Nuestro paseo de hoy lo hacemos por la urbanización residencial de Ojos de Garza, donde vamos en busca de la calle León, cuyo inicio lo encontramos en la calle Tarragona, desde la cual con orientación Naciente-Poniente, tras recorrer unos 180 metros, finaliza en la calle Palencia.
Tiene lindando por el Norte la calle Albacete y por el Sur lo hace con la calle Toledo.
Esta nominación, al igual que las del resto de los viales de la urbanización, aparecen por primera vez en los documentos del Censo Municipal de Habitantes y Edificios, referido al 31 de diciembre de 1970 y desde entonces, forma parte del callejero del distrito 6º, sección 7ª.
Esta urbanización se encuentra en el lado Poniente del Camino de la Madera, acceso al barrio Ojos de Garza, a la cual se accede actualmente por un camino que cruza el cauce del Barranco de Mujama.
Es una urbanización de carácter eminentemente residencial y en la misma encontramos todas las edificaciones del tipo de chalet, con retranqueos destinados a zonas verdes. Está dotada de zona de dominio público y canchas deportivas, así como, zonas de propiedad de la Comunidad de Vecinos.
Hasta finales de la década de 1960, era una urbanización de propiedad privada, limitándose el acceso mediante una baliza que prohibía el libre acceso de vehículos, posteriormente y ante la necesidad de los servicios públicos, se entregó la urbanización y los viales fueron de dominio público.
Es una zona agradable para vivir por la tranquilidad que se respira en la misma, salvo cuando despega algún avión del Aeropuerto de Gran Canaria, que es cuando aprecias su proximidad a dicho recinto.
Sinopsis de la nominación
El león (Panthera leo) es un mamífero carnívoro de la familia de los félidos y una de las 4 especies del género Panthera. Algunos machos, excepcionalmente grandes, llegan a pesar hasta 250 kg, lo que los convierte en el segundo félido viviente más grande después del tigre. Los leones salvajes viven en África subsahariana y Asia, con una población en peligro crítico al noroeste de la India, habiendo desaparecido del norte de África, de Oriente Próximo y del oeste de Asia en tiempos históricos.
Hasta finales del Pleistoceno, hace aproximadamente 10.000 años, de los grandes mamíferos terrestres, el león era el más extendido tras los humanos. Su distribución cubría la mayor parte de África, gran parte de Eurasia, desde el oeste de Europa hasta la India, y en América, desde el río Yukón hasta el sur de México.
Aunque en nuestro caso de hoy, la nominación se refiere a León (Llión en leonés) como municipio y ciudad española ubicada en el noroeste de la península ibérica, capital de la provincia homónima, en la comunidad autónoma de Castilla y León. León contaba en 2012 con 131.680 habitantes repartidos en una superficie de 39,03 km², y un área metropolitana de 204.212 habitantes (otros proyectos dan cifras diferentes ), distribuidos en doce municipios ocupando un área de 708,1 km².
Nacida como campamento militar romano de la Legio VI Victrix hacia 29 a. C., su carácter de ciudad campamental se consolidó con el asentamiento definitivo de la Legio VII Gemina a partir de 74. Tras su parcial despoblación con motivo de la conquista musulmana de la península, León recibió un nuevo impulso como parte del Reino de Asturias.
En 910 comenzó una de sus etapas históricas más destacadas al convertirse en cabeza del Reino de León, participando activamente en la Reconquista contra los musulmanes, llegando a ser uno de los reinos fundamentales en la configuración de España. La ciudad albergó las primeras Cortes de la historia de Europa en 1188, bajo el reinado de Alfonso IX, gracias a lo cual en 2010 fue proclamada por el profesor John Keane, el rey de España y la Junta de Castilla y León como Cuna del Parlamentarismo. Desde la Baja Edad Media la ciudad dejó de tener la importancia de antaño, en parte debido a la pérdida de su independencia tras la unión del reino leonés a la Corona castellana, definitiva desde 1301.
Sumida en un período de estancamiento durante la Edad Moderna, en la Guerra de la Independencia fue una de las primeras ciudades en sublevarse de toda España, y años después del fin de la misma, en 1833, adquiriría su rango de capital provincial. La llegada del siglo XX trajo consigo el Plan de Ensanche, que acrecentó la expansión urbanística que venía experimentando desde finales del siglo XIX, cuando la ciudad se convirtió en un importante nudo de comunicaciones del noroeste con motivo del auge de la minería del carbón y de la llegada del ferrocarril.
