Por tantos corazones rotos

25 de noviembre contra la violencia de género

¿Por qué me viene la imagen de unos corazones rotos y un corazón blanco? Porque cuando en este 25 de noviembre se quiere tener presente a las víctimas de la violencia de género, se me viene a la cabeza, no sólo las muchísimas mujeres que han muerto por esta terrible lacra, sino los niños y niñas (víctimas aún más inocentes) y como a pesar de lo que se ha ido avanzando, sigue siendo insuficiente y en muchas ocasiones, hasta ofensivo lo que se les ofrece y se les pretende garantizar a todas las que aún no se han atrevido a denunciar su horrorosa situación.

¡No, no queremos los minutos de silencio! (muchos silencios han soportado ya). ¡No queremos aplausos y homenajes delante de sus féretros! Queremos aplaudir su libertad, su nueva vida…

Porque en muchas ocasiones, sólo dejan de ser víctimas anónimas para ser víctimas conocidas, pero que lo siguen siendo a final, de un sistema absurdo, injusto y machista que parece proteger más a los maltratadores.

Con las leyes obsoletas y ambiguas, con los protocolos interminables para solucionarles, desde una verdadera libertad y seguridad para ellas y sus hijos e hijas y una verdadera justicia para que sus maltratadores y verdugos no se sientan tan seguros y tan libres para seguir atemorizándoles, y terminen cumpliendo sus amenazas, ya que da lo mismo que hayan denuncias previas o no, pues como digo, las leyes actuales y los medios que se ofrecen, no sirven, no llegan para evitar que terminen acabando con sus vidas.

Corazones rotos por todas las asesinadas, (mujeres, niños y niñas), porque víctimas también son todas sus familias y amigos, toda la sociedad que, por un lado sigue viendo como este maldito contador de muerte no para y de alguna forma, una sociedad que es también culpable, porque sigue siendo incapaz de ponerse de una vez por todas, de forma unida y sin fisuras, a luchar por terminar con todo esto.

Aquí quiero poner el corazón blanco, un corazón libre de miedos, de violencias de muertes, de intereses políticos y partidistas… Un corazón donde quede escrito en mayúsculas las palabras vida, libertad, amor…

Un corazón blanco que recoja y que exprese todo lo mejor del ser humano, que quede luego reflejado en nuestro día a día, en una vida sin más lamentos, en una vida en plenitud.