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Domingo, 14 de Diciembre de 2025

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Calle Marianela (Foto Luis A. López Sosa) Calle Marianela (Foto Luis A. López Sosa)

Marianela se pasea por San Antonio

La conocida novela de Benito Pérez Galdós da nombre a una calle del barrio

cojeda Domingo, 01 de Febrero de 2015 Tiempo de lectura:

Hoy nos hemos ido de paseo por el barrio de San Antonio, donde vamos en busca de la calle Marianela, accediendo a la misma a través de la calle Tristana, desde donde con orientación Naciente-Poniente y, tras recorrer unos 130 metros, aproximadamente, va a finalizar a un lugar sin salida.
 
Linda por su lado del Norte con la calle La Celestina, mientras que por el Sur lo hace con la calle Tristana.
 
Esta nominación es aprobada por el Ayuntamiento Pleno en sesión celebrada el día 28 de enero del año 2000 y desde entonces ha pasado a formar parte del Callejero del distrito 5º, sección 3ª del Censo Municipal de Habitantes y Edificios.
 
Esta es una zona de expansión del núcleo de San Antonio, que se desarrolla en el lado Norte de la carretera principal de acceso que conduce hasta La Pardilla, hace ahora mismo unos 15 años.
 
Sinopsis de la nominación 
Marianela es el título de una novela del escritor español Benito Pérez Galdós publicada en 1878, cerrando el conjunto de sus novelas de tesis. En ella aparecen algunos personajes secundarios que luego serán protagonistas en el ciclo de las novelas españolas contemporáneas.
 
Nos cuenta la vida trágica de la niña Nela (Marianela), enamorada del ciego de nacimiento Pablo. La acción transcurre entre Socartes, pueblo minero, y Aldeacorba, zona agrícola, donde vive don Francisco Penáguilas con su hijo Pablo. La vida ha sido generosa con el señor de Penáguilas, pero todo su bienestar se halla ensombrecido por la ceguera de su hijo. Pablo es feliz al lado de su lazarillo, una muchacha que todos llaman la "Nela"; con ella pasea, habla y se deleita. Nela, por su parte, pobre huérfana que vive con la familia del capataz de las minas, Centeno, menospreciada por todos, incapaz de nada útil, sólo siente alegría acompañando a Pablo. Las almas de los dos están compenetradas de tal manera, que Pablo un día le promete casarse con ella.
 
El ciego piensa que su lazarillo debe ser de extraordinaria belleza, expresión de su bondad. Pero a Socartes ha llegado el hermano del ingeniero, don Teodoro Golfín, famoso oftalmólogo, y uno de los motivos de su viaje es tratar de curar a Pablo. Don Francisco de Penáguilas ansía ardientemente que el doctor vea a su hijo, pues, aunque ha sido desahuciado por todos los grandes médicos, no se aviene con la fatalidad de que su hijo sea incurable. ¿Por qué la naturaleza al colmarle de bienes materiales le ha de negar lo único que puede hacerle feliz? Precisamente su hermano Manuel y él acaban de heredar de un primo, lo que viene todavía a acrecentar su fortuna. Fortuna que no tendrá finalidad, a no ser que Pablo obtenga el sentido de la vista, en cuyo caso se celebraría su matrimonio con su prima Florentina, muchacha bellísima, hija de Manuel.
 
La operación de Pablo y el éxito del resultado desembocarán en un dramático final.
 
En el campo de los caracteres, la novela reúne y enfrenta las relaciones entre el pesimismo, irracionalismo y ficción, encarnados respectivamente en los personajes de Teodoro Golfín, Pablo y Nela. Ese análisis psicológico se contrasta con una descripción detallada de la Naturaleza, como una prueba de la complejidad del mundo y su belleza.
 
La novela fue adaptada para su representación en teatro por los Hermanos Álvarez Quintero y estrenada en el Teatro de la Princesa de Madrid el 18 de octubre de 1916, con Margarita Xirgu al frente del cartel y la participación de Amparo Álvarez Segura y Pedro Cabré.
 
Se ha llevado al cine en varias ocasiones: En 1940, por Benito Perojo, con Mary Carrillo y Julio Peña. En 1955, por Julio Porter, con Olga Zubarry y José María Gutiérrez. Y en 1972 por Angelino Fons, con Rocío Dúrcal y Pierre Orcel.
 
