
El miércoles hubo en Tenerife una asamblea de Comisiones Obreras con la intención de analizar la situación electoral y llamar a la movilización de sus cuadros y afiliación. Contó con la presencia del secretario general, Unai Sordo, que estuvo acompañado del canario, Inocencio González. Recordemos que Comisiones Obreras se define como un sindicato de clase y sociopolítico. Y su poder de convocatoria estatal es enorme: alrededor de un millón de trabajadoras y trabajadores. Ya quisieran muchos partidos contar con semejante envergadura social.
Así las cosas, Unai Sordo expuso la gravedad del contexto que vivimos y cómo peligran los derechos sociales conquistados. Por no mentar la reforma laboral que, aunque podía haber sido más ambiciosa, por ejemplo la recuperación de la indemnización por despido de 45 días, ha garantizado una estabilización laboral inimaginable en España hasta hace poco. Y ya sabemos que con la precarización extendida no caben certidumbres ni individuales ni colectivas.
El ataque que la extrema derecha hace contra los sindicatos busca la expansión aún más del neoliberalismo y dejar desamparada a la clase trabajadora sin intermediarios que la protejan. De hecho, el sindicalismo de clase y el feminismo son los dos movimientos sociales que más críticas reciben desde el bloque reaccionario. Y por eso es importante la movilización este 23J en aras de afianzar el Estado del Bienestar y los logros cosechados en décadas amén de la presión sindical.
Comisiones Obreras nació contra el franquismo. Sabe perfectamente lo que es lidiar cuando vienen mal dadas. El peligro de que el neofascismo toque el poder en España es real. Ya ocurre en otras latitudes europeas. La preocupación de Comisiones Obreras es compartida por otras centrales sindicales en el Viejo Continente. El neofascismo busca dividir a la clase trabajadora. Es la táctica histórica del gran capital. Es el subterfugio que aprovecha el sistema capitalista cuando entra en una crisis de naturaleza sistémica. Son tiempos convulsos los que vivimos fruto de la herencia de la Gran Recesión de 2008 y los sucesivos años de austeridad en el que imperaron los recortes de los servicios públicos, ahondando en la desigualdad social y en la incertidumbre vital de las generaciones más jóvenes. Ahora asistimos a una crisis de la democracia.
Sin sindicatos de clase no hay democracia. Sin cobertura sindical la desprotección de las trabajadoras y trabajadores está garantizada. Solo con sindicatos se puede lograr buenos convenios colectivos y mejorar los derechos de la ciudadanía. De todo esto se habló en la casa sindical de Santa Cruz de Tenerife. Unai Sordo cerró la jornada con una intervención dirigida a concienciar de la transcendencia política que vive España y que casa con los vientos reaccionarios a ambos lados del Atlántico. Toca movilizarse.























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