Statistiche web
El tiempo - Tutiempo.net
695 692 764

Miércoles, 08 de Octubre de 2025

Actualizada Miércoles, 08 de Octubre de 2025 a las 22:05:37 horas

La Garita se pone rosa en La Estrella

Una calle del barrio lleva el nombre de esta flor

cojeda Domingo, 30 de Marzo de 2014 Tiempo de lectura:

Damos nuestro paseo de hoy por la Urbanización La Estrella, donde buscamos la calle La Rosa, encontrando su inicio en la calle Flor del Embeleso, desde donde con orientación Poniente-Naciente, discurre en una longitud de unos 290 metros, aproximadamente, hasta confluir con la calle Orqueda, tras cruzarse con el vial de Circunvalación Costera.
 
Tiene paralela por el Norte la calle Gladiolo y por el Sur la calle Magnolia.
 
Esta nominación aparece por primera vez en los documentos censales referidos al 31 de diciembre de 1970, desconociéndose con exactitud la fecha de su aprobación, dados que carecemos de documentos al respecto. Desde esa fecha, ha pasado a formar parte del Callejero del distrito 5º, sección 8ª del Censo Municipal de Habitantes y Edificios.
 
Sinopsis de la nominación
El género “Rosa” está formado por un conocido grupo de arbustos espinosos y floridos representantes principales de la familia de las rosáceas. Se denomina rosa a la flor de los miembros de este género y rosal a la planta.
 
El número de especies ronda los 100, la mayoría originarias de Asia y un reducido número nativas de Europa, Norteamérica y África noroccidental. Tanto especies como cultivares e híbridos se cultivan como ornamentales por la belleza y fragancia de su flor; pero también para la extracción de aceite esencial, utilizado en perfumería y cosmética, usos medicinales (fitoterapia) y gastronómicos.
 
Existe una enorme variedad de cultivares (más de 30 000) a partir de diversas hibridaciones, y cada año aparecen otros nuevos. Las especies progenitoras mayormente implicadas en los cultivares son: Rosa moschata, Rosa gallica, Rosa damascena, Rosa wichuraiana, Rosa califórnica y Rosa rugosa.
 
Los cultivadores de rosas del siglo XX se centraron en el tamaño y el color, para producir flores grandes y atractivas, aunque con poco o ningún aroma. Muchas rosas silvestres y «pasadas de moda», por el contrario, tienen una fragancia dulce y fuerte.
 
Las rosas están entre las flores más comunes vendidas por los floristas. El rosal es una de las plantas más populares de los jardines, incluso existen jardines específicos llamados rosaledas, donde se exponen únicamente los miembros del género, cuya variedad es tan extensa que comprende desde rosales miniatura de 10 ó 15 cm de altura, hasta grandes arbustos, trepadores que alcanzan varios metros de altura o rastreros utilizados como cubre suelos.
 
Su principal productor y exportador es el Ecuador. La situación geográfica del país permite contar con microclimas y una luminosidad que proporciona características únicas a las flores como son: tallos largos, gruesos y totalmente verticales, botones grandes y colores vivos. Son comercializadas en mas de 110 países siendo sus principales mercados: Estados Unidos, Holanda (importa flores para luego re-exportarlas a otros países de la Unión Europea), Italia, Alemania, Rusia, Canadá, Argentina, España, Francia, Suiza y Ucrania. También Chile, China y Brasil. La superficie total de plantaciones es de 3300 ha, con una disponibilidad de 85 000 toneladas por año. El 99% de la producción se exporta.

Toponimia del barrio
La Urbanización de La Estrella surge en los inicios de la década de 1960, una vez que se inicia el declive del cultivo del tomate en nuestras islas, por la pérdida del mercado europeo, que aunque varios años después se volviera a regenerar, ya nunca se recuperarían los índices de exportación iniciales.
 
Recordamos que desde el túnel de La Laja –a la salida de Las Palmas de Gran Canaria- y hasta el Cruce de Melenara, casi todo estaba despoblado, solo te encontrabas a ambos lados de la antigua Carretera al Sur (hoy Autovía GC-1), los barrancos y unas pocas casas a la altura de La Pardilla, hasta llegar al Restaurante Panamerica Park, que estaba ubicado donde está hoy la Estación de Servicios a la entrada de la Urbanización de La Estrella, el resto a ambos lados de la carretera eran cultivos de tomateros, con empalizadas de cañas haciendo las veces de cortavientos y delimitando las propiedades.
 
Poco tiempo después se construye el Hotel Estrella Mar, donde tuvimos la suerte de conocer personalmente al “poeta intelectual” Don Fernando González Rodríguez, y de poder hablar un buen rato con él un grupo de jóvenes teldenses que pretendíamos escribir una antología poética. Recuerdo que le gustó nuestro trabajo y nos dijo bien claro que apostaría por el éxito de los mismos, de no ser porque carecíamos de un buen padrino o de un apellido célebre dentro de la literatura dogmatizada oficialmente de aquel entonces. Teníamos una serie de problemas tales como: ser jóvenes, ser desconocidos y tener ideas renovadoras. Nuestro futuro era tan inmediato como el principio lo está del fin, donde se vuelve a reiniciar.
 
