TELDEACTUALIDAD
Telde.- El vandalismo vuelve a hacer de las suyas en el Valle de Jinámar. En esta ocasión, el centro de atención de los gamberros ha sido el velatorio municipal sin abrir construido hace más de tres años en la trasera de la Casa de la Condesa. Los destrozos ocasionados afectan a las vitrinas, baños y hasta los catafalcos.
El equipamiento público de 150 metros cuadrados que supuso una inversión de casi 200.000 euros de fondos del segundo Plan Zapatero en 2010 ha vuelto a ser objeto de actos vandálicos, como ya lo fuera hace años cuando los cacos se llevaron los motores externos para la refrigeración de las cámaras.
Ahora, según publica
Canarias7, los amigos de lo ajeno penetraron en su interior por la puerta trasera y destrozaron todo lo que encontraron en el pequeño
inmueble. Hasta les sirvió de cama improvisada el catafalco de uno de los dos túmulos del velatorio, a juzgar por los preservatvos que dejaron desperdigados en torno a la estructura de mármol negro, también rota.
El nuevo asalto ha destrozado las luces de emergencia, las dos cristaleras, los lavamanos de los baños para llevarse la grifería y se arrancaron de cuajo la puerta de aluminio de una de las salas de exposición de cadáveres.
Rehabilitación de una antigua edificación
Para este equipamiento se rehabilitó con fondos del Plan Zapatero una antigua edificación, en la que se acondicionaron dos salas para velar a los difuntos, cada una de ellas con su propio aseo, y una sala de espera.
El nuevo velatorio está enclavado dentro del parque del Valle de Jinámar y además de un fácil acceso dispone de una amplia zona de aparcamientos y espacios libres ajardinados, manteniéndose aún así lo suficientemente alejado de las zonas residenciales, tal como se establece en las normativas.
Tal como se recogía en la memoria final del proyecto se modificaron parcialmente los huecos dotándolos de nuevas carpinterías, reinterpretándolas y adecuándose a las nuevas solicitaciones, garantizando la buena iluminación y ventilación de todo el edificio incluidos sus aledaños. Además se demolieron elementos interiores para albergar las nuevas piezas funcionales y se enrasó el original suelo escalonado en un solo nivel.
Por otro lado, se dispusieron las piezas higiénicas con sus correspondientes instalaciones sobre nuevos tabiques y falsos techos que ocultan las instalaciones y se instalaron sendas cámaras frigoríficas que logran una temperatura interior de entre 0º y 8º, con todas las garantías de funcionalidad y durabilidad. Estas cámaras mantienen una relación visual con cada sala para familiares mediante un cerramiento de vidrio especialmente diseñado e instalado para tal fin, cumpliendo los requerimientos técnicos demandados en cuanto a seguridad frente a impacto y aislamiento térmico-acústico. Se cuidó además de disponer de un espacio de almacenamiento personal realizado en obra, en cada sala. Entre las dos salas destinadas a velar a los difuntos se encuentra la entrada principal al velatorio y la sala de espera común.
Es importante señalar que para la distribución interior se tuvo en cuenta especialmente teniendo en cuenta la limitación espacial, con especial atención a la relación entre la cámara mortuoria y el espacio de distribución-acceso a la misma y el aseo (en ambas salas), de modo que se consigue la máxima amplitud para favorecer el uso contando con accesos directos desde la fachada trasera a través de un vial habilitado para el transporte. Este vial de acceso rodado y el ámbito de entrada al edificio son completamente independientes al tránsito de acceso público y familiar al velatorio y conducen directamente al espacio individual para la realización de la tanatoestética.
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