A la memoria de mi admirado tío Antonio

No es fácil encontrar palabras para expresar cuanto sentimos todos tu perdida, querido tío Antonio. Has sido alguien muy especial para todos los que hemos tenido la suerte de compartir contigo momentos de nuestra vida.

Muchos recuerdos se agolpan en mi cabeza y no puedo evitar el volar a mi primera infancia, aquellos años 60 en los que me pasaba las horas a tu lado, tu aún muy joven (apenas veinte y pocos años) jugando a enviar telegramas en aquellos rollos de papel que para mí eran como un pequeños tesoro en la Oficina de Telégrafos de Telde en la que tu trabajabas rodeado de aparatos de teletipos de la época. No he olvidado el ruido de estos teletipos y aquel peculiar olor de la tinta que imprimía las tiras de papel.

No sé cuantos años pasé junto a los abuelos a los que adoraba (y ellos a mí, probablemente porque era el primogénito), contigo, mi padre y mi madre, tu única hermana. Solo recuerdo que fueron años muy felices.

Pero como la vida da tantas vueltas y los años fueron pasando, hubieron cambios; tu conociste a mi tía Mima a la que poco recuerdo porque nos abandonó prematuramente, pero antes de irse nos dejó el mejor regalo que nos puede dar la existencia.

Tomaste una decisión que cambiaría nuestras vidas por un tiempo y nos permitiste compartir y disfrutar de aquella bendición de niña, que era nuestra ilusión cada uno de los días que compartimos con ella. Mi niña Rosy, mi prima. En realidad y a día de hoy no he dejado de verla como mi hermana. Gracias.

Siguieron pasando inexorablemente los años, rehiciste felizmente tu vida y recuperaste la ilusión; te lo merecías. Gracias tía Alicia por ello y por los consejos que me has dado, incluso en estos momentos tan difíciles para ti.

Nuestras vidas continuaron su camino, pero nunca perdimos el contacto del todo. Tus éxitos personales y profesionales, plenamente convencido de tus ideales y tu integridad hicieron que fueses respetado y apreciado en tu entorno. Histórico del partido socialista, al que perteneciste desde muy joven, concejal del Ayuntamiento de Telde, fuiste un incansable defensor de los derechos individuales y colectivos de tus conciudadanos. Muchos éxitos que has tenido a lo largo de tu vida, no te los regalo nadie, Han sido fruto de tu trabajo incansable hasta casi el final de tu vida.

Te agradeceré siempre los sabios consejos que en muchos momentos de mi vida me diste. Estarás en mi memoria y en la memoria de todos los que tuvieron el privilegio de conocerte.

Fuiste un buen hombre, un buen esposo y un padre insuperable. Donde quiera que estés, cuida de los tuyos como lo hiciste en esta vida. Hemos sufrido una pérdida irreparable al irte, pero has dejado tras de ti tantos buenos recuerdos que no es posible olvidarte. Voy a echar muchísimo de menos, las largas conversaciones que teníamos por teléfono cada día de Navidad. Seguiré teniéndote en mi recuerdo especialmente esos días de Navidad que me queden por vivir. 

Descansa en paz, tío Antonio.

Tu sobrino

Javier