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Domingo, 14 de Diciembre de 2025

Actualizada Domingo, 14 de Diciembre de 2025 a las 20:46:04 horas

Calle Luis González Pérez (Foto Luis A. López Sosa) Calle Luis González Pérez (Foto Luis A. López Sosa)

San Gregorio recuerda a Luis González Pérez en una de sus calles

Su inicio se encuentra en la Avenida del Cabildo y finaliza en las confluencias de las calles Patricio Pérez Moreno y Cervantes

Dojeda Domingo, 28 de Septiembre de 2014 Tiempo de lectura:

Paseamos hoy por la Urbanización de Arnao, del barrio de San Gregorio, donde vamos en busca de la calle Luis González Pérez. Su inicio lo encontramos en la Avenida del Cabildo Insular, desde donde parte con orientación Norte-Sur y, tras recorrer unos 250 metros, aproximadamente, va a finalizar en la confluencia de las calles Patricio Pérez Moreno y Cervantes. Linda al Naciente con la calle San Diego y al Poniente lo hace con la calle Alonso Rodríguez de Palencia.
 
Esta nominación aparece por primera vez en los documentos censales referidos al 31 de diciembre de 1985 y, desde entonces, ha pasado a formar parte del callejero del distrito 2º, sección 8ª del Censo Municipal de Habitantes y Edificios.
 
Es todo el sector la Urbanización de Arnao, con edificaciones de todo tiempo de estilo arquitectónico, predominando el de las décadas de 1970-1980, con el máximo de aprovechamiento vertical, aunque sus viales son de pocas dimensiones dificultando sobremanera el tráfico rodado en la zona, de carácter económico-comercial.
 
La realización de esta urbanización, fue una acción especuladora descarada, aprovechar al máximo el suelo para vender al precio más caro del entonces, ceder la menor superficie posible para usos de dominio público, no contar con zonas de esparcimiento, fue en definitiva, el producto de la connivencia de la autoridad municipal con el embargo del desarrollo futuro del urbanismo.
 
Sinopsis de la nominación:
Don Luis González Pérez nació en el barrio de Los Llanos (San Gregorio) de la Ciudad de Telde, concretamente en el inmueble número 3, de la calle San José (hoy calle Tomás Morales), conocido habitualmente en aquella época como el “Callejón de Don Paco el viejo”, el día 27 de septiembre de 1911.
 
Su abuelo paterno era Don Francisco Pérez Cabral, uno de los primeros comerciantes que se instalaran en el floreciente entorno de la Plaza de Los Llanos, a mediados del siglo XIX y que tanto auge económico supuso en la vida de la ciudad. Tuvo inicialmente el comercio de la Plaza de Los Llanos y posteriormente lo trasladó a la calle de San José.
 
Su padre se llamaba Don Luis González Corbacho, quien era Licenciado en Derecho, ejerciendo en nuestra ciudad como Procurador, residiendo en la calle de La Cruz, en el barrio de San Juan. Cuando Don Luis González Pérez, tenía la edad de 13 meses, fallece su padre repentinamente y se traslada con su madre Doña Lucrecia Pérez de Azofra, a vivir a la casa de su abuelo en Los Llanos.
 
Don Luis González inicia sus Estudios Primarios en la Escuela de Don Nicolás Espino Aguilar, ubicada en el Cascajo de Santo Domingo, de quien siempre se ufanó haber recibido una gran docencia en Letras y Humanidades.
 
Cuando tenía 9 años de edad, pasa a la Escuela de Don Cesáreo Suárez Sánchez, que estaba ubicada en la calle Palmito y posteriormente pasaría a la calle Juan Diego de la Fuente, de quien recibió una espléndida educación de Ciencias y Matemáticas.
 