Su patrimonio histórico y monumental, así como diversas celebraciones que tienen lugar a lo largo del año, entre las que destaca la Semana Santa, y su situación como paso obligado del Camino de Santiago, considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la convierten en una ciudad receptora de turismo nacional e internacional.
Entre sus monumentos más representativos se encuentran la Catedral, el mejor ejemplo del gótico clásico de estilo francés en España, la Basílica de San Isidoro, una de las iglesias románicas más importantes de España, tumba de los reyes de León medievales y considerada como “La Capilla Sixtina del Arte Románico”, el Monasterio de San Marcos, primer ejemplo de la arquitectura plateresca y renacentista española, el palacio de Los Guzmanes, el palacio de los Condes de Luna, la iglesia del Mercado o del Camino la Antigua, la iglesia de Palat del Rey, la Casa de las Carnicerias y la Casa Botines, de estilo modernista y realizada por el genial arquitecto catalán Antoni Gaudí; todos ellos declarados Bien de Interés Cultural. Ejemplo destacado de arquitectura moderna, y uno de los museos de la ciudad, es el MUSAC.
León dispone de una red desarrollada de carreteras y ferrocarril, además de contar con un aeropuerto con vuelos nacionales e internacionales (de momento solo a París) que tras las obras de ampliación, inauguradas en octubre de 2010, cuenta con una nueva terminal y es capaz de atender al triple de pasajeros que hasta entonces.
En 2013 se están llevando a cabo distintos proyectos en la ciudad tales como la línea de alta velocidad AVE, la reconversión del Feve en tranvía y el palacio de congresos, entre otros. El proyecto del tranvía suscitó varias críticas por parte del Partido Popular, entonces en la oposición municipal, que alegaba que su desarrollo en una ciudad como León era un proyecto faraónico y de dudosa viabilidad y anunciaron que bajo su gobierno no desarrollarían tal proyecto.
La Universidad de León, fundada en 1979 como escisión de la Universidad de Oviedo, contaba en el curso 2006-07 con 13.217 alumnos; tiene su sede en la ciudad y está catalogada, a partir de criterios como la demanda universitaria, los recursos humanos o los planes de estudio, como la 2.ª universidad de Castilla y León, tras la Universidad de Salamanca, y la 30.ª de España. Desde el 4 de mayo de 2010, la ciudad alberga la segunda sede de la Universidad de Washington en Europa, tras su sede de Roma, con capacidad para 500 alumnos interesados en el aprendizaje del español. La ciudad cuenta también con una sede del Instituto Confucio desde 2011.
Toponimia del lugar
La toponímia “Ojos de Garza”, nos habla de la existencia de unos riscos en la playa del mismo nombre, que se semejan a los ojos de este ave marino “la garza”, que anidó en esta zona en gran población, hasta llegado el final del siglo XIX.
La explicación de que el lugar fuera elegido por las aves marinas –garzas, pardelas, gaviotas,...- la encontramos en la presencia de los cultivos de tomateros que por aquel entonces llegaban hasta el mismo borde de los acantilados o hasta el inicio de las zonas arenosas de las playas, ser una zona poco transitada por los humanos y encontrar en los cultivos alimentos complementarios para su dieta alimenticia., así como, varios estanques y albercas con agua embalsada.
Fue por estos motivos y por el uso incontrolado de pesticidas en los cultivos para luchar contra las plagas de insectos –el cigarrón berberisco en especial- por los que esta población desaparece del entorno, llegándose casi a su extinción por envenenamiento. Hubo un nutrido grupo que emigró a otras zonas del continente africano y unas pocas se realojaron en la zona de Gando, donde no alcanzó la mano del ser humano, su peor enemigo. Estas circunstancias se consolidan una vez que entra en funcionamiento el Aeropuerto de Gando, que acaba con la tranquilidad ambiental y propicia el alejamiento de las garzas y otras aves marinas.
El suelo que ocupa hoy la urbanización, en su momento, hasta mediados de la década de 1960, fue una próspera finca de los Hermanos Mireles, donde el cultivo de tomateros predominaba en la amplia parcela de la finca matriz que lindaba por el Norte con el Barranco de Mujama y por el Sur lo hacía con el Barranco del Draguillo, el cual le deslindaba de la Villa de Ingenio.
