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Colaboración

Sumar y no restar

Reflexión de la profesora de Lengua y Literatura y escritora, Nieves Rodríguez

NIEVES RODRIGUEZ RIVERA 3 Domingo, 11 de Junio de 2023 Tiempo de lectura: Actualizada Domingo, 11 de Junio de 2023 a las 11:16:36 horas

Hablar de políticas en este país es hablar de pasiones, de sentimientos enfrentados y personalismos. Nadie sabe ya lo que es la ideología ni para qué sirve eso. El dominio de la razón, del bien común y del interés general ha quedado tambaleado por una ola de populismos irracionales, de vocingleros mediáticos y de confusión generalizada que beneficia al que más simplifica y perjudica al que menos se explica.

 

Así, vemos como los obreros votan a la derecha y la izquierda se fragmenta en disquisiciones insignificantes y banales que no han sabido explicar a los trabajadores los avances conquistados y la mejora de la economía.  Faltó tiempo, pero en la era de la inmediatez lo queremos todo y ya. Pero las transformaciones profundas requieren eso, tiempo. Está claro que estos adelantos no han llegado a la mayoría y quizás una explicación más convincente hubiera dado diferentes resultados.

 

Tal vez por esta razón, la líder de Sumar, Yolanda Díaz, ha sido considerada en todas las encuestas ciudadanas la más valorada por todos. Las razones de esta aceptación se deben a que su discurso es claro y contundente, y sabe hacer algo de lo que es necesario inteligencia, pero también cercanía: pedagogía.  

 

Proveniente durante muchos años de Izquierda Unida, sabe explicar sin rebajar los contenidos y sin tratar a los votantes como besugos. Nadie puede dudar de que la suma de Yolanda en el gobierno ha demostrado ser vital para los cruciales avances en la clase trabajadora, como la subida del sueldo mínimo interprofesional o la ley de las pensiones.  

 

Sin embargo, la labor de Podemos no ha sido tan premiada por los votantes.  Creo que no me equivoco si digo que el mayor castigo que ha sufrido Podemos ha sido el de sus propios votantes, decepcionados por una deriva política basada en la identidad y el género.

 

Podemos o sus cabezas pensantes han logrado enfadar a la izquierda y alegrar a la derecha. No en pocas ocasiones, las feministas históricas han denunciado en las redes la deriva grotesca de una ideología centrada en la identidad de género. Pues una cosa es defender el colectivo LGTBIQ y otra hacer bandera de los derechos de las minorías por encima de las mayorías. 

 

Las feministas, que se negaron siempre a que a la mujer se le borrase del mapa con denominaciones absurdas como “hembras menstruantes” o que la ley trans se impusiera por encima de los derechos de la mujer, no pocas veces fueron acusadas por estos de “feminazis”. Ahora, después de estos resultados, creo que ya han comprendido que somos muchas las feministas que no estamos de acuerdo con ciertos postulados.

 

Su política basada en la identidad como éxito persona y centrado en una falsa libertad, les ha hecho abrazar la teoría queer como bandera y apartado a mucha gente de izquierda, decepcionada y horrorizada con la deriva que tomaba este partido, cuyo culmen fue la ley del sí es sí.

 

Y es que Podemos se ha desmarcado, en demasiadas ocasiones, de una parte, mayoritaria de la izquierda y esto ha sido castigado en las urnas. En Canarias llevaban la Consejería de Derechos Sociales, Igualdad, Diversidad y Juventud con Noemí Galván a la cabeza, el fracaso de esta Consejería ha sido notable: listas de dependencias insalvables, incapacidad de gestionar las ayudas básicas a las familias más desprotegidas, siendo como es Canarias una de las zonas más pobres y desprotegida de España, pese a las ayudas europeas y del estado.

 

Otro tanto en Igualdad donde han creído que ser modernos era que niños y adolescentes se pudieran hormonar o se operarse sin apenas mediación psicológica y sin permiso de los padres.

 

Con todos estos desmanes, aquellos que en un día soñamos con un nuevo ideal de cambio después del 25 M, hemos visto como caían una a una nuestras esperanzas. Luego, apareció Yolanda Diaz, de familia de sindicalistas, de convicciones ideológicas firmes y de izquierda, que no solo explicó sino aplicó lo que supone hacer políticas de izquierdas. 

 

Por eso, creo que hoy tenemos muchos de nosotros una rara ambivalencia, alegría porque al fin hay un pacto entre las izquierdas y de cierto desasosiego por ver si, una vez descabezadas algunas figuras excluyentes y a perniciosas como Irene Montero, por fin vence el sentido común y el bien para todos los votantes de izquierda.  Aunque viendo quién se presenta como cabeza de lista por Canarias el pesar me acusa de nuevo.

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