Al cabo de unos años, el hotel deja de funcionar –caso que se repite en nuestro municipio paradójicamente como sucedería un par de décadas más tarde con el “Hotel Bahía Mar”, dejando el municipio carente totalmente de este tipo de establecimientos cara a nuestros visitantes- y en total inactividad permanece varios años después hasta que se transforma en un edificio de apartamentos que se vende a particulares.
 
Tras tres años de inactividad, el inmueble es remodelado y adaptado para su uso como establecimiento sanitario, la Residencia o Clínica Geriátrica que actualmente está en el lugar. Dejando de un lado la imagen fantasmagórica de abandono que tenía para adoptar otra nueva imagen más moderna e igualmente siniestra.
 
A veces cuando andas solo, cuando no sabes donde ir, cuando todo te parece igual o te da lo mismo, es cuando merece la pena visitar a aquellas personas que se encuentran allí por obligación. Esas personas que esperan anhelantes una visita de alguien, sea quien sea, aunque no le conozcan de nada, alguien que les conecte de alguna forma con la vida en el exterior y que les pueda hacer sentir que siguen vivos.
 
Entonces al salir de nuevo a la calle, te llevas el recuerdo de aquellas desesperadas miradas, de las conversaciones incongruentes y entrecortadas por olvidos esporádicos, y valoras realmente la libertad y la suerte de estar fuera, de poderte sentar junto al mar o en el campo y admirar la grandiosidad de la naturaleza en su estado esencial. Solo así te das cuenta de lo absurdo de tu anterior sentimiento.
 
Mas allá, hacia el sur y tratando de conectar con la Playa de la Garita, existe un sector al que se ha llamado San Borondón, nombre que ciertamente no sabemos de donde procede, aunque algún que otro romántico nos indicó que el urbanizador de estas tierras de cultivo, dio ese nombre simple y llanamente para recordarnos esa isla mítica, legendaria, esa que aparece y desaparece y que muchos han dicho haberla visto, pero que otros tantos han salido en su busca y jamás la encontraron. Es una leyenda que perdura en la noche de los tiempos y son muchos los que miran hacia el horizonte queriendo inconscientemente verla.
 
Efemérides
Ocurrió que un día tal como hoy, hace ahora mismo 268 años, es decir el 30 de marzo de 1746, nace en Fuentedetodos, en la provincia de Zaragoza, Francisco de Goya y Lucientes, quien fuera pintor y grabador español. . Su obra abarca la pintura de caballete y mural, el grabado y el dibujo. En todas estas facetas desarrolló un estilo que inaugura el Romanticismo. El arte goyesco supone, asimismo, el comienzo de la pintura contemporánea, y se considera precursor de las vanguardias pictóricas del siglo XX. Tras un lento aprendizaje en su tierra natal, en el ámbito estilístico del barroco tardío y las estampas devotas, viaja a Italia en 1770, donde traba contacto con el incipiente neoclasicismo, que adopta cuando marcha a Madrid a mediados de esa década, junto con un pintoresquismo costumbrista rococó derivado de su nuevo trabajo como pintor de cartones para los tapices de la manufactura real de Santa Bárbara..
 
El magisterio en esta actividad y en otras relacionadas con la pintura de corte lo imponía Mengs, y el pintor español más reputado era Francisco Bayeu, que fue cuñado de Goya. Una grave enfermedad que le aqueja en 1793 le lleva a acercarse a una pintura más creativa y original, que expresa temáticas menos amables que los modelos que había pintado para la decoración de los palacios reales. Una serie de cuadritos en hojalata, a los que él mismo denomina de capricho e invención, inician la fase madura de la obra del artista y la transición hacia la estética romántica. Además, su obra refleja el convulso periodo histórico en que vive, particularmente la Guerra de la Independencia, de la que la serie de estampas de “Los desastres de la guerra” es casi un reportaje moderno de las atrocidades cometidas y componen una visión exenta de heroísmo donde las víctimas son siempre los individuos de cualquier clase y condición.
 
Gran popularidad tiene su “Maja desnuda”, en parte favorecida por la polémica generada en torno a la identidad de la bella retratada. De comienzos del siglo XIX datan también otros retratos que emprenden el camino hacia el nuevo arte burgués. Al final del conflicto hispano-francés pinta dos grandes cuadros a propósito de los sucesos del levantamiento del dos de mayo de 1808, que sientan un precedente tanto estético como temático para el cuadro de historia, que no solo comenta sucesos próximos a la realidad que vive el artista, sino que alcanza un mensaje universal. Pero su obra culminante es la serie de pinturas al óleo sobre el muro seco con que decoró su casa de campo (la Quinta del Sordo), las “Pinturas negras”. En ellas Goya anticipa la pintura contemporánea y los variados movimientos de vanguardia que marcarían el siglo XX. Su fallecimiento se produce en Burdeos (Francia) el 16 de abril de 1828.
 