En 1961, la novela también fue adaptada para televisión en México en forma de telenovela con su título original, con Magda Guzmán y Narciso Busquets como intérpretes; y en 1988, bajo el título Flor y canela, con Mariana Garza, Daniela Leites y Ernesto Laguardia. Aún en 1993, se emitió en formato de miniserie y con el título original, con Mariana Garza y Fernando Colunga.
 
En 2013 Rayco Pulido la adaptó al cómic bajo el título de Nela.
 
Toponimia del lugar
La toponimia “La Pardilla”, según aseveraciones del Dr. Hernández Benítez, en su obra titulada “Telde”, publicada en el mes de mayo del año 1958, viene de ser un lugar en el que abundaban una especie de aves similares a la perdiz y a la que vulgarmente se llamaba “pardilla” por el color de su plumaje.
 
Inicialmente fue el nombre de una gran finca hasta que se fueron extendiendo las edificaciones que en el interior e inmediaciones de la misma habían, llegándose a juntar con las de la zonas de La Taborda y la Angostura, que a su vez fueron el nombre de otras dos fincas donde se formaría el barrio de San Isidro.
 
El origen de los asentamientos en la zona, se producen debido a la migración de la población en mitad del siglo XIX, cuando con motivo de la dispersión de la población desde la zona central del casco urbano hacia los extrarradios, con motivo de la superpoblación que existía en aquellos y la falta de medidas sanitarias que propiciaban epidemias y hacinamientos, dando lugar al nacimiento de nuevos núcleos, entre los que se crea el lugar denominado El Tabaibal.
 
En poco más de cien años, el lugar que se llamara El Tabaibal crece hacia el Naciente dando lugar a la formación del barrio de San Isidro y hacia el Poniente, creando el barrio de San Antonio, pero que en cualquier caso, se inician en el entorno de unas hermosas fincas que fueron desapareciendo poco a poco ante la evolución urbanística.
 
El barrio de San Isidro, ofrece edificaciones más modernas que las de San Antonio, datando en su mayoría de mediados del siglo XX, si bien se localizan algunas del período del siglo XIX, como inicio de los asentamientos y, también edificaciones modernas en complejos residenciales, generalmente duplex adosados y entre medianeras.
 
En cualquier caso, el arquetipo urbanístico inicial se fundamentó en una edificación en interior de una gran finca, que con el tiempo fue recibiendo edificaciones más modestas en los aledaños para formar pequeños núcleos, más tarde estos núcleos se expanden a ambos lados de la carretera principal y alguna que otra calle transversal dando origen al barrio propiamente dicho.
 
Con el paso del tiempo, encontramos que los barrios de La Pardilla, San Isidro y San Antonio han crecido hacia el Naciente y el Poniente, con edificaciones modernas y ha llegado a formar una continuidad casi completa de edificaciones.
 
Las toponimias de Las Ánimas, Ponce, La Taborda, Alcaravanal o El Tabaibal, han quedado en segundo plano, e incluso llegaron casi a desaparecer de la Nomenclatura Municipal, pero hace unas décadas se han vuelto a rescatar con la calificación de “lugares” en los cuales existen parte de las fincas que llevaron originalmente esos nombres.
 
El nombre del barrio de San Isidro, adopta el del Santo Patrono que por decisión popular se eligiera para el lugar en los inicios del siglo XX y que hace referencia al protector de la agricultura, fuente de riqueza predominante en todo el sector por aquella época.
 
Efemérides
Un día tal como hoy, hace ahora mismo 427 años, es decir el 1 de febrero de 1587, en Inglaterra la reina Isabel I firma la sentencia a muerte de su prima María Estuardo, condenada en juicio al descubrirse una conspiración para liberarla de la cárcel y encumbrarla al trono de Inglaterra. La más famosa de las intrigas posteriores para conseguir su liberación y acceso al trono de Inglaterra fue la planeada por su paje, Anthony Babington, quien conspiró para asesinar a Isabel. La conspiración fue descubierta y María fue llevada a juicio en octubre de 1586. El 25 de octubre la condenaron a muerte. María, que ya estaba encarcelada por considerarla Isabel como una posible competidora legítima a la corona inglesa, será ejecutada una semana después necesitando dos o tres hachazos para cortar su cabeza, que fue llevada a cabo en el Castillo de Fotheringhay, Northamptonshire (Inglaterra), el 8 de febrero de 1587.
 
