Tufia, una cala para los amantes de las rocas

TELDEACTUALIDAD

Telde.- Tufia es una pequeña cala de 110 metros de largo plagada de encanto. De arena negra y piedras, es ideal para los amantes de las rocas. Sus aguas tranquilas guardan un fondo marino de gran riqueza. No dispone de vigilancia, tampoco de baño ni balneario, pero si cuenta con un chiringuito.

Canarias 7 en su serie sobre las vacaciones en familia ofrece un reportaje sobre esta cala teldense elaborado por la periodista Cristina González Oliva, que TELDEACTUALIDAD reproduce a continuación para su interés.

El encanto de la pequeña cala

Por Cristina González Oliva (Canarias 7)

Tufia es como una gran familia. Varias generaciones conviven en verano en esta pequeña cala de Telde, entre el aeropuerto y El Goro. Algunas personas residen todo el año, pero la gran mayoría tiene una segunda casa a la que se muda en época estival junto a abuelos, padres, tíos, hermanos e hijos.

Martina Blanco tiene sólo tres años y medio, pero camina sobre las rocas con tanta soltura que pareciera que pisa sobre una superficie más firme. Es la ventaja de haberse criado en la playa de Tufia y haber casi empezado a dar sus primeros pasos en la piedra húmeda y sus charquitos. Su prima Lara González, de año y medio, seguro que seguirá su destreza porque también es asidua a este lugar. Las madres de las dos pequeñas, varias décadas antes, pasaron por lo mismo.

Delfina Monroy, madre de Lara, y su hermana Teseida, progenitora de Martina, vivieron desde pequeñas la misma experiencia. Sus abuelos tenían vivienda en Tufia y recuerdan los veranos más maravillosos en familia junto a tíos, primos y hermanos. La casa se llenaba de vida y los colchones rodaban por el piso para acoger la avalancha. Lo curioso es que en esta zona no había electricidad hasta la década de los noventa, recuerda Teseida, así que no tenían ni televisión, ni dibujos animados. Les costaba volver a las rutinas cuando regresaban las clases.

Es una playa familiar y tranquila, especialmente entre semana, explican las dos hermanas. Los sábados y domingos suele haber overbooking por los amantes de esta playa que acuden incluso de otros municipios. Es que Tufia tiene un encanto especial, son esas que enamoran e imposibles de olvidar. Cuando baja la marea se quedan varios charcos en las rocas, donde los niños aprovechan a jugar sin peligro y hasta para coger caracoles y algún que otro pez despistado que se quedó allí sin poder regresar al mar.

Los pequeños están a su aire y no faltan vecinos y amigos que los cuiden y los vigilen. Delfina y Teseida reconocen que prefieren esta playa y la pequeña Martina si va a una cala de arena se aburre porque no hay charcos, cuenta su madre. Además, cuando deciden bañarse, el mar está tranquilo porque no hay grandes olas. Los amantes del snorkel tienen aquí un paraíso gracias a los innumerables recovecos de las rocas bajo el agua y la gran variedad de riqueza marina.

Hasta finales de agosto el barrio está en fiestas, así que se prepara para acoger más visitantes. Las casas se abren de par en par para recibir a los amigos y más familiares. No falta tampoco el chiringuito a pie de playa que alivia la sed con cervezas a un euro, además de otras bebidas frescas.