
En este tiempo en el que vuelve a campar a sus anchas el neofascismo en el Viejo Continente y Vox saborea la entrada en La Moncloa, es más pertinente que nunca recuperar la memoria histórica. También en Canarias. El asesinato de Javier Fernández Quesada el 12 de diciembre de 1977 en el recinto universitario de La Laguna por disparos de la Guardia Civil, nos recuerda que la Transición no fue tan modélica como la pintan desde fuentes oficiales y que hubo muertos e injusticias.
Aquel día la Guardia Civil entró sin contemplaciones y disparó a mansalva. Se vivía una jornada muy convulsa en Tenerife al calor de las huelgas en el sector del frío y de las guaguas, una empresa privada que pertenecía a la familia Oramas. Los estudiantes, al estilo ‘sesentayochista’, acompañaron la cita huelguística y en Santa Cruz de Tenerife como en La Laguna se vieron altercados y barricadas. Luis Mardones era el gobernador civil y, por tanto, responsable último de las fuerzas y cuerpos de seguridad en la provincia. Mardones acabaría siendo diputado por CC, previo paso por UCD, naturalmente. UCD fue la lavadora de los cuadros y élites del tardofranquismo para purificarse en la entrada a la democracia. UCD en Tenerife pasó a ser ATI, tras el derrumbe ‘ucedista’ en 1982. Y de ATI a CC.
En diciembre verá luz el documental ‘Quesada: La verdad del silencio’, del director Iván López y del productor Lamberto Guerra. Esta semana hubo un adelanto de 20 minutos en el Teatro Guiniguada en Las Palmas de Gran Canaria. Un cinefórum que tuvo cita previa en Fuerteventura y Tenerife, con éxito de público en las tres islas. Este trabajo nace con la vocación de cubrir una laguna histórica pendiente todavía. Y ojalá Televisión Canaria tenga a bien emitirlo periódicamente. Apunta expectativas esta obra audiovisual.
Aquella Guardia Civil, como tantos otros sectores del poder, procedía del régimen franquista. Es la misma que poco más tarde haría la intentona golpista del 23F o la que perpetró crímenes en los GAL mientras el ministro socialista miraba hacia otro lado. Todo fue sucio, putrefacto. Esa Guardia Civil de la Transición y ochentera era temida socialmente. En el cuartel de Intxaurrondo torturaron de lo lindo, un fortín en el País Vasco donde se vulneraban los derechos humanos.
Dicen los testigos, alrededor de veinte personas, que aquel día en La Laguna los guardias civiles dispararon sin ton ni son. Estos se excusaron en que fueron tiros al aire. Sin embargo, aparecieron casquillos de bala por todas partes. Una mató a Quesada. Hubo otros heridos. Quesada llegó sin vida al hospital. Un ‘jeep’ de la Guardia Civil dejó su cuerpo en el servicio de urgencias. Un picoleto entró en el hospital, cargó el arma y preguntó por el médico. Dejaron el cadáver de Quesada y se largaron. Contó esto último en el Teatro Guiniguada una doctora, muy joven entonces, que vivió el episodio haciendo las prácticas. Los fantasmas reaccionarios resurgen en periodos broncos de la historia.
RicardoCastillo | Sábado, 15 de Julio de 2023 a las 19:19:09 horas
Rafael, te conozco poco, pero "chapeau". Unos estábamos a unas cosas y otros, a otras, pero después de los "grises" de Zaragoza con su pañoleta azul al cuello, llegó ésto en la Avda. de La Trinidad. Lamentable e inesperado.
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