La victoria de Antonio Morales

NC ganaría hoy las elecciones al Cabildo de Gran Canaria. Y es que la fortaleza municipal, con cada vez más feudos del nacionalismo y la izquierda canaria en la isla, se proyecta con naturalidad en la Casa Palacio de Bravo Murillo. Al tradicional corredor del sureste, más Telde, se une el norte con Gáldar y Guía, por no olvidar que en Arucas NC fue segunda fuerza en 2019 y puede ser el próximo año importante a la hora de confeccionar la gobernanza municipal aruquense. La encuesta de Ágora Integral, y publicada esta semana por ‘canariasahora’, otorga un aumento de un consejero al grupo liderado por Antonio Morales, pasa de 8 a 9 actas y cosecha un 26,70% de los votos.

Le sigue de cerca al PSOE, que cambia de candidato. Pero los cabildos son instituciones netamente presidencialistas y de nada vale estar cerca el segundo del primero pues es investido automáticamente el candidato más votado. Esto es lo que distingue a los cabildos de las restantes instituciones. Obligaría, si se tercia, a interponer después una moción de censura obligatoria si se quiere y se tiene los apoyos precisos para remover al presidente.

El sondeo confirma una idea ya manifestada de manera reiterada en esta columna: NC y el PSOE se sobran para la gobernanza conjunta de Gran Canaria, tanto en el cabildo como en los consistorios. Si hay buena fe, ambas siglas pueden acumular un poder político inmenso. Por eso ATI insufla ánimos en una rama socialista grancanaria para que vaya en contra de Antonio Morales y, por ende, de NC. Si a esto encima le añadimos que CC es prácticamente un partido residual en Gran Canaria, pues los nervios de ATI son todavía mayores.

Otra premisa ya razonada en anteriores ocasiones en este espacio: la gobernanza del Cabildo de Gran Canaria dependerá del pacto que haga el PSOE en el ámbito autonómico. Si se repite el Pacto de las Flores, todo irá sobre ruedas. Si no es el caso, y el PSOE se casa con CC, habrá terremoto político en Gran Canaria. Volveremos al periodo 1991-1993, el de las mociones de censura; insular y autonómica. Y, de paso, se estimulará indirectamente la reunificación del nacionalismo canario a medio plazo, a contar desde mayo de 2023. Máxime, si Vox llega a La Moncloa tal como las encuestas estatales indican: el PP sin Vox ya no es nada.

Al proyecto de ecoisla, Antonio Morales deberá sumarle otra idea imprescindible para la era política que se ha abierto: el Cabildo de Gran Canaria deberá servir el próximo mandato de dique de contención antifascista. Es urgente contar en este propósito con la institución insular de cara a confrontar la oleada neofascista que se otea en lontananza. Ya Morales advirtió con sus prácticas la necesidad de ahondar en el compromiso cívico y las políticas públicas encaminadas al empoderamiento ciudadano, siendo regidor de Agüimes. Lo lleva dentro, es un compromiso político por su parte de largo recorrido. La batalla política se aproxima. Vox trata de contaminarlo todo. El Cabildo de Gran Canaria deberá estar a la altura de semejante reto y no ser marioneta del sucursalismo. Esto se dirime en 2023.