Entierros en Mogán

Onalia Bueno vuelve a romper la calma gubernamental a cuenta de la cuestión migratoria. O, mejor dicho, se declara en rebeldía en relación a la competencia municipal de tener que dar sepultura digna a los inmigrantes que arriban al sur de Gran Canaria. Mogán es un municipio de contradicciones que son ensanchadas por el discurso de la regidora. Es el segundo término municipal de importancia turística de la isla. Es, al tiempo, la memoria viva del drama migratorio. Las imágenes del muelle de Arguineguín no se olvidan, quedan perennes en la opinión pública isleña. Entonces descubrimos que para Madrid y Bruselas, Gran Canaria era una mera isla-cárcel.

La alcaldesa se niega a un acto humano. Además, un acto que le es obligado: dar sepultura. Encima, no lo hace aludiendo a supuestos quebrantos económicos pues, a fin de cuentas, el coste que le supone a las arcas municipales es tan solo de 13.000 euros (unos 800 euros por sepelio) cuando el Presupuesto del Ayuntamiento de Mogán asciende a 48 millones de euros. Dicho en plata, Onalia Bueno no blande una urgencia económica sino sus meros principios que desdeñan la condición humana. Hay que tener estómago para negar la sepultura.

La alcaldesa de Ciuca-CC contradice a Fernando Clavijo. Este, siguiendo la estela reciente de Ana Oramas, le espetó (y con razón) a la bancada de Vox en el Parlamento que no mezcle inmigración con la seguridad pública o, en el caso de denuncia de Oramas, con la violencia machista. Clavijo y Oramas dicen una cosa y, por su parte, Onalia Bueno practica la contraria.

Junto a Telde, Mogán es lo único que tiene CC en Gran Canaria. En realidad, va por libre. Ciuca es Ciuca pero ampara a CC. Telde va camino de emular a Mogán y, por ende, ser Ciuca en la ciudad de los faycanes la sucursal de CC. Esta es la táctica que ATI tiene en mente: esgrimir la franquicia local de Ciuca como única manera de adentrarse en territorio comanche para ATI.

Anselmo Pestana tiene muy presente a Onalia Bueno. Ella montó, en una reacción astuta, la excursión de guaguas una tarde al calor de los sucesos en el muelle de Arguineguín y trasladó a los inmigrantes a la plaza de la Feria donde está ubicada la Delegación del Gobierno. Puso a Anselmo Pestana entre la espada y la pared en un momento crítico para él pues, no siendo menos, su decisión entonces de utilizar los complejos hoteleros para albergar a los inmigrantes exasperó a empresarios muy poderosos en Gran Canaria. El palmero podrá seguir como delegado del Gobierno la próxima legislatura que, en unos meses, en breve, arrancaría. Ya Onalia Bueno está preparando su guerra contra la Delegación del Gobierno. La alcaldesa ataca primero. Las víctimas inmigrantes sufren la injusticia por partida doble.