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Portada de El sueño del celta (Foto TA) Portada de El sueño del celta (Foto TA)

El sueño del celta

TA ofrece un análisis de la maestra Ana María Florido sobre el libro de Mario Vargas Llosa

cojeda Domingo, 05 de Octubre de 2014 Tiempo de lectura:

TELDEACTUALIDAD
Telde.- La maestra teldense Ana María Florido, articulista de TELDEACTUALIDAD, ofrece una nueva colaboración literaria que le lleva a realizar una reflexión del libro El sueño del celta, del Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa. La historia recrea la vida de Roger Casement y el título hace referencia a un poema del mismo nombre que fue escrito por el protagonista de la narración. La aventura que cuenta esta novela empieza en el Congo en 1903 y termina en una cárcel de Londres, en 1916.
  
Un placer: la lectura
El sueño del celta
Por Ana María Florido 
Me gusta dejar novelas históricas por la profundidad de su fondo para leerlas en verano y una de ellas para el verano de 2012 fue ésta. Mi imaginación voló desde lo más recóndito del continente africano a lo más exótico del americano, sin dejar de pasear por la Irlanda nacionalista del continente europeo, sintiéndome ciudadana del mundo a la deriva, al palpar tantas injusticias, barbaries por los países colonizadores, que entendían que el fin justifica los medios, junto al protagonista de la novela, en su aventura existencial, que no tuvo claro cuales eran sus auténticas raices, “desde que, niño, la muerte de su madre lo sumió en una orfandad de la que nunca más se pudo librar”.
 
El sueño del celta (2010) es una novela del escritor peruano Mario Vargas Llosa. Premio Nobel de Literatura 2010.
 
La historia recrea la vida de Roger Casement y el título hace referencia a un poema del mismo nombre que fue escrito por el protagonista de la narración.
 
La aventura que narra esta novela empieza en el Congo en 1903 y termina en una cárcel de Londres, una mañana de 1916. Aquí se cuenta la peripecia vital de un hombre de leyenda: el irlandés Roger Casement. Héroe y villano, traidor y libertario, moral e inmoral, su figura múltiple se apaga y renace tras su muerte. El sueño del celta describe una aventura existencial, en la que la oscuridad del alma humana aparece en su estado más puro y, por tanto más enfangado
 
Casement fue uno de los primeros europeos en denunciar los horrores del colonialismo. De sus viajes al Congo Belga y a la Amazonía sudamericana quedaron dos informes memorables que conmocionaron a la sociedad de su tiempo. Estos dos viajes y lo que allí vio cambiarían a Casement para siempre, haciéndole emprender otra travesía, en este caso intelectual y cívica, tanto o más devastadora. La que lo llevó a enfrentarse a una Inglaterra a la que admiraba y a militar activamente en la causa del nacionalismo irlandés.
 
También en la intimidad, Roger Casement fue un personaje múltiple: la publicación de fragmentos de unos diarios, de veracidad dudosa, en los últimos días de su vida, airearon unas escabrosas aventuras sexuales que le valieron el desprecio de muchos compatriotas.
 
Los grandes temas de la novela son:
Nacionalismo: Es en sus ideas políticas donde se muestran buena parte de las paradojas del personaje. La vida de Roger Casement invita a reflexionar sobre las virtudes y defectos del nacionalismo: de un lado, la lucha heroica por la conservación de la pureza de unas tradiciones, incluida una lengua arrinconada por el poder del inglés; de otro, el extremismo que lleva a Casement a traicionar al país que tantos años representó y por el que fue reconocido y condecorado, y con ello a perder la amistad y el favor de quienes estuvieron con él en la lucha contra el colonialismo africano y americano.
 
La inmersión en el personaje que nos permite la novela nos ofrece, sin embargo, un carácter humano palpitante y lleno de paradojas en lo que a sus creencias políticas se refiere, y que tomará partido radical en parte arrastrado por unas circunstancias históricas que llevarían al mundo a una guerra. De este modo, pese a sus convicciones nacionalistas y el amor que profesa a Irlanda, Casement está lejos de ser un habitante del terruño y es el desarraigo el sentimiento que marca sus relaciones con el mundo.
 
Es en este ámbito donde cobra importancia la figura materna, imagen que lo acompañará hasta su último aliento y que representa la más sentida de sus patrias.
 
“El frailecillo alemán, allá en su convento de Agnetenberg, hacía quinientos años había dado en el clavo, expresado una verdad que Roger vivió en carne propia. O, mejor dicho, desde que, niño, la muerte de su madre lo sumió en una orfandad de la que nunca más se pudo librar. Ésa era la palabra que mejor describía lo que se había sentido siempre, en Escocia, en Inglaterra, en el África, en el Brasil, en Iquitos, en el Putumayo: un desterrado. Buena parte de su vida se había jactado de esa condición de ciudadano del mundo que, según Alice, Yeats admiraba en él: alguien que no es de ninguna parte porque lo es de todas. Mucho tiempo se había dicho que ese privilegio le deparaba una libertad que desconocían quienes vivían anclados en un solo lugar. Pero Tomás de Kempis tenía razón. No se había sentido nunca de ninguna parte”.
 
