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Calle Méndez Núñez (Foto Luis A. López Sosa) Calle Méndez Núñez (Foto Luis A. López Sosa)

Méndez Núñez 'navega' por las calles de Clavellinas

Una calle del núcleo costero recuerda al marino y militar

Cristina Jueves, 02 de Abril de 2015 Tiempo de lectura:

En esta fresca mañana hemos encaminado nuestros pasos por la Urbanización de Clavellinas, del barrio de Melenara, donde vamos en busca de la calle Méndez Núñez. Su inicio lo encontramos en la calle Churruca) y, desde allí se proyecta con orientación Norte a Sur, para tras recorrer unos 140 metros, aproximadamente, ir a finalizar a su confluencia con la calle Hermanos Pinzón.

 

Por el Poniente linda con la calle Palos de Mogüer y por el Naciente lo hace con el Paseo Marítimo de Clavellinas.

 

Esta nominación al igual que las del resto de los viales que componente la urbanización que hoy visitamos, aparecen por primera vez en documentos censales fechados el 31 de diciembre de 1970, si bien, no se puede precisar la fecha de su aprobación al carecerse de documentación al respecto.

 

Lo cierto es que desde esa fecha conforman el Callejero del distrito 6º, sección 3ª del Censo Municipal de Habitantes y Edificios.

 

Sinopsis de la nominación

Casto Méndez Núñez, nace en Vigo, el día 1 de julio de 1824 y fallece en  Pontevedra, el día 21 de agosto de 1869. Fue un marino y militar español, contraalmirante de la Real Armada Española y héroe de la Guerra Hispano-Sudamericana, distinguiéndose en el Combate del Callao en el año 1866.

 

Sus restos mortales fueron sepultados en Pontevedra. Cinco años después de su muerte se trasladaron al panteón de la familia en la capilla de El Real, en Moaña, provincia de Pontevedra, ría de Vigo, donde fueron visitados el 2 de agosto de 1877 por el rey Alfonso XII, decretándose que fueran trasladados al Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando (Cádiz), lo que se realizó el 9 de junio de 1883, conduciendo los restos la fragata Lealtad, uniéndose a los honores la Escuadra británica al mando del almirante Dowell, que se hallaba fondeada en el puerto de Vigo.

 

El 23 de marzo de 1840 sentó plaza de guardiamarina en la compañía del Departamento de Ferrol. En el mismo año, se le ordenó embarcar en el bergantín Nervión. En 1842, embarcado como guardiamarina, realizó un viaje a la isla de Fernando Poo, distinguiéndose tanto por su buen hacer, por lo que en 16 de enero de 1846 se le ascendió al grado de alférez de navío. Trasbordado al bergantín Volador, por los grandes méritos que atesoraba se le nombró encargado de los guardiamarinas.

 

Por aquel tiempo, los disturbios producidos en Italia por los intentos de unificación y la proclamación de la República Romana habían despojado al Papa de sus bienes temporales. Narváez, por entonces Presidente del Consejo de Ministros, ordenó la formación de un ejército y despachó una expedición a Roma, habiendo acordado previamente su apoyo con las principales potencias católicas: Austria, Francia y las Dos Sicilias. A Méndez Núñez se le concedió, al igual que a todos los integrantes de esta expedición, la Cruz de Pío IX, concedida por el Papa, más el reconocimiento por sus distinguidos servicios, recibiendo las Gracias por Real Orden.

 

En 1850 se le ascendió a teniente de navío y se le otorgó el mando de la goleta Cruz, del porte de siete cañones. Con este buque realizó, por la urgencia de trasladar unos pliegos a La Habana, un viaje de dificultad extrema.

 

En el año de 1855, al terminar esta progresión de mandos y por sus dotes ya demostradas, fue llamado al Ministerio de Marina. Como su carácter era inquieto, en este puesto poco podía hacer, por lo que se dedicó a aprender procedimientos técnicos, por medio de la lectura y su estudio, llevándole a traducir del inglés un Tratado de Artillería Naval, que fue presentado a la Reina Isabel II , recibiendo por ello las Gracias por Real Orden.

 

Este mismo año recibió la orden de presentarse en las islas Filipinas, por lo que embarcó en el vapor de ruedas Narváez y se dirigió a su nuevo destino, donde realiza una gran hazaña ante los piratas filipinos. En 1861, fue ascendido a capitán de fragata y se le otorgó el mando de la goleta Constancia y con ella anexas todas las fuerzas sutiles del Sur del archipiélago de las Filipinas.