En el año 1922 realiza el ingreso en el Colegio del Sagrado Corazón de Jesús, de los Padres Claretianos, en Las Palmas de Gran Canaria, coincidiendo allí con el también teldense e íntimo amigo Don Fernando Flores Hernández, que más tarde sería uno de los mejores médicos de nuestra ciudad.
 
Me cuenta su hijo y entrañable amigo Antonio María González Padrón, que el único y gran amigo de su padre durante toda la vida, era Federico Hernández Noble y que éste era el único que osaba tutearle.
 
Cuando me contó este anécdota, le respondí que mi padre tampoco le tuteaba, solamente le llamaba de “tocayo”, dentro de la entrañable amistad que les unía.
 
A los 15 años de edad, termina el Bachillerato Mercantil y se inicia en la vida laboral trabajando en la tienda de su abuelo Don Francisco Pérez Cabral, en cuyo comercio de textil, además regentaba una oficina bancaria denominada “Banca Cabral y Cía.”, con una gran clientela en la ciudad.
 
Como consecuencia de la desestabilización económica que produce la I Guerra Mundial, se ordena eliminar las Oficinas de Bancas pequeñas, optando su abuelo por convertirse en corresponsal del Banco de Cataluña.
 
En el año 1928 muere su abuelo Don Francisco Pérez Cabral y queda regentando el negocio su madre Doña Lucrecia Pérez de Azofra, pasando a denominarse el comercio como “Viuda de Francisco Pérez Cabral”.
 
No obstante, tras producirse el Crack de la Bolsa en Nueva York, en el año 1929, el Banco de Cataluña cae en la ruina y cierra sus oficinas.
 
Por orden expresa de su abuela y con cargo a su propio patrimonio, liquidaron a todos sus clientes los depósitos que en ese momento poseían y que al parecer, ascendía a un global de unas 200.000 pesetas, de aquella época, toda una fortuna.
 
El día 8 de diciembre de 1939, contrae matrimonio con Doña Consuelo Padrón Espinosa, oriunda del municipio de Valverde (Isla de El Hierro), a la cual conoce en nuestro municipio cuando aquella viene de visita a su tía Doña Isabel Casañas Padrón, una gran figura en la docencia de nuestra ciudad.
 
La boda se tuvo lugar en la Iglesia Conventual de San Francisco, dicho matrimonio tiene seis hijos: María del Carmen (Menchu), Luis, Consuelo (Chelo q.e.p.d.), Francisco José, Julio César y Antonio María. Asimismo, llegó a conocer 16 nietos.
 
A mediados de la década de los cuarenta, vuelve a regentar en su negocio una oficina como corresponsal del Banco Central, la cual mantuvo durante casi tres décadas, con una clientela bastante importante, que siempre se grajeó con su simpatía, honestidad y franqueza.
 
En la última mitad de la década de los setenta, el Banco Central abre una oficina bancaria al público y Don Luis González Pérez, pasa a ser empleado del banco, profesión que ejerce hasta la edad de 66 años.
 
Don Luis González Pérez, fue innovador en el comercio de nuestra ciudad, ya que, se cuenta como uno de los primeros comerciantes que se dedica a la venta de muebles, radios y televisores.
 
Era Agente de Seguros y ejerció también como Agente Comercial Colegiado. Aunque era titular de muchas acciones de agua en pozos, siempre fue partidario de la nacionalización del agua, ya que, estimaba que algo tan importante para la población y la agricultura, no podía estar en manos de individuos de dudosa reputación y honestidad.
 
Fue siempre con gran conversador, estilando grandes dosis de cultura y socarronería, las cuales aderezaba con una voz dotada de un diapasón que inspiraba firmeza y respeto. Estas últimas dotes le indujeron a escribir en más de una ocasión, relatos de recuerdos y anécdotas que conformaron su vida.
 
Coleccionaba recetas de cocina y otra de sus aficiones era la jardinería, sobre todo el cultivo de dalias, de las cuales presumía en el jardín de su casa en Salinetas, cuando al pasar los vecinos las admiraba encantados.
 
