Jorge Rivero: el símbolo del Castro Morales se retira en lo más alto

Con 26 años le toca dar un paso al costado y reciclarse en labores técnicas y directivas. Porque Jorge Rivero no dice adiós a la lucha. El capitán del Castro Morales, flamante campeón del Torneo de Lucha Corrida tras batir el viernes al Maninidra, seguirá a pie de terrero. «Esto es mi vida», resume en un reportaje que este martes publica Canarias7.

 

En Arinaga y con un gran título en juego. Así quiso el destino que Jorge Rivero viviera su última noche en la arena. Los médicos habían sido lo suficientemente concluyentes con él: las dos hernias de cervicales que le venían atosigando desde hace tiempo comprometían su salud si mantenía la actividad luchística. «No me quedaba otra que dejarlo», admite recordando lo que le tocó vivir antes del adiós. Noches sin dormir plagadas de tranquilizantes y la resignación por ver truncada de manera prematura su carrera ya han quedado atrás. Porque el desenlace exitoso que vivió y las incontables muestras de apoyo que no ha parado de recibir hacen de él, hoy, un hombre nuevo.

 

«Sabía que me tenía que despedir y estaba muy triste. Pero llegamos a la final y eso ya me producía gran felicidad. Ganarla fue lo máximo después de tantos dolores y todo lo que me tocó vivir en las celebraciones, el no va más para mí», confiesa emocionado.

 

Desde hace trece años pertenece a la disciplina del Castro Morales, del que, además, ejerce de vicepresidente, lo que barniza de sentimientos muy íntimos los momentos que acumula en los últimos días.

 

«Pude ayudar al equipo, porque el entrenador me sacó pronto y tumbé a dos adversarios. Ya cuando caí rompí a llorar porque sabía que todo se acabada ahí. Pero ver camisetas con mi nombre, pancartas... No esperaba nada de eso y fue una locura», añade Rivero en su evocación.

 

Y no es para menos. La larguísima sequía de títulos que marcaba la actualidad del Castro Morales se rompía de una vez coincidiendo con la retirada de uno de sus estandartes y símbolos. «Miro el título y me llena de felicidad. Han sido muchos años de lucha, de grandes experiencias. De días buenos y menos buenos. Pero todo ha merecido la pena. Y me siento un privilegiado por haber dejado la lucha siendo campeón con mi equipo y notar que la gente me quiere y respeta tanto. Más no puedo pedir porque, repito, no he parado de emocionarme en los últimos días», abunda.

 

Este refuerzo anímico le permitirá «seguir con más fuerzas» en la estructura directiva del conjunto representativo de la Ciudad de los Faycanes. Lo razona desde el corazón: «El Castro Morales es algo más que un club. Tenemos muchos desafíos pendientes, una escuelita con muchísimos niños que nos vincula totalmente. Y la historia que hay detrás, los sacrificios de tanta y tanta gente, las empresas que nos han brindado su apoyo... Hay mucho por seguir haciendo y ahí estaré. Es una vinculación familiar que se mantendrá», apunta.

 

En el Castro Morales fue noticia ayer la confirmación de la marcha de Eliecer Gutiérrez, su mejor puntal, que ha decidido enrolarse en las filas del Rosario de Fuerteventura. Gutiérrez ha reconocido que le duele dejar el Castro Morales - «el mejor equipo en el que he estado», dijo en las redes sociales- y ha prometido volver.

 

La directiva ya ha movido ficha y tiene ultimada la incorporación de su sustituto. Las gestiones se han llevado con máximo sigilo y será mañana cuando se anuncie el nombre del elegido en un acto al que se desea dar máxima promoción.