
«Es insoportable, no puedo más», se queja un vecino de Valle de los Nueve bajo, en Telde. «Vivo encerrado en mi propia casa, como si fuera en un búnker, para no oír a los gallos». Los tiene muy cerca, en una finca situada a pocos metros de donde reside. «Cantan a todas horas, de día y de noche, de madrugada, al amanecer, al anochecer...». Su móvil se ha convertido en una completa videoteca de grabaciones a toda hora para probar las «escandaleras». Ha intentado ponerse tapones en los oídos y tampoco. Le hacen daño.
Tanta incomodidad y tan continuada le ha creado una especie de fobia al canto del gallo. Una de las veces presentó denuncia ante la Policía Local presa de una crisis de ansiedad. Y uno de estos días le afectó incluso en su puesto de trabajo. «De repente escuché uno y me quedé como paralizado; ya me está enfermando», según publica Canarias7.
Hace un mes, a mediados de junio, denunció el caso ante el Ayuntamiento de Telde y, aunque agradece el buen trato de ediles y trabajadores, echa de menos más diligencia. La primera queja la puso, vía administración electrónica, el 12 de junio. La segunda, por escrito y por registro de entrada el 27 de junio. Y el 8 de julio acudió a la propia Policía Local.
Este vecino ha recurrido a la Corporación local en las últimas semanas, pero asegura que lleva aguantando estas molestias desde hace casi dos años. La diferencia es que hasta ahora, tanto él como otros miembros de su familia, han intentado dialogar con el propietario de los animales para que busque la fórmula de introducir medidas correctoras, pero dice que no ha tenido éxito. «No ha mostrado la más mínima empatía, pese a que le he dicho, siempre de forma amistosa, que no queremos que quite los animales, solo que no nos molesten».
«Quité gallos y pavos reales»
Una pareja de agentes de la Policía Local visitó la finca a raíz de otra queja de este vecino y el dueño les dijo que cuida de 15 gallos de pelea, que los tiene registrados y en regla porque forma parte de la federación gallística canaria y que no tiene intención de quitarlos, porque, según dijo, compró ese terreno hace 21 años y hace 20 que tiene los gallos, extremo que, por cierto, niega el denunciante, que sitúa el inicio del problema hace dos años para acá.
El propietario de los animales también atendió ayer a este periódico y aseguró que ha intentado mitigar las molestias. «Tenía más de 30 gallos y de una tacada quité más de 15, quité 7 pavos reales y también los perros». Es más, dice que antes dejaba una luz encendida toda la noche y que hace tiempo que la deja apagada.
Por lo pronto, el denunciante se ha decidido a recoger firmas y piensa poner el asunto en manos de los tribunales. Y también cuenta con el apoyo del colectivo del barrio, la asociación de vecinos La Ilusión de la Esperanza.
Solo hay un sonómetro y está sin calibrar
La edil de Salud Pública, Pilar Mesa, le recibió días atrás junto a su asesor y al veterinario municipal y le informó de que ya hay un expediente abierto. El caso acabó en su área después de que Ganadería dejara claro que no era de su competencia: los gallos están situados en suelo urbano.
Así las cosas, el siguiente paso pasaría por acreditar de forma oficial y con garantías jurídicas que el canto de estos animales supera los decibelios permitidos, 35 en horario diurno, y 30, en el nocturno. Para eso, apuntan las mismas fuentes, habría que echar mano del sonómetro, que está en Urbanismo, pero no está calibrado.
Mesa explica que el Ayuntamiento ha intentado actuar por dos días: la urbanística y la de los ruidos. La primera está descartada porque, según le han informado, aunque el suelo es urbano, el dueño del terreno no gestiona una explotación ganadera como tal y los puede tener por ocio. Queda la segunda, que tiene el escollo del sonómetro, pero asegura que ya se está en vías de contratar el calibrado. «Todo dependerá de si se superan o no los decibelios», aclara.
Toni Cabrera | Sábado, 15 de Julio de 2023 a las 20:29:42 horas
Entiendo a las dos partes, pero mi pregunta es ¿el propietario de la finca dónde están los gallos vive ahí?, no justifica nada pero el colmo sería que él viva sin el ruido de los animales. Como es posible que la administración se pueda permitir tener herramienta sin calibrar, y a las empresas nos exigen tener la herramienta en regla para poder trabajar, si no te levantan una sanción, es el colmo
Accede para votar (0) (0) Accede para responder