Realizó muchos viajes a Barcelona y Madrid, por motivos comerciales y se presumía que llegado a Madrid, se hospedaba siempre en el Hotel Regina y que lo primero que hacía era visitar la Sede Nacional del Banco Central. Luego se solía comprar varias camisas de seda con su nombre bordado en el bolsillo.
 
También viajó por Inglaterra, Estados Unidos, Cuba, Jamaica, Puerto Rico, Trinidad y Tobago o Venezuela, a la cual fue en diversas ocasiones a visitar conocidos isleños allí residentes.
 
Mi respetado y admirado Don Luis González Pérez, falleció el día 29 de abril de 1990, tras una fructífera y ejemplar vida.
 
Toponimia del lugar:
Buscamos en la biblioteca del tiempo la toponimia de “San Gregorio”, data desde 1866, año en el que se finalizan las obras de construcción del templo neoclásico actual, que mediante proyecto del arquitecto Diego Nicolás Eduardo, se fue realizando paulatinamente durante casi 90 años. Una vez ultimada la construcción del templo, se adopta como patrono del mismo a San Gregorio Taumaturgo, bajo cuya advocación se pone el mismo.
 
El templo ocupa el mismo solar que anteriormente ocupara la ermita que mandara construir Alonso Rodríguez de Palencia o Palenzuela, tras finalizar la conquista de la isla en los inicios del siglo XVI. Más tarde en la segunda década del siglo XVII se ha de reconstruir la misma por ofrecer amenaza de ruina, ampliándose la capacidad de la primera, pero ambas orientadas de Norte a Sur. Estas ermitas estuvieron bajo la advocación de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
 
Con el cambio de la toponimia de “San Gregorio”, empieza a caer en desuso la de “Los Llanos”, que fue el primer nombre que tomó el barrio de “arriba” o “Los Llanos de Jaraquemada”, por tener allí tierras y un ingenio de moler caña de azúcar Gonzalo de Jaraquemada, quien lo adquirió a Alonso Rodríguez de Palencia o Palenzuela.
 
Esta zona del Casco Urbano donde está la calle que hoy visitamos, hasta los inicios de la década de 1960, era una hermosa finca de plataneras, propiedad de Don Juan Mayor, en la cual vivimos algunas excelentes correrías infantiles saltando por el muro de la acequia (abrevadero), que había junto al Colegio Labor. Allí, detrás del muro nos esperaban unos suculentos plátanos y aguacates que hacía nuestras delicias, así como, un par de perros baldinos que nos animaban a saltar de nuevo hacia la que entonces era calle General Franco (hoy Avenida de la Constitución).
 
Esta finca formaba parte de la que fue “La Finca de Arnao”, propiedad de Don Antonio Arnao, quien fuera escribano en esta nuestra ciudad a finales del siglo XVI. Fue tal vez parte del grupo de aquellos colonos que vinieron a poblar las islas una vez acabada la conquista, ejerciendo su profesión en ésta, y que si bien, no resultó adjudicatario en los repartos de tierras y aguas que hiciera Pedro de Vera, es fácil que adquiriera, mediante subastas, los terrenos que formaban la gran “Finca de Arnao”, la cual ocupaba una amplia extensión delimitada por las calles Arnao, Ciega, León y Castillo, El Roque y Patricio Pérez Moreno y Avenida de la Constitución.
 
Luego se produce un desarrollo desmesurado en la construcción de inmuebles de varias plantas y se despierta la explotación urbana del uso vertical de la superficie y poco a poco, van desapareciendo aquellos edificios de cubiertas a dos aguas o planas y con ellos también esas hermosas fincas que son urbanizadas, desterrándose las características peculiares de identidad del barrio, a lo que perplejos asistimos enmudecidos por lo incomprensible del abandono y la desidia en pos de la fraudulenta especulación del suelo, con calles estrechas y sin entrega de espacios para ser destinados a zonas de dominio público, todo ello, con la complicidad de las autoridades provinciales y municipales de entonces.
 
