Una inspectora de trabajo confirma que al funcionario Raúl Santana lo tuvieron sin tareas en Telde

Telde.- Tras 5 horas de juicio de la primera sesión de la vista por un supuesto delito contra la integridad moral del funcionario Raúl Santana, lo único que parece confirmado es que el trabajador se vio en una oficina de la Gerencia de Jinámar con una mesa, tres sillas, varios folios y un bolígrafo, sin tareas, ordenador ni teléfono. Hoy declaran 9 testigos y acaba.

 

Esa descripción del estado en el que se vio Santana entre septiembre de 2003 y junio de 2004 figura en el informe que emitió en su día la inspectora de trabajo Raquel Cerrato y que ayer ratificó en videoconferencia desde Tenerife, según la información que publica este viernes de la primera sesión de este juicio que publica Canarias7.

 

Aunque la defensa de uno de los acusados trató de probar que la Inspección Laboral no tiene competencias en estos casos, su testimonio no fue rebatido ni por los acusados ni por los testigos. “Constaté falta de ocupación y una intencionalidad de que estuviera sin funciones atribuidas”, detalló la perito a preguntas de la fiscal, Teseida García.

 

Falta saber quién decidió tener así al trabajador, que es por lo que se sientan en el banquillo del Juzgado de lo Penal 2 de la capital sus superiores jerárquicos de entonces, el exedil de Urbanismo, Guillermo Reyes (Ciuca) y los ex jefes de Urbanismo, María Jesús Santana (junio de 2003- junio de 2004) y José Luis Mena (de ese junio en adelante).

 

La estrategia de las defensas de Reyes y de la arquitecta municipal fue similar. Ni tenían competencias en materia de personal ni les llegaron las quejas del trabajador. Es más, ni lo conocían. “No me entrevisté con ese señor, vamos, con él no he hablado nunca”, llegó a decir Reyes, cuya versión contradice la de Santana, que aseguró que fue Reyes quien le anunció el traslado a Jinámar.

 

Y la defensa de Mena trató de hacer ver que fue él quien resolvió el problema, porque nada más ser nombrado jefe y al saber por Raúl de su situación, mandó trasladarlo a Medio Ambiente en San Juan y que se le dieran tareas.

 

Tanto la magistrada, Natalia Suárez, en sustitución ayer de la titular, Mónica Oliva (su padre iba de testigo), como la fiscal no pudieron ocultar cierta contrariedad ante los balones fuera que echó el concejal Reyes, que dijo que casi no tenía competencias, y los olvidos del exedil de Personal, Carmelo Oliva, que vino como testigo. “Soy una persona mayor”, dijo. “¿Y entonces para qué votamos en las elecciones si resulta que en Telde los que mandan son los técnicos y no los concejales?”, se le escapó a la fiscal. Intentó sin éxito que le indicara si él pidió el traslado de Santana el 20 de junio de 2003 a Recaudación y quién se lo pidió, un mes después, para Medio Ambiente, que es donde supuestamente se produjo el acoso.

 

Raúl Santana dijo haberlo pasado muy mal, que fue Guillermo quien lo mandó a Jinámar, que habló 5 o 6 veces con María Jesús y solo le daba evasivas, y que Mena le sacó de Jinámar, pero consintió que siguiera sin trabajo y en “una mesa con dos burras”.

El exedil de Urbanismo insistió en que no conocía a Raúl en 2003. Ni lo vio en el incidente electoral por el que el trabajador lo denunció. Que no sabía si estaba en la Gerencia y que a él ni a la jefa de servicio le llegaban quejas de empleados, que iban a Personal. “Nunca supe lo que le pasaba, me enteré después, por la prensa”. Dijo que cuando se pide personal, se piden categorías profesionales, no nominalmente, por lo que desmintió haber pedido a Raúl.

La exjefa de Urbanismo (junio 2003-junio 2004) subrayó que ella estaba para cuestiones técnicas, que estaba muy liada con la revisión del Plan General y que ella no llevaba asuntos de personal. Con todo, dejó claro que nunca le constó que Raúl trabajara en Ordenación Territorial. “Nunca me llegaron escritos suyos”.Es más, “no le ponía cara a ese nombre”. Negó que ella le debiera favores a Reyes porque su padre estaba en su plataforma electoral.

El sustituto de Santana al frente de Urbanismo sí confesó conocer y tener cierta amistad con Raúl y dijo que en cuanto supo de su situación, mandó trasladarlo, el 18 de junio de 2004, a las oficinas de Medio Ambiente en San Juan. “Yo no permito esas historias”. Pero Raúl siguió denunciándole, en septiembre de 2004, que seguían sin darle tarea y “a mí me decían de él que no quería trabajar”. Raúl dijo que Mena le confesó que Reyes le presionaba para amargarlo.