

El señor embajador de Telde en el mundo

direojed Jueves, 22 de Diciembre de 2022 Tiempo de lectura:

(Dedicado a mi buen amigo José Velázquez Jiménez).

Ya advirtió el siempre docto sacerdote, historiador y arqueólogo don Pedro Hernández Benítez de memorable memoria que, al fundarse nuestra ciudad por segunda vez (La primera de sus fundaciones europeas tuvo lugar a partir del 7 de noviembre de 1351), por los capitanes de la Real Hermandad de Caballeros de Andalucía en la primavera-verano de 1483, ésta surgió de forma tricéfala, es decir, con tres polos de desarrollo urbanístico: los actuales Barrios de San Juan, San Francisco y Los Llanos de San Gregorio.

 

El primero de ellos no ha mutado su nombre, el segundo lo cambió de forma radical, pues al principio se llamó del Altozano y también del Altozano de Santa María de La Antigua; el tercero lo hemos ido trocando ligeramente según gusto y costumbre de cada época, así en el pasado más remoto se le llamó de Los Llanos de Jaraquemada, también aparece consignado como Barrio de Arriba, cuando no de Berbería.

 

Si en un primer  momento el distrito de Los Llanos de San Gregorio se circunscribía a los alrededores del ingenio azucarero de los Palenzuela y de la Ermita del Santo Milagrero y de Nuestra Señora del Buen Suceso, muy pronto ese núcleo urbano inicial fue creciendo y, ya en el siglo XVIII duplicaba la población de los otros dos barrios primigenios. Situación ésta que se mantiene in crescendo a lo largo de la centuria decimonónica, para no parar en su ascenso durante todo el siglo XX.

 

Decir Los Llanos de San Gregorio o de Telde es unir bajo un mismo topónimo lugares o espacios tales como: El Roque, El Cascajo de Santo Domingo, la Hoya de la Perra, La Cuesta del Valle, El Punto Fielato, La Barranquera, Arnao, La Planta de la Luz o las urbanizaciones Ascanio, Mayor, Picachos y más recientemente El Campillo.

 

Es Arnao y su célebre parque, uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad, ya que durante muchísimos años fue el único calificado como tal en todo el municipio. Decir “vengo o voy al parque”, remitía inmediatamente a la antigua Plaza de Arnao, con posterioridad durante la II República Parque de Franchy Roca. En 1939 las autoridades franquistas lo denominaron en de León y Joven, permaneciendo así durante los cuarenta años de dictadura, para de vuelta la democracia denominarse de nuevo como el celebérrimo político republicano federal grancanario (José Franchy Roca 1871-1944).

 

Los que hemos nacido y vivido el Telde de aquellos años posteriores a la Guerra Civil Española, tenemos una visión exacta de la artificial evolución de ese lugar llanense, en donde unas cuantas calles, más o menos anchas y rectilíneas, se entrelazaban por vericuetos callejones, la mayor parte de ellos con entrada, pero sin salida (Expresión esta última que tomamos de un bello verso del poeta y dramaturgo teldense Montiano Placeres Torón, 1885-1938).

 

En la hoy calle José Vélez tenía su hogar familiar el matrimonio formado por doña María Encarnación Jiménez Morales y don Nicolás Velázquez Vega, quienes crearon una extensa familia formada por nueve vástagos: María, José, Cele, Encarnación, Ana Rosa, Domingo, Nicolás (+) Francisco y Víctor. Como tantos otros, los Velázquez Jiménez vivieron con estrecheces a pesar de la laboriosidad de sus progenitores. Al recordarlos a todos, destacan ciertas virtudes comunes, bien arraigadas en sus corazones gracias al ejemplo vital de sus padres María Encarnación y Nicolasito, este último célebre vendedor de Helados Cazorla.

 

Ahora bien, ¿Qué hubiese sido de todos ellos de no haber surgido la figura artística de José? Pues, seguramente, hubiesen salido adelante con miles de sacrificios y no pocos apuros. Pero la suerte les sonrió el día que el joven Joselillo Velázquez se presentó en el concurso de la canción, celebrado en la Plaza de San Juan por las fiestas del Santo Co-Patrono de la Ciudad. Allí, confirmó su creciente popularidad y abrió las puertas definitivas de su profesión.

