Ciudadanos desaprensivos

CARMELO ALMEIDA

Por lo general, los ciudadanos a menudo criticamos a los políticos que nos gobiernan y en muchas ocasiones tenemos razón, entre otras cosas, porque están ocupando esos puestos ya que nosotros los hemos votado para que administren la “cosa pública” y no siempre están acertados en su labor.

Eso es una cosa y la otra es lo poco civilizados que resultan ser muchos ciudadanos de nuestro entorno, sobre todo, no respetando las normas comunes y en especial las de la limpieza.

Todos los días podemos comprobar los esfuerzos que están haciendo los responsables de la limpieza, concejal, encargados y operarios para mantener la ciudad limpia, pero parece que todos los esfuerzos son pocos si a los pocos minutos se tira la basura al suelo y no se hace un uso correcto de las papeleras.

Más grave es cuando de los excrementos de los perros se trata. Hay que ver los guarros que resultan algunos de los ciudadanos y ciudadanas cuando pasean a sus mascotas y van dejando  los excrementos sembrados por avenidas y aceras como si de flores de camino se tratara.

Son casos muy destacados los de la costa de Telde. Muchos son los vecinos que van todos los días tan orgullosos de sus mascotas paseando por la avenida, pero a pocos son los que vemos con bolsas de plástico para recoger los excrementos y menos aún, con la botellita de agua y amoniaco para limpiar tanto los restos de la caca como los orines que van dejando unos resultados lamentables.

Pero más lamentable me parece cuando los vecinos de las playas de Salinetas, Clavellinas, Melenara, Taliarte y todo el resto de la costa abren la puerta para que su perrito vaya a su libre albedrío a hacer sus necesidades sin control alguno. Lo hemos visto, perros sueltos con sus collares, pero sin dueño, que pasan dejan unos cuantos chorritos en las esquinas marcando su terreno, echan su gran y olorosa cagada y se van tranquilamente. Esto es de guarros y guarras, pero yo digo más, es de sinvergüenzas. No merecen llamarse ciudadanos y menos ser respetados por los demás, porque saben perfectamente para qué les abren la puerta a sus perros y son consientes de la suciedad que van sembrando. Algunos, incluso, quieren presumir de renombre de apellidos ilustres y ser ciudadanos de “media capa”, pues yo les digo públicamente, que son unos guarros de “capa entera”.

Otro centro que llama mi atención es Parque de San Juan. Allí el concejal de parques y jardines del PP, en el mandato anterior, se gastó el dinero que no tenía en hacer un parque para perros. En su momento no lo critiqué aunque tuve que hacer un esfuerzo para contenerme, sobre todo, por respeto a aquellos que les gustan los perros. Pero resulta que esos amantes de los animales no respetan al resto de los ciudadanos y no se limitan al sector reservado para los perros, sino que campean por todo el parque, incluidas las praderas de césped, dejando su huella en forma de rosco oloroso en ellas. Luego vienen las madres con sus hijos pequeños con el riego de llevarse una sorpresa desagradable. No usan la puerta destinada a entrar con su mascota sino que lo hacen por cualquiera de ellas, saltándose la norma sin preocupación alguna. Perros que según la  Ley de especies peligrosas deberían ir con bozal, pero les da igual.

Desde estas páginas hago un llamamiento a la nueva corporación que administra los intereses de Telde en estos cuatro años, que desempolven la ordenanza de tenencia de mascotas, que la revisen y que la endurezcan, pero sobre todo, que la hagan cumplir sin miramientos ni amiguismos, implicando a la policía en esta labor, con unas buenas sanciones que les duela en el bolsillo.

Otra medida es crear el servicio de recogida de perros abandonados y perro que vaya suelto sin dueño que los recojan y a la perrera con ellos y cuando sus propietarios quieran retirarlos sanción que te pongo. También la creación del teléfono para la denuncia vecinal, si comprueba que su vecino no cumple con la norma, denuncia al canto. Así quizás podrán “meter a viaje” a tanto desaprensivo hediondo que anda suelto.

Carmelo Almeida Santana es licenciado en Derecho y dirigente vecinal de Telde.