GREGORIO VIERA
Ahora que algunas empresas y administraciones públicas están inmersas en las elecciones sindicales, quiero reflexionar en la importancia que tiene para la defensa y lucha de la clase trabajadora su representación ante la empresa a través de los sindicatos. Pero esa lucha y representación no siempre van de la mano, no descubro nada nuevo si me atreviese a afirmar que hay sindicalistas que han vivido del sindicato como políticos de la política, en ambos, han perpetuado la imagen de no saber hacer otra cosa. Yo soy afiliado a un sindicato desde hace muchos años en el ámbito sanitario, con una casi nula utilización de sus servicios en el desempeño de mis funciones.
Pero les mentiría si no les dijera que en muchas ocasiones he estado a punto de darme de baja por no entender algunas actuaciones que me parecían lamentables, aunque esa percepción pudiera ser personal, no en vano, algunas carreras universitarias de las cuales se presumen ahora, se hacían en el mismo horario en el cual se ejercía esa representación.
Pero no quiero entrar en esas cuestiones, de personas en concreto, que en nada representa lo que el sindicalismo significa, su trayectoria y sobre todo su lucha, que a lo largo de la historia nos demuestra que sus logros son mas importantes y sonoros que la mediocridad de quienes se aprovechan para medrar, igual a lo que se hace en política.
Mi visión y conocimiento del sindicalismo se fue enriqueciendo a medida que conocía a personas comprometidas y que desde su humilde posición nos informaba del devenir de las luchas y conquistas, ese conocimiento se amplió cuando asumo la Concejalía de Recursos Humanos del Ayuntamiento de Telde y tengo que lidiar, por mi responsabilidad, con las y los representantes sindicales. No es la misma visión, claro que no, aquí representas a la empresa, la ciudad a través de su Ayuntamiento y los intereses de un lado y otro no siempre iban de la mano, no ya por cuestiones personales que podría haber sido, sino porque la percepción cambia cuando se está en un lado o en el otro.
El interés al que juegan algunos sindicalistas, más tiene que ver con su intento de jugar a la política y poner a comer de su plato al político de turno, sin embargo, a estos mismos sindicalistas no se les reconoce por un trabajo bien hecho, por el contrario arrastran fama de no saber discernir donde finaliza el sindicato y donde empieza la política. Este tipo de hacer sindicalismo sobra, no deberían ser elegidos y elegidas para representarnos pues han demostrado cual es su prioridad, y no es precisamente los trabajadores y trabajadoras, claro que hay luchas que merecen la pena y esta lo es, pero con sindicatos comprometidos, capaces de darnos respuestas, que luchen para devolvernos los derechos perdidos, que sean capaces de asumir que no todos los momentos son buenos para la lucha por nuestros derechos, que la empresa, el ayuntamiento, no siempre está en el mejor momento y que poco a poco a través de acuerdos conseguir la mejora para la empresa pero también para sus empleados y empleadas.
La mala hierva hay que segarla y no permitir que vengan encantadores de serpientes que nos venden una cosa y luego, hacen justamente la contraria. Sabemos quien es quien en el ayuntamiento, quienes se preocupan y quienes aparecen por allí a ratos, quienes han querido mangonear, con sus amistades políticas y cuando no se les ríe la gracia, montan en cólera, despotrican. Estas vivencias son únicas, porque ponen en su sitio a todo el mundo, porque te das cuenta que el proyecto sindical es bueno, que bien trabajado da sus frutos y quienes por el contrario, echan por tierra la poca credibilidad que tenían. Hay cosas que merecen la pena estando en un lado u otro de la mesa, cuando compartes ideas, propuestas, acciones con quienes quieren mejorar lo público, a estas personas hay que elegirlas porque de su buen hacer será las mejoras que trabajadoras y trabajadores demandan.
Y los otros, los que juegan a hacer sindicalismo en la política o política en el sindicalismo, deberíamos echarlos, para que no sigan contaminando, enredando. Alguno ya no podrá y ahí, ganará el sindicato, ganará la política, ganará la ciudad.
Con la pluma del Faycán.
Gregorio Viera Vega, activista social, exconcejal del Ayuntamiento de Telde y miembro de la ejecutiva regional del PSOE.




























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