Ni caso Grúas ni caso Reparos. Fernando Clavijo vuelve, en breve, a Canarias limpio de polvo y paja. El aforamiento en el Senado sirvió. Y el abogado José Antonio Choclán hizo su trabajo. De hecho, a Choclán se lo rifan en las islas entre los empresarios y famosos de alto postín que se ven inmersos en líos judiciales. Pero se acabó. Ya estamos en otra fase. Y tiene repercusiones (tanto políticas como mediáticas) a partir de este año.
Si los últimos días han sido los peores para el PSOE, ha ocurrido justo al revés para CC. El caso Mediador, cuyo hondo alcance aún desconocemos, y que Clavijo pueda operar como un actor político más, dentro y fuera de CC, cambia las cosas. Y si a esto le añadimos las grietas del Gobierno de coalición de izquierdas en Madrid, la opción de un pacto entre el PSOE y CC (o entre CC y el PSOE, por aquello de quién sería presidente y quién vicepresidente) gana enteros. Un desgaste del PSOE y otro de Unidas Podemos, no lo resiste el Pacto de las Flores.
Ana Oramas hará de escudera de Clavijo. Y Oramas asoma en lontananza como una consejera con mando en plaza. Pero no será el reemplazo de Clavijo. CC en Gran Canaria no pinta nada. Aunque eso le es igual a ATI. Las cartas están boca arriba. Y solo falta que la noche del recuento electoral, la calculadora diga qué pacto es el viable. Eso más lo que diga Casimiro Curbelo que, en principio, bascula a favor de Ángel Víctor Torres, en vez del PP.
En el PSOE de Tenerife, de confirmarse tal pronóstico, se barrunta una crisis interna galopante. Santiago Pérez, Patricia Hernández y un sector importante del socialismo tinerfeño no se van a sentir cómodos gobernando con CC. Y no será por los pactos en cascada, CC y PP pretenden repartirse Tenerife por sí mismos, sino por el mero hecho de coexistir en el Gabinete autonómico. Torres lo sabe. El PSOE de Gran Canaria, la parte deseosa de entenderse con CC, también lo sabe. Y, cuando llegue el momento, pelillos a la mar. Después de un pacto, otro bien distinto. Y santas pascuas. Es lo que ya masculla parte de la dirigencia del PSOE.
Con todo, es probable que el sistema de partidos en las islas se siga transmutando. Entre otras cosas, porque el escenario que sobreviene en Madrid es de agüita. En la izquierda cunde el desánimo. Y el neofascismo hipotecará al PP. Por eso lo fácil en el archipiélago es que el PSOE y CC (CC y PSOE) se pongan de acuerdo. Algunos ya trabajan en esa dirección afanosamente. Los mismos a los que el Pacto de las Flores les era tan solo una estación de tránsito. Eso sí, otro cantar puede ocurrir en el Cabildo de Gran Canaria y en el ayuntamiento capitalino. Clavijo está feliz. Y pinta rebumbio.























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