El casoplón de Vox

Iván Espinosa de los Monteros no es buen pagador. Le han embargado el sueldo, la asignación parlamentaria, por no haber pagado aún a su acreedor reconocido judicialmente: Rehabilitación, Urbanización y Edificación SL (RUE). Pero no solo el portavoz de Vox es mal pagador sino que intentó rehuir hasta el último momento de sus responsabilidades pues Espinosa de los Monteros era el socio único de Promociones Pedro Heredia 6 SL (PPH6), que llevó al concurso de acreedores y que la otra parte tuvo que acudir a la vía judicial para aplicar la teoría del velo y, en fin, demostrar la mala praxis del dirigente de la ultraderecha neoespañolista.

El casoplón del gerifalte de la extrema derecha, ubicado en Madrid en el distrito de Chamartín, por supuesto no ha recibido ni recibirá la atención mediática de la casa de Pablo Iglesias y su familia a las afueras de la capital. Ni tampoco tendrá el líder de Vox que padecer un día tras otro la presión ciudadana a las puertas del domicilio con bullanga y patriotismo cuartelero. Esto no es casualidad sino que es producto de una parte del abanico mediático que sí jaleó las excursiones al hogar de Iglesias para convertirlo en diana de la protesta dominguera. Pero al de Vox ni se toca. Todo lo contrario, tan solo se comenta por encima ya que, al fin y al cabo, al neofascismo desde hace un tiempo se le está blanqueando en España para que más temprano que tarde la sociedad trague que es un socio aceptable para el PP. Este es el precio a pagar de la hipoteca de la Transición: el neofascismo quedó incrustado en el aparato de poder del Estado a diferencia de Portugal que se quitó de encima a la dictadura mediante la Revolución de los Claveles. ¿O es que acaso los franquistas se convirtieron en entusiastas demócratas de la noche a la mañana?

Espinosa de los Monteros si hubiese querido ya hubiese pagado. Cualquier banco, con sus emolumentos mensuales, le concedería el crédito para que pagase la deuda de 63.183 euros por las reformas que hizo en su domicilio. Más tardaría en entrar en la sucursal de su banco que en preparar y firmar el papeleo. Mal pagador. Y, sobre todo, en sede judicial no coló su estratagema sino que recibió el oportuno reproche: “utilizó la sociedad para su beneficio en perjuicio de terceros, e igualmente consideró que había un enriquecimiento injusto”. Este fue el proceder de un representante público cuyas formas para no pagar lo que debe han quedado desmontadas. Por cierto, también fue condenado al pago de las costas. Dicho en plata, hubo “un fraude de acreedores” por parte del mandamás de Vox y correligionario de Santiago Abascal.

Mucha bandera y patriotismo pendenciero, griterío de hojarasca, y lo que sobresale es, ni más ni menos, un serpenteo torticero para no abonar lo que debe a son de las reformas en su casoplón. El Juzgado de Primera Instancia número 36 de Madrid lleva a cabo el embargo de lo que recibe Espinosa de los Monteros a final de mes del Congreso de los Diputados. Así que ocupa un escaño, trata de dar lecciones públicas al resto desde la bancada de la ultraderecha y lo que hay es, en puridad, un mal pagador en las formas como en el fondo. Neoespañolismo mesetario, neofascismo edulcorado, franquismo sociológico. Vamos, un representante de Vox condenado judicialmente.