 

Después vinieron años de enconado trabajo en Madrid. Poco a poco, pero de manera casi fulminante fue ganando fama y prestigio, consolidándose como una de las voces más bellas del panorama melódico español, sólo comparable con Rafael, Nino Bravo o Pablo Abraira. Quienes deseen comprobar esta afirmación, echen un vistazo a su curriculum vitae oficial en Wikipedia o Google, en donde se destaca su meteórica carrera participando en los principales concursos y festivales internacionales de la canción, tales como: Viña del Mar (Chile), Sopot (Polonia), Eurovisión en 1978 en París, O.T.I…. Y así un largo listado de eventos en los que siempre destacó y brilló con luz propia.

 

José Vélez ha triunfado y sigue triunfando en el corazón de sus miles de seguidores entre los que, por supuesto me encuentro. Nosotros que hemos seguido paso a paso su carrera de más de cincuenta años en los escenarios en todo el mundo, congratulándonos cada vez que nos llegan noticias suyas de Hispanoamérica, pues es allí y en donde sus hazañas artísticas han llevado el buen nombre de Telde y Canarias a los grandes auditorios y teatros.

 

La América Hispana es tierra de grandes compositores y cantantes, por lo que triunfar en esos lares es harto difícil; no así para nuestro cantante teldense, su buen quehacer sobre las tablas en Argentina, Chile, Colombia, etc., le han colocado en lo más alto del pódium artístico. Sus continuos viajes a esos países certifican de manera inequívoca, el cariño y admiración que se le tiene. Un crítico de los teatros porteños (Mal llamados bonaerenses) reseñó en un rotativo de la capital argentina que la acogida del público al cantante José Vélez estaba siendo similar a la que le brindaban a Carlos Gardel en sus mejores tiempos.

 

Cuando hablamos de José Vélez o de José Velázquez, hablamos de un hombre sencillo, afable, cariñoso, entregado por entero a su vida profesional y familiar. En su casa de La Garita (Costa de Telde), ha creado un hogar familiar, como ya lo había hecho en su casa madrileña, junto a su esposa María Teresa Rivero Rivero, quien lo mima en demasía y lo colma de atenciones.

 

Los teldenses lo sabemos de sobra, los foráneos tal vez no, pero Pepe ha sido la tabla de salvación de sus hermanas y hermanos, así como de sus sobrinos. Ya que, al faltar su padre, asumió el rol de cuidador de su numerosa familia. Generoso cuando más, ha trabajado y trabaja con ahínco para mantener prendida la llama del Arte en su corazón y ello es correspondido con la admiración que causa entre sus miles de seguidores.

 

En muchas entrevistas le han preguntado por sus orígenes y él, con sano orgullo, contesta rápidamente que procede de Canarias, para seguidamente, reseñar de Gran Canaria, de la Ciudad de Telde.

 

Al ser abanderado de nuestra ciudad por el Mundo, el Consistorio teldense, por unanimidad le concedió el siempre honroso título de Hijo Predilecto. Acto de justicia que honra más a quienes se lo dieron que a él mismo, ya que para los teldenses en general, nunca ha dejado de ser uno de los más excelentes entre los nuestros. Su nombre, José Vélez, es sin duda alguna, el más internacional de cuantos se han acuñado en esta ciudad, si se tiene en cuenta el número de países en el que es reconocido.

 

José Vélez, el hombre y cantante, el ser especial de biografía ejemplarizante es un claro referente para las jóvenes generaciones de nuestra ciudad. Buena idea sería que la Concejalía de Educación lo contratara para visitar todos y cada uno de nuestros centros de eneñanza y, a la vez de cantar alguna que otra canción, el alumnado podría convivir unos minutos con él en animada y cómplice charla. Seguramente nuestros escolares no olvidarían jamás la humanidad de este verdadero Señor Embajador de Telde en el Mundo.

 

Antonio María González Padrón es licenciado en Historia del Arte, cronista oficial de Telde, Hijo Predilecto de esta ciudad y académico correspondiente de la Real Academia de la Historia.

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