Sucedió también un día tal como hoy, hace ahora mismo 172 años, es decir el 30 de marzo de 1842, que un gran incendio destruye el edificio de las Casas Consistoriales de Las Palmas de Gran Canaria, ubicado en la Plaza de Santa Ana, el cual se componía de Ayuntamiento, Cabildo y Audiencia. El fuego se inicio en la parte Sur del inmueble y se propagó con una enorme rapidez. Los presos que se encontraban en lo sótanos de la Audiencia, pudieron ser sacados a tiempo, pero en cambio no se pudo rescatar nada del valioso archivo municipal que quedó totalmente destruido. Las actuales Casas Consistoriales fueron levantadas a mediados del siglo XIX. Anteriormente el edificio que se había levantado en el mismo lugar se remontaba al siglo XVI y constituyó uno de los ejemplos de arquitectura renacentista más relevantes del Archipiélago, como se observa por algunos dibujos que se han conservado.
 
Al día siguiente, y entre los escombros, se encontró un arcón metálico en el cual se habían de contener los fondos económicos de la Corporación, pero la sorpresa fue que el mismo presentaba un enorme agujero en la parte trasera y el dinero había sido robado. Esta circunstancia determinó la criminalidad del incendio que había sido provocado con el fin del robo y aunque se detuvo al Secretario de la Corporación, no se le pudo probar la autoría, quedando en libertad total. En la siguiente jornada al incendio, se constituyó una junta para recabar fondos que permitieran la reconstrucción del edificio y nueve días más tarde, la cantidad recaudada por le junta ascendía a 14.000 pesos corrientes, lo cual equivaldría a unas 52.000 pesetas (algo más de 315 euros de hoy en día).
 
Los planos para la nueva obra fueron encargados a un arquitecto de Cádiz. El aspecto externo del Consistorio recuerda al de Cádiz, pues el arquitecto Juan Daura, gaditano, llevó a cabo la revisión de los planos propuestos desde la isla de Gran Canaria. Las esculturas que rematan el recinto fueron colocadas en 1909. Representan la Agricultura, el Comercio, el Arte y la Navegación, pilares del crecimiento económico insular y municipal. El material en el que fueron realizadas es hierro colado. Su autor es Boutellier, escultor francés. El día 20 de Octubre de 1842, ese mismo año, puso la primera piedra, depositando en los cimientos una caja conteniendo una relación de los donativos y un ejemplar de la constitución.
 
Contemplando ahora el amanecer, desde el final de la calle La Rosa, en el mismo Paseo Marítimo de San Borondón, la fuerte visión que nos ofrece la aurora, nos hace pensar en esa isla mística, enigmática, rodeada de leyendas, esa que aparece y desaparece allá en el horizonte, como la estampa que observamos, que en breve se desvanece tras la luz del sol, que busca su hueco entre las nubes para anunciar la continuidad en nuestras vidas.
 
Pienso en todos esos hechos históricos que suceden en el devenir de los tiempos, así como, en la incidencia que los mismos tienen sobre el futuro de las generaciones venideras.
 
La tumultuosa época que le tocó vivir a Francisco de Goya con la invasión francesa y esas hermosas obras que se han convertido en el testimonio documental de los hechos acaecidos en aquel dos de mayo de 1808 y tiempos posteriores, tal vez de los pocos testimonios que nos han llegado a nuestros días y que pasan a conformar una parte importante de la realidad que se viviera en el suelo peninsular.
 
Ese pavoroso incendio que acabó con el edificio de las Casas Consistoriales, el Cabildo y la Audiencia en el año 1842, la destrucción de los archivos municipales y la gran pérdida documental que ello supuso, pérdida que con el paso del tiempo en muchos casos pasa a formar parte del olvido, nombres y situaciones que ya nadie recordará y que desaparecen de nuestros anales.
 
Crónicas de los ataques piráticos de holandeses, ingleses o berberiscos, cuyos relatos han desaparecido totalmente, como también, han caído en el olvido todos esos nombres, ahora anónimos, de aquellos que fueron denunciados ante la inquisición, que fueron torturados y ejecutados en la hoguera de forma salvajemente inhumana, como otros muchos ejecutados a garrote vil por delitos no confesados.
 
Decían que el fuego era purificador de las almas y no estaban tan equivocados, muchos responsables de aquellas injusticias, de aquellos asesinatos de entonces, por causa de ese incendio, quedaron purificados y liberados de posibles acusaciones en la posteridad.
 
Llegamos a la conclusión de que las acciones del ser humano en cada momento de su vida, pasan a formar parte del conjunto de las acciones de la comunidad donde se desarrolla y con cada determinación, va escribiendo el guión de su existencia, el cual no deja de ser un párrafo dentro de la propia historia de la sociedad en la que vive y muere.
 
Dejamos en este punto nuestro paseo de hoy, guardamos en la gena todo cuanto haya sido positivo en esta crónica y, emprendemos una nueva caminata con rumbo hacia el Poniente, nos vamos al barrio de San Antonio, para visitar allí la calle La Sinfonía, saber algo más del lugar de su ubicación y sobre esta obra orquestada, pero bueno… eso será en la próxima ocasión, si Dios quiere, allí nos vemos. Cuídense mientras tanto.
 
Sansofé.
Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.176

Todavía no hay comentarios

Quizás también te interese...

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.