Sucedió también un día tal como hoy, hace ahora mismo 161 años, es decir el 1 de febrero de 1854, que se convocan elecciones generales en todo el país, son las primeras de la recién estrenada Monarquía Constitucional, que comprendió el período entre los años 1852 y 1872. En Gran Canaria, aún no se había recuperado la población de las trágicas consecuencias de la epidemia de cólera de 1851 y la gente no estaba para acudir a las urnas, si no para tratar de restañar las heridas de la reciente epidemia, con lo cual la abstención de los electores alcanzó el 50% del censo, pese a las arengas realizadas por Sebastián Suárez Naranjo, alcalde la ciudad, apelando al patriotismo. Resultó elegido como diputado a Cortes por Gran Canaria Cristóbal del Castillo y Manrique de Lara.
 
Mientras la nación se debatía en una lucha interna entre liberales, modernistas o republicanos, cada cual intentando imponer una ideología gubernativa que le acomodara en el poder, totalmente ajena a la realidad que se vivía en nuestras islas con las epidemias de cólera que arrasaba la población sin piedad alguna, ante la carencia total de servicios sanitarios y medios de subsistencia, engrandecen cada vez más la figura de aquellos que como Suárez naranjo o Cristóbal del Castillo, entre otros, lucharon con firmeza por nuestra tierra y nuestra gente.
 
A mediados de los 40 del siglo XIX apareció en el seno del partido un sector democrático encabezado por José María Orense, Nicolás María Rivero y José Ordax Avecilla, cuya principal reivindicación era que el progresismo defendiera el sufragio universal frente al sufragio censitario. En el debate a que dio lugar la propuesta, el sector mayoritario encabezado por Manuel Cortina afirmó la lealtad del partido con la Monarquía Constitucional, lo que no impedía que continuaran rechazando la Constitución de 1845, y descartó la propuesta de la implantación inmediata del sufragio universal -objetivo que habría que dejar para más adelante cuando el pueblo hubiera alcanzado el nivel de educación y de bienestar que hicieran posible su participación política directa.
 
Se minimizaba la participación ciudadana, quedando circunscrito el ámbito político-gubernamental a una élite adinerada que se encontraba fuera del alcance de los problemas banales, incluso de las enfermedades o epidemias que si afectaban al pueblo llano, debido al cúmulo de carencias alimenticias o sanitarias que padecía.
 
Con este panorama, solicité visita a Doña María del Pino Manrique de Lara, a fin de poder ver el interior de la hermosa finca del Cortijo de San Ignacio, lugar donde habitó en múltiples ocasiones Don Cristóbal del Castillo y Manrique de Lara con su esposa Doña María Luisa Manrique de Lara y Manrique de Lara.
 
Fue muy gratificante visitar aquella suntuosa mansión ejemplarmente conservada, pletórica de recuerdos y detalles históricos, todo un museo, con hermosos jardines y la joya de la Ermita de San Ignacio.
 
Disfruté contemplando de cerca y fotografiando cada uno de los detalles y rincones que al paso me salían, bajo las indicaciones de aquella elegante y muy educada señora, la cual aún conservaba los rasgos de una belleza natural inusual. El único favor que me pidió, fue que no le fotografiara, quería mantener el protagonismo totalmente centrado en la finca y su ajuar.
 
Fue una muy provechosa visita y respiré varios espacios de la historia que anteriormente habían vivido aquellas celebridades de finales del siglo XIX, me sentí enormemente afortunado y sumamente agradecido.
 
La corrección y la elegancia de Doña María del Pino, desprendía dulzura en sus comentarios ilustrados de históricos momentos y anécdotas pletóricos de sensibilidad. Al final, sin proponérmelo, instintivamente en el momento de despedirnos tomé su mano y la besé respetuosamente, ante una dulce sonrisa de la dama que con su presencia, llenaba todo el ambiente de aquel hermoso lugar. Fue una jornada ensoñadora.
 
Dejamos aquí nuestro paseo de hoy, guardamos las cosas positivas que hayamos podido tratar en nuestra gena y, emprendemos una nueva caminata con rumbo Sureste, nos vamos a la Playa del Hombre, donde visitaremos la calle Mariano José de Larra, a fin de conocer algo más sobre el lugar de su ubicación y sobre este gran escritor del siglo XIX, pero bueno… eso será en la próxima ocasión, si Dios quiere, allí nos vemos. Mientras tanto…cuídense.
 
Sansofé.
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