Hubo una época en la que con motivo de la pérdida del mercado peninsular y europeo para los productos agrícolas canarios, la situación fue cambiando de a poco, se dejaron de cultivar algunos terrenos y se procedió a la urbanización de los mismos. Otros en cambio, fueron destinados durante una temporada a la industria ganadera, generalmente vacuna y porcina, pero que también sucumbieron ante la política nefastamente arrolladora, consentida e interesada, que fomentaba el comercio desde el exterior, en detrimento de los productos canarios, todo ello con el beneplácito de las autoridades municipales, provinciales y nacionales.
No nos cansamos de denunciar la connivencia gubernamental que históricamente se ha vivido con la agricultura y la ganadería en las islas, en aras de hacerla desaparecer y a cambio de otras prebendas, que a modo de baratijas, otras fuentes económicas que con el paso del tiempo han demostrado una total carencia de sostenibilidad. Como siempre, la quiebra económica la pagan los más débiles y en este caso no podía ser una excepción.
Ahora, en este momento, hoy… sin ir más lejos, de todo aquello sólo nos queda observar de vez en cuando el elegante vuelo de una garza, de las pocas que aún recorren nuestras costas buscando alimentos o tal vez intentando encontrar un lugar donde no llegue el ser humano.
Efemérides
Un día tal como hoy hace 273 años, es decir el 1 de Junio de 1741, celebra testamente en nuestra ciudad Juan Diego de la Fuente Valerón, quien fue un acaudalo señor que residió en nuestro municipio en las primeras décadas del siglo XVIII. Si bien desde su holgada posición socio-económica podía permitirse ciertas licencias, al parecer nuestro personaje fue parco en algunas circunstancias, tales como el dato que nos llega de que fundó un capellanía de escasa importancia en la Iglesia Parroquial de San Juan, detalles éstos que daban una medida social del poderío económico del benefactor.
La población era mayoritariamente pobre y los pocos señores que gozaban de buena hacienda, suponían algo menos que una autoridad, a la que se dedicaba un respeto tal que rayaba el vasallaje. Era quien podía dar un trabajo que permitiera sostener a la familia. El status dentro de la clase social era cruelmente definitorio. Ello llevaba a la población a crear las antroponimias que relacionaban directamente la localización de un lugar determinado con el nombre o los apellidos de su propietario, quienes de algún modo participaron en mayor o menor medida en la evolución urbanística del barrio mediante la cesión de terrenos para la apertura o ensanche de viales, haciéndose merecedores de ser recordados para futuras generaciones.
En esta época se prodigan los ataques a los puertos isleños de piratas y corsarios ingleses, holandeses, franceses y argelinos, practicando con frecuencia el saqueo, la violación o el secuestro de personas para obtener rescates al respecto. Ante ello, nuestras islas contaban con una muy reducida guarnición y contadas torres de defensa lo que propicia el fomento de las llamadas “milicias populares”, gente que sin ser profesionales de las armas, alternaban sus trabajos en el campo con la aguerrida defensa de las costas. Entre éstas milicias destacaron por su bravura y arrojo, las de Agüimes y Telde.
Ocurrió hace ahora mismo 98 años, es decir el 1 de junio de 1916, que concluye la “Batalla de Jutlantia” de la Primera Guerra Mundial , única confrontación directa de gran magnitud entre dos flotas de toda la guerra, que enfrentó a la Flota de Alta Mar de la Marina del Káiser y a la Armada Real Británica entre el 31 de mayo y el 1 de junio de 1916, frente a las costas de Dinamarca, en el Mar del Norte. Los alemanes, al mando del vicealmirante Reinhard Scheer, planeaban usar los cinco modernos cruceros de batalla del vicealmirante Franz von Hippercomo cebo para atraer a la escuadra de Sir David Beatty hacia el grueso de la flota alemana, con el fin de destruirla.
Sin embargo, la flota inglesa, al mando del almirante Sir John Jellicoe detectó, gracias a algunas comunicaciones interceptadas, que se estaba proyectando una operación a gran escala, por lo que el 30 de mayo la flota de Jellicoe zarpó con la intención de reunirse con Beatty. La tarde del día 31, Beatty y Hipper se encontraron el uno con el otro y en el curso de una batalla convencional, atrajeron a los británicos hacia la Flota de Alta Mar. Sin embargo, Beatty cambió el rumbo en el último momento y huyó en busca de la Gran Flota, por lo que las dos flotas mayores de Alemania y Gran Bretaña (unas 250 naves en total) acabaron viéndose las caras en una dura batalla entre las 18:30 h. de la tarde y la caída de la noche, que aconteció en torno a las 20:30h.
