El 31 de octubre falleció en Las Palmas de Gran Canaria María Dolores Quesada Macia, a la edad de 95 años y madre de Javier Fernández Quesada, asesinado por la Guardia Civil el 12 de diciembre de 1977, con tan solo 22 años. Se ha ido sin ver justicia y aclararse quién fue el que disparó y arrebató la vida de su hijo a las puertas del Paraninfo de la Universidad de La Laguna.
Aquella maldita balacera perpetrada por la Guardia Civil inspirada aún en la dictadura franquista se disipó con el paso del tiempo. Una fuerza bravucona entró en el recinto universitario sin ton ni son y con ganas de arrojar su rancio patrioterismo. Ni el Congreso de los Diputados, las primeras elecciones fueron en junio de 1977, sirvió para ventilar quién en concreto mató a Fernández Quesada y, por lo tanto, exigir las responsabilidades pertinentes. Se acumulaban tantas inacciones a izquierda y derecha que fácilmente se consolidó el no querer ahondar en nada. Sin embargo, las realidades no pueden ignorarse. Y el mito de la muerte de Javier Fernández Quesada a manos de la Guardia Civil es uno de los instantes claves de la Transición en Canarias.
Aquel joven grancanario se estaba formando en La Laguna y tenía toda una vida por delante para disfrutarla y desplegar un proyecto vital que quedó truncado en aquel curso en el que el gobernador civil de Santa Cruz de Tenerife era Luis Mardones; que pasó de ocupar cargos públicos durante el franquismo a la UCD para terminar recalando en CC. Que se laminara la vida de un chico de buena familia, y no la de un obrero, tuvo incluso que caldear más de la cuenta las llamadas de teléfono en los despachos oficiales. Su entierro en Las Palmas de Gran Canaria concitó el respaldo del pueblo.
Ahora que se debate sobre los claroscuros de la Transición, de aquel silencio impuesto de no remover aunque las víctimas quedasen postergadas por la inclemencia del jamás, tenemos un caso que se agolpa a otros tantos más sobre injusticias democráticas de calado intergeneracional que quedan sin resolver.
¿Cómo habrá vivido estas décadas desde entonces María Dolores Quesada Macia? ¿Qué desazón y angustia tendría que atravesarle con dolor el cuerpo cada año cuando se avecinaba en el calendario el aniversario del 12 de diciembre? Una hipoteca emocional indescriptible. El trauma impensable y sobrevenido de no poder ver crecer a uno de sus hijos. Ya nada sirve. O puede que esa conversación pendiente entre madre e hijo pueda tener ya lugar aunque no pertenezca al mundo de la justicia de los hombres. Descanse en paz.
Olga Maria Rivero Santana | Martes, 14 de Noviembre de 2023 a las 12:42:37 horas
¡,Doloroso e imperdonable! ¡Justicia! es lo que pedía esta madre, como lo que pedían las víctimas de Billy el Niño, como pedimos todos por las de la banda terrorists ETA y ahora ve como "normal" que EH Bildo esté en las Instituciones, con asesinos en sus listas, sin haberse aclarado otros muchos crímenes ni atentados, sin haber pedido nunca perdón, al contrario, "justifican ésas barbaries" y desde éste Gobierno, ¡lamentable y vergonzoso Gobierno" se "les blanquea" por unos malditos votos para seguir en el poder. Nunca he entendido ni entenderé esta "doble moral" de algunos políticos y de alguna prensa. ¡Condrena total y sin blanqueos a todas las acciones violentas, sean quiénes sean los que las hacen y apoyo incondicional a las víctimas, a ¡todas!
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