 

En enero del año de 1862 se le ascendió a capitán de navío, lo que le obligó a dejar las islas Filipinas y regresar a España. Al poco de su llegada se le otorgó el mando del vapor de ruedas Isabel II, con el cual participó en diversas comisiones, que una vez más pondrían su nombre como el de los de más méritos. Cuando estalló la Guerra Federal en Venezuela, se dirigió allí y negándose a reconocer el bloqueo que practicaban los insurgentes, con arreglo al derecho internacional, penetró en Puerto Cabello y protegió los bienes y vidas de los extranjeros.

 

A su regreso a la península, se le dio el mando de la fragata Princesa de Asturias, con la que participó en el bloqueo de Manzanillo y de Montecristi, aunque no por mucho tiempo, pues siendo bien conocido de sus superiores, se le asignó el mando en el Ministerio de Marina, como jefe de personal.

 

Durante la guerra entre Bolivia, Chile, Ecuador y Perú, por un lado, y España, por el otro (1864-1866), dirigió la escuadra española a bordo de la fragata Numancia.

 

Fue nombrado vicepresidente de la Junta Provisional de Gobierno de la Armada por Decreto del Gobierno Provisional fechado el 20 de octubre de 1868, pasando por otro Decreto de 9 de marzo de 1869 a ser vicepresidente del Almirantazgo (organismo que sustituyó a la Junta Provisional de Gobierno de la Armada) puesto que desempeñaba cuando le alcanzó la muerte a la edad de 45 años.

 

Desde poco después de su fallecimiento, han existido cuatro buques de la Armada Española que han portado su nombre: una Fragata blindada, un crucero ligero, un destructor, procedente de la ayuda norteamericana, antes nombrado como USS O'Hare (DD-889) y una Fragata F-100.

 

Toponimia del lugar

La toponimia Clavellinas, es aquella que da nombre a una amplia meseta que se encuentra al Sur de la Playa de Melenara, en la cual hasta finales de la década de 1950 se ubicaba una hermosa finca de los Sres. Gómez, quienes después de entrar en declive el ciclo agrícola del tomate y la exportación del mismo a mercados europeos, destina gran parte del suelo al cultivo en invernaderos de clavellinas, derivándose de ahí el origen de la toponimia, del sector y de la propia finca.

 

Hasta entonces, las edificaciones que existían en el sector era una hilera de viviendas de veraneo que enmarcaba el litoral desde Melenara a Salinetas, las cuales eran generalmente de una planta y con cubierta plana. En el extremo Poniente de la finca existía una carretera de tierra que también conducía a la Playa de Salinetas y que más tarde es asfaltada como acceso a las instalaciones de la industria de la Compañía Industrial del Nitrógeno, S.A., conocida como CINSA o más familiarmente como “la fábrica”.

 

En menos de una década, la finca de Clavellinas se deja de cultivar y sus propietarios recalifican el suelo urbanizándolo y a partir de ahí el ritmo de construcción de edificios ha sido casi constante, conformando casi todo un barrio con algo más de una veintena de viales y una densidad de población considerable, que ya no es simplemente de veraneo, si no que se afincan como residentes permanentes.

 

Las edificaciones que hoy nos encontramos en Clavellinas, son modernas y de varias plantas, así como, variada configuración. Existen edificaciones de tres, cuatro y hasta de cinco plantas, lo que en algunos lugares más próximos al litoral o a las playas, no deja de suponer toda una incongruencia y una lesión directa a cualquier estudio de sombras que prevé la legislación urbanística para proteger el Medio Ambiente y el uso y disfrute de los ciudadanos. Una vertiente más de la desgraciadamente famosa especulación del suelo.

 

En cualquier caso, el sector es bonito, moderno y se conserva limpio, contando con todos los servicios necesarios para ser calificado como un lugar propio de una alta calidad de vida, en el que se apetece vivir y pasear bajo la expectativa de encontrarte, siempre que camines hacia el Naciente, con ese testigo fiel de nuestros tiempos… el Atlántico.