Resultaron hundidos 14 barcos británicos y 11 alemanes, con grandes pérdidas de vidas humanas. Jellicoe trató de cortar el camino entre la flota alemana y su base con el fin de continuar la batalla por la mañana, pero Scheer consiguió romper el bloqueo británico arropado por la oscuridad y regresó a puerto. Ambos bandos reclamaron la victoria. Los británicos perdieron más barcos y hombres, pero consiguieron sabotear el plan de Scheer de destruir la escuadra de Beatty. Los alemanes siguieron constituyendo una amenaza que requirió la concentración de la marina británica en el Mar del Norte, pero nunca lograron el dominio de los océanos. En su lugar, la Marina Alemana recondujo sus esfuerzos y recursos hacia una guerra submarina sin restricciones.
Recordamos cuando allá en los finales de la década de 1980, fuimos un grupo de amigos de viaje desde Madrid a Cantabria y pasamos unos días en León, donde pudimos admirar gran parte de su Patrimonio Histórico, pero no cabe la menor duda que lo que más me impresionó fue la visita a la Cueva de Valporquero, que está situada al norte de la provincia de León, junto al pueblo de Valporquero de Torío, municipio de Vegacervera y a 47 km. de la ciudad de capital.
El itinerario visitable, de 1.300 m de longitud, recorre seis salas que van ganando en complejidad y diversidad de formaciones geológicas, desde la sala de las pequeñas maravillas hasta la final de las maravillas, cada una de ellas con un nombre diferente: Pequeñas maravillas, Gran Rotonda, Hadas, Cementerio estalactítico, Gran Vía y Maravillas, desde la cual se realiza el camino de vuelta al inicio del recorrido.
Situada a 1.309 metros de altitud, se encuentra la entrada a la cueva, encontrándose esta bajo el pueblo que le da nombre. El nivel superior, 1.300 metros de longitud, se encuentra habilitado para el turismo, acondicionado con iluminación eléctrica y un camino que se hace uso de puentes y escaleras para completar el recorrido. En un nivel inferior, de 3.150 metros, discurre una corriente subterránea de agua que solamente es accesible por espeleólogos y expertos.
Recuerdo que la temperatura en la cueva se encontraba en torno a los 7 grados centígrados, por lo que tuvimos que equiparnos con ropa de abrigo. La humedad de la cueva, causada por la corriente subterránea es del 99%.
Era todo un espectáculo de luces y formas, las estalactitas parecían que se iban a caer desde el techo de la cueva en cualquier momento, había tramos en los que el piso era muy húmedo y resbaladizo, lagos subterráneos y la conexión al río en la última sala.
Del mismo estilo que la Cueva de los Verdes (Lanzarote), pero a un nivel superior, la nuestra en su mayoría ha sido conformada por bolsas de aire en las erupciones volcánicas de la isla, mientras que aquella lo era en su mayoría por erosión del agua, ambas hijas de un prodigio de la madre naturaleza, como también se produce en el amanecer de cada día.
A la salida nos metimos en un restaurante-cueva, donde pedimos el “Cosido de la Huerta” y vino tinto, la temperatura fuera era de unos -2º y nos despachamos a gustito, cuando nos pusimos en ruta, al cruzar por el embalse de Riaño para seguir a Cantabria, nos sorprendió una tormenta de granizo tan fuerte que tuvimos que refugiarnos en unos aparcamientos bajo techo, por casualidad eran de otro restaurante y allí, asomados a la ventana viendo la tormenta, rematamos la faena.
Dejamos hoy aquí nuestro paseo, guardamos en nuestra gena todas las consideraciones positivas de esta crónica, nos la echamos a la espalda (como el propio tiempo) y emprendemos otra caminata con rumbo al noroeste, nos dirigimos al barrio de San Juan, donde visitaremos la calle León y Castillo, para conocer algo más del lugar de su ubicación y lo referente a este personaje histórico, pero bueno… eso será en la próxima ocasión, si Dios quiere, allí nos vemos. Mientras tanto cuídense.
Sansofé.
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