Desaparecieron el Colegio Labor, el abrevadero, el molino y también aquel largo paredón pintado de rojo inglés. Ahora, mientras recordamos todo esto, recordamos también a muchas personas que tampoco están, que formaron parte de nuestra vida y de las cuales aprendimos muchas cosas, sólo nos queda un nostálgico pero hermoso recuerdo de todo lo vivido, sensaciones que atesoramos en nuestro interior y que nadie nos las puede quitar. Mis padres, mis abuelos y otros vecinos amigos a los que debo gran parte de lo que sé y soy.
 
Efemérides:
Hoy se cumplen exactamente 84 años, de aquel 28 de septiembre de 1930, fecha en la que se inaugura el monumento erigido al escritor grancanario Benito Pérez Galdós, en el Muelle de Las Palmas. Fue una iniciativa que partió de Fomento y Turismo de Gran Canaria, que encargó al artista Victorio Macho la realización de esta obra. El escultor se trasladó a la isla para seleccionar su ubicación y la piedra que utilizaría, eligiendo el granito de Fuerteventura en sus dos tonalidades y escribió: “El monumento que se eleve a don Benito Pérez Galdós, ha de ser como el faro de la raza, cuy frente de piedra, reflejando la luz del sol, alumbre y guíe. La estatua de Galdós ha de elevarse grande y severa, como esfinge, y ha de mirar al mar”.
 
Ese día asistieron al acto todas las autoridades y una gran multitud de ciudadanos, quienes celebraron en medio de un sonado jolgorio tal efeméride. Victorio Macho Rogado había nacido en Palencia el día 23 de diciembre de 1887. Tras finalizar sus Estudios de Bellas Artes, realiza una fecunda obra escultórica de reconocimiento internacional. Republicano declarado, iniciada la Guerra Civil, se traslada a Valencia y de ahí a Barcelona, París, Rusia, Bogotá y, en 1940, se instala en Lima. Será en Lima donde, en 1951, contraiga matrimonio con Zoila Barrón (su anterior esposa había fallecido en 1934), con quien regresa a España en 1952, instalándose en Toledo, donde vive hasta su fallecimiento el 13 de julio de 1966.
 
También un día como hoy se cumplen 70 años, de aquel 28 de septiembre de 1944, día en el que el gobierno argentino de Juan Domingo Perón, autoriza la venta de un millón de toneladas de trigo a España para paliar el hambre de la posguerra. Tras el final de la II Guerra Mundial las potencias vencedoras pasaron factura al franquismo por su anterior relación con el Eje. Por sorprendente que hoy pueda parecer en varios medios internacionales, corrió en 1945 el rumor de que la paupérrima España podría estar preparando armamento nuclear con asistencia de refugiados nazis, y hasta se señalaron los Montes de Toledo o el Pirineo como lugares en los que se trabajaba en esos proyectos. La situación tenía bastantes puntos de contacto con la de la actual Corea del Norte: un régimen aislado, una economía de extrema rigidez que no podía contar más que con sus propios recursos, en un país hambriento y además con muy malas cosechas por las terribles sequías.
 
Polonia, entonces en el bloque del Este, se hizo eco de esos rumores, compartiendo críticas incluso con sectores representativos de las instituciones norteamericanas, preocupados por la falta de libertades, empezando por las religiosas que obstaculizaban en España el libre ejercicio de las confesiones protestantes. Se hablaba de España como “un peligro para la paz mundial”. La ONU no sólo impidió el ingreso de España en la organización sino que la Asamblea General instó a un boicot diplomático, que terminaron por cumplir casi todos los países, a excepción de Portugal, el Vaticano y Argentina. Pero ese boicot tuvo muchos matices: desde la embajada británica en Madrid se había propuesto a su gobierno que no secundara un duro boicot económico por la crítica situación alimenticia del país desde 1945 y el riesgo de que el Régimen pudiera caer dando paso a una caótica y violenta revolución. En ese juego diplomático sólo Argentina estaría dispuesta a vender cantidades masivas de alimentos a España y en unas buenas condiciones económicas.
 
