La urgencia de la deuda obliga al Grupo Prisa (‘El País’, Cadena Ser…) a tomar decisiones cuanto antes. Y de la ampliación de capital que se barajó en un primer instante se pasa a la emisión de bonos convertibles que, en realidad, es una ampliación de capital pues transcurrido el plazo fijado (5 años) este se transforma en acciones futuras. La deuda del Grupo Prisa supera actualmente los 900 millones de euros. Pero la principal preocupación ahora es sortear la subida del euríbor. Con la magnitud del pasivo mencionado, ese aumento puede ser letal.
A buen seguro, Joseph Oughourlian, mayor accionista (29,84%), hoy no se metería en el Grupo Prisa. No es un editor al uso. Es el fundador de Amber Capital y lo suyo es, como financiero, entrar y salir de empresas en las que pueda rentabilizar operaciones exitosas al calor de la incertidumbre. Lo que ocurre es que la inestabilidad del Grupo Prisa persiste pasado los años. Cuando en época de Juan Luis Cebrián, en 2014, el Grupo Prisa vendió Canal+ a Telefónica (el 56% a cambio de 750 millones de euros) se estaba consumiendo la gran baza que todavía disponía el conglomerado mediático. Ese margen de maniobra ahora no existe.
El periodismo es negocio o, mejor dicho, puede ser un gran negocio. Aunque no de la forma habitual. Los que esperen suscribir la emisión de bonos convertibles no lo harán por el interés que se ofrece (un 1%, escaso en un periodo de turbulencias como el actual) sino para posicionarse dentro del Grupo Prisa a medio plazo y, por ende, apostar políticamente llegado el momento procesal oportuno. Eso sí, el precedente es el que es: Joseph Oughourlian hizo lo propio en su momento y no ha visto ninguna reciprocidad desde La Moncloa por parte de Pedro Sánchez, más bien este ha decidido jugar a llevarse bien tanto con el Grupo Prisa como con La Sexta, su gran competidor que encima arrastra la crisis de los audios de Antonio García Ferreras con el comisario Villarejo.
La democracia necesita buenos medios de comunicación. Y que estos sean solventes, independientes financieramente. ‘El País’ ha sido el rotativo por excelencia del sistema del 78, el llamado intelectual orgánico. Por eso no es positivo que detrás del Grupo Prisa ya no esté una familia (los Polanco) sino una retahíla de bancos e inversores cuyos intereses no casan con el universo periodístico que tiene otro ritmo e intenciones. Ayer la acción del Grupo Prisa rondaba los 28 céntimos, hace seis meses que está a la baja. La ejecución de los bonos convertibles disipará su escenario bursátil más cercano. En función de cómo respondan los agentes en bolsa cuando la operación de marras se consolide podrá atestiguarse si Joseph Oughourlian ha logrado su objetivo: ganar tiempo. Y, desde luego, esperar que 2023 sea favorable electoralmente para Pedro Sánchez. Un Gobierno de coalición en La Moncloa conformado por el PP y Vox sería mortífero para el Grupo Prisa. La guerra que mantuvieron con José María Aznar cuando este accedió al poder en 1996 sería tan solo un entremés comparado con esto otro.

























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