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Miércoles, 05 de Noviembre de 2025

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Varapalo a Ayuso

TA ofrece la columna de Rafael Álvarez Gil

direojed Martes, 15 de Noviembre de 2022 Tiempo de lectura:

La manifestación en Madrid a favor de la sanidad pública el pasado domingo fue todo un éxito. Superó las expectativas y, desde luego, el PP no se lo esperaba. Es mucho más que un toque de atención. Es una denuncia al ‘trumpismo’ de Isabel Díaz Ayuso y su ola privatizadora. La pandemia ha dejado como legado una clara querencia por nuestro sistema sanitario que, cuando pintan bastos, es el último refugio de toda la sociedad, especialmente de los que menos tienen.

 

En Madrid las instrucciones para contentar a los operadores sanitarios privados están siendo crecientemente contestadas, ya es una práctica que se extrapola a otras latitudes. En Canarias hay debate a son del caso Mascarillas. La concienciación al respecto por parte de la sociedad, hacer valer lo público, es imparable. El empobrecimiento colectivo, los bajos salarios que encima son carcomidos aún más por la inflación galopante, impide la contratación de seguros privados. En las islas este es un hecho manifiesto por mucho que existan las presiones políticas desde el universo privado sanitario. Al fin y al cabo, solo es negocio (de verdad) la sanidad privada cuando falla o renquea la pública.

 

El correctivo de la calle el domingo a Ayuso interpela directamente al cuartel general de los populares. Alberto Núñez Feijóo no puede desentenderse. Aunque el poder interno de la presidenta madrileña sea una amenaza constante a Feijóo. Pensemos que Pablo Casado no le duró nada a Ayuso en su particular pugna, justo cuando Casado ventiló posibles corruptelas que suplicaban la gestión del PP en Madrid, los medios de comunicación de la derecha se cargaron a Casado en un santiamén. El gallego se acuerda perfectamente y por eso tomará sus prudencias.

 

El ‘trumpismo’ mediático que practica Ayuso versa en enmarañar el mensaje, en jugar a confundir. Es una forma de quitarse las responsabilidades propias de encima. Si a esto le sumamos la crisis del periodismo pues la ecuación sale idónea para los que se prestan a estas recetas que merman la democracia. Es alarmante cómo los periódicos han ido perdiendo pluralidad de firmas, una debilidad editorial que casa con la caída del sector. Ayuso cuenta con publicidad institucional y, cómo no, la gobernanza de dictar y ejecutar. Un poder importante. De ahí, que lo del domingo le haya sobrepasado. Cuando se gobierna desde una atalaya sucede que estos reveses no solo no se digieren sino que se desprestigian como arma defensiva. Si el PP prosigue en el ‘trumpismo’ de Ayuso es evidente que la desigualdad social seguirá aumentando y las clases medias desapareciendo. Una radiografía que irá penetrando en las bases de la democracia representativa, erosionándolas poco a poco. De Donald Trump a Ayuso pocas diferencias hay. La popular ganó las elecciones con holgura y piensa que repetirá en 2023. Su estratagema mediática continuará, es su único baluarte para contaminar los mensajes que la calle le envía. Lo del domingo supuso un enorme éxito, un recuerdo sobre la importancia del Estado del Bienestar.

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