Alguien dijo una vez que es mucho más valioso contar con el respeto que la admiración de las personas, ya que, la admiración puede ser algo fugaz, lo que dura una mirada instintiva, mientras que para conocer el respeto hay que observar en silencio y analizar la percepción que emana de tu interlocutor.
 
 
En todo momento hay que mostrar respeto por las opiniones ajenas y jamás aseveres que la otra persona está equivocada, ya que, esa falta de respeto puede que no te deje ver lo erróneo de tu proceder y que el equivocado realmente seas tú.
 
Si existe una situación verdaderamente despreciable es profesar un respeto basado en el miedo, ya que, además de no ser sincero es un proceder cobarde. En cualquier caso, quien sufre por defender sus sentimientos merece respeto, mientras que aquel que se somete por conveniencia es a su vez despreciable.
 
 
La filosofía de la vida puede estar en saber sentir la necesidad de luchar diariamente para ganarse el respeto de otros, partiendo de un respeto hacia ellos mismos. Porque en conclusión, el respeto es algo que has de dar previamente para exigir que se te dispense, ya que, ese respeto mutuo es el que infunde fuerza en los momentos difíciles para seguir adelante en la vida.
 
Tengo en momentos tal respeto por la verdad, que hay ocasiones en las que no me atrevo a llamar las cosas o a las personas por su verdadero nombre, por esa misma razón, tu sabes que me importa bien poco que te ufanes de no merecer tu respeto, jamás has contado tú con el mío y nunca contarás con él, para no tener que llamarte por tu verdadero nombre.
 
El problema con respecto a la apreciación de las personas reside en que los docentes que enseñan sociales les hacen tener demasiado respeto por ellas, cuando deberían enseñar a amarlas. Tengo demasiado respeto a la idea de un Dios justo y verdadero, como para hacerlo responsable de que en este mundo existan personas tan absurdas.
 
El amor desea, el temor evita. A eso se debe la imposibilidad de que alguien sea amado y respetado a la vez por la misma persona, al menos en el mismo espacio de tiempo. Pues quien respeta reconoce el poder, es decir, lo teme: su estado es el temor respetuoso.
 
Mientras que el amor no reconoce ningún poder, nada que separe, diferencie, anteponga o subordine. Como el amor no respeta, las personas que viven y necesitan el respeto son secreta o públicamente reacias a ser amadas.
 
Para vivir en armonía durante el mayor tiempo de tu vida, lo más importante es la práctica de la compasión y el amor, la compresión y el respeto por todas las formas de vida: animal, vegetal o mineral.
 
Si no eres capaz de sentir dolor y vergüenza por tus errores, hasta el punto de reconocer tus fallos y arrepentirte de corazón, es que no sientes ningún respeto hacia ti mismo, estarías carente totalmente de nobleza y jamás alcanzarías el sentimiento más hermoso que pueda caber en el ánimo de lo humano, nunca alcanzarías la posibilidad de amar sinceramente y de ser feliz en la vida.
Dejamos aquí nuestro recorrido de hoy, guardamos en nuestra gena todo lo positivo que hayamos podido tratar y, emprendemos una nueva caminata, esta vez con rumbo al Naciente, nos vamos a la Playa de Melenara, para visitar la calle Luis Millares, con el fin de saber algo nuevo sobre el lugar de ubicación de este vial y sobre este insigne personaje de principios del siglo XX, pero bueno… de eso nos ocuparemos en la próxima ocasión, si Dios quiere, allí nos vemos. Mientras tanto…cuídense.
 
Sansofé.
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