“¿Era posible que en la Irlanda futura el inglés retrocediera y, gracias a los colegios, a los diarios, a los sermones de los párrocos y discursos de los políticos, lo reemplazara la lengua de los celtas? En público, Roger decía que sí, no sólo era posible, también necesario, para que Irlanda recuperara su auténtica personalidad. Sería un proceso largo, de varias generaciones, pero inevitable, pues, sólo cuando el gaélico fuera de nuevo la lengua nacional, Irlanda sería libre. Sin embargo, en la soledad de su escritorio de Lower Baggot Street, cuando se enfrentaba a los ejercicios de composición en gaélico que le dejaba Mrs. Temple, se decía que aquél era un empeño inútil. La realidad había avanzado demasiado en una dirección para torcerla. El inglés había pasado a ser la manera de comunicarse, de hablar, de ser y de sentir de una inmensa mayoría de irlandeses, y querer renunciar a ello era un capricho político del que sólo podía resultar una confusión babélica y convertir culturalmente a su amada Irlanda en una curiosidad arqueológica, incomunicada con el resto del mundo. ¿Valía la pena?”
 
Colonialismo: Tema central del libro y de la biografía de Roger Casement es la denuncia de los abusos del colonialismo europeo, y ello en el sentido más habitual del término colonialismo, en tanto que sistema explotador de los pueblos pobres; pero también en el sentido más sutil que adquiere en el caso irlandés: el de una potencia que por siglos ha ocupado un país vecino vaciándolo progresivamente de su esencia, arrinconando sus costumbres y haciendo prácticamente desaparecer su idioma.
 
En el caso del colonialismo africano y americano, pone de relieve el callejón sin salida que supone la idea de progreso en los países pobres: la extracción de sus materias primas para a cambio venderles, a precio de oro, productos manufacturados, entre ellos armas, así como un arsenal de objetos de nula utilidad y coste ridículo. “[...] tomar nota de los barcos que llegaban y partían, de las existencias que descargaban los mercantes de Amberes —fusiles, municiones, chicotes, vino, estampitas, crucifijos, cuentecillas de vidrios de colores— y la que se llevaban a Europa, las inmensas rumas de caucho, piezas de marfil y pieles de animales. ¡Éste era el intercambio que, en su imaginación juvenil, iba a salvar a los congoleses del canibalismo, de los mercaderes árabes de Zanzíbar que controlaban la trata de esclavos y abrirles las puertas de la civilización!”
 
El grueso de sus denuncias se concentra en los abusos físicos que padecen los indígenas, engañados, saqueados, explotados y exterminados por las empresas caucheras. Por lo que toca al factor humano, estas denuncias serán las que verdaderamente conmocionen a la opinión pública europea, predisponiendo al Gobierno británico contra el proyecto colonial de Leopoldo II, en el caso del Congo, y en el caso del Perú contra los encargados americanos de la Peruvian Amazon Company, con Julio César Arana a la cabeza.
 
“— ¿Alguna vez tuvo usted que matar indios en el ejercicio de sus funciones?
Roger vio que los ojos del barbadense lo miraban, se escabullían y volvían a mirarlo.
 
— Formaba parte del trabajo —admitió, encogiendo los hombros—. De los capataces y de los «muchachos», a los que llaman también «racionales». En el Putumayo corre mucha sangre. La gente termina por acostumbrarse.
Allá la vida es matar y morir.
 
— ¿Me diría cuánta gente tuvo usted que matar, señor Thomas?
 
— Nunca llevé la cuenta —repuso Eponim con prontitud—. Hacía el trabajo que tenía que hacer y procuraba pasar la página. Yo cumplí. Por eso sostengo que la Compañía se portó muy mal conmigo.”
 
Homosexualidad: Siendo un tema tan apartado de los otros, tan recluido durante su vida al ámbito privado de su diario, sin embargo irrumpe de lleno en su imagen pública hacia el final de sus días, tejiendo una leyenda oscura alrededor del personaje. Y todo gracias a la dolorosa publicación de dichos diarios tras el apresamiento del diplomático en las costas irlandesas. En ellos vive abiertamente su homosexualidad, confiesa y detalla sus experiencias, anhelos y soledades. Es en esta esfera de su vida donde se concentra parte de su leyenda maldita, reforzada por la rigidez religiosa de una Irlanda que hasta mucho tiempo después no reconocería oficialmente a quien tanto luchó por su independencia, lo que nos da una idea del clima de intensa moralidad que dominaba aquellos días.
 
En este sentido, la novela en sí constituye una contribución a la rehabilitación del personaje histórico y, con ello, un acto de justicia. En opinión del autor, la homosexualidad que reflejan los diarios, al quedar reservada exclusivamente a un ámbito privado e inconfesable, se ve alimentada por la recreación literaria, por un deseo que es sublimado a través de la escritura.
 
Según las críticas:
El sueño del celta reúne algunas de las mejores virtudes del escritor y se integra, además, en la estela de motivos temáticos fundamentales reiterados a lo largo de su obra (El Cultural)
 
El libro me recordó a novelas de Figueroa donde te enseña realidades que están ahí y de las que no se habla. Eso sí, muchos menos crudo, mucho más histórico y bastante más denso.( Mi vida a parte. Blog)
 
Bibliografía: El sueño del celta. Mario Vargas Llosa. Alfaguara. El sueño del celta prisaediciones.
 
Ana María Florido es maestra, vecina de Telde y colaboradora de TELDEACTUALIDAD.
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