 

Efemérides

Sucedió que un día tal como hoy, hace ahora mismo 143 años, es decir el 2 de abril de 1872, se celebran elecciones generales, con la novedad esta vez de que se presenta a ellas un joven valor que había comenzado a destacar en la vida pública como gobernador civil de Gran Canaria y de Valencia. Se trataba del teldense Fernando de León y Castillo. El hasta entonces partido “Bombero” había cambiado su denominación pasando a llamarse “Monárquico, Demócrata Popular”. Sus candidatos era León y Castillo por el distrito Sur y Felipe Massieu por el distrito Norte. El partido Moderado, que lideraban Ignacio Díaz Suárez, Juan del Castillo Westerling y Luis Navarro Pérez, oponían por el Sur al candidato Francisco Manrique de Lara y Ponte. El tercer partido en litigo era el Republicano, que presentaba por el Norte al doctor Miguel Rosa Báez.

 

Un día tal como hoy se cumplen dos años nada más, desde aquel 2 de abril de 2013, fecha en la que en la sede de Naciones Unidas, sita en la ciudad de Nueva York (EEUU), la Asamblea General aprueba por una abrumadora mayoría de 154 votos a favor, 3 en contra (Irán, Corea del Norte y Siria) y 23 abstenciones (entre ellas Rusia, China e India y varias naciones latinoamericanas), el Tratado sobre el Comercio de Armas. Por primera vez en la historia, la venta internacional de armas quedará ligada al baremo que el país comprador tenga en materia de derechos humanos. A partir de ahora, cada país queda libre de firmar o no el tratado y ratificarlo, un proceso que podría llevar hasta dos años. Las naciones que lo ratifiquen se comprometen a revisar todos los contratos de armamento para garantizar que las armas vendidas no serán utilizadas en países sometidos a embargo, que abusan de los Derechos Humanos y en los que se viola el derecho internacional humanitario.

 

Observando la fuerza de este amanecer, desde el propio Paseo Marítimo de Clavellinas, pienso en la fuerza de espíritu y la convicción de sus posibilidades de un personaje como Menéndez Núñez, las veces que puso en juego su vida en una época en la que la vida militar campeaba por derroteros de campañas bélicas de forma cotidiana.

 

También pensamos en la lucha política que inicialmente sostuvo nuestro teldense Fernando de León y Castillo con su homónimo el doctor Miguel Rosa Báez y los primeros reveses que sufrió nuestro paisano, los cuales lejos de amilanarle, le expoliaron para ascender a otras esferas de más consideración, llegando a ser toda una figura a nivel internacional y que pese a su carácter impasible, no dejó de ser un adelantado a su tiempo. Las propuestas de convenios para convertir tanto a Filipinas como a Cuba en Comunidades Autónomas Españolas, hubiera evitado mucho derramamiento de sangre, pero en el gobierno de la nación seguían instalados otros tantos quijotes que seguían soñando con un imperio fantasmagórico.

 

Por último vemos  la convección para el pacto de regulación de la venta de armas de forma indiscriminada a países que no respetan los Derechos Humanos como base social. Cómo es capaz que existan dirigentes que voten en contra y otros tantos cobardes, a conveniencia, que se abstengan. Pero más grave es el caso de aquellos países que aún estando de acuerdo y habiendo firmado el compromiso, cual fue el nuestro, en Eibar siga existiendo una fábrica de armamento y que solapadamente en medio de un secreto a voces, se siga vendiendo armamento a países a los que les está vedado ese mercado.

 

Y es que por mucho que amanezca hoy y mañana, el ser humano no podrá jamás despojarse de esa condición de ser el animal más terrible y dañino de la naturaleza, ya que, no solo es capaz de pensar concienzudamente como hacer el mayor daño posible, sino que se presta a hacer negocio con aquellos que juegan con la vida y los derechos humanos, aunque luego se hagan pasar por católicos, honestos, honorables, demócratas y civilizadamente europeos. Menos mal que nos consideramos solamente canarios a todas luces.

 

Dejamos en este punto nuestra visita de hoy, guardamos en la gena todo aquello que de positivo hemos tratado y, emprendemos una nueva caminata, en este caso con rumbo al Norte, nos vamos a la Playa del Hombre, donde visitaremos la calle Menéndez Pelayo, a fin de conocer algo más del lugar de su ubicación y sobre la vida y obra de este erudito español, pero bueno… eso será en la próxima ocasión, si Dios quiere, allí nos vemos. Minetas tanto cuídense.

 

Sansofé.

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