Las palabras conforman los pensamientos

Buenas tardes a todas y todos, gracias por compartir una tarde un comentario con otra visión, otros ojos, otra pluma. Hoy, las palabras conforman los pensamientos…

 

O al menos eso planteaba el historiador de las ideas, psicólogo, teórico social y filósofo francés Michel Foucoult. Hago esta reflexión por la utilización del lenguaje que hacen algunos sujetos grises y de mala baba, que incapaces de argumentar, con credibilidad y sobre todo conocimiento de una persona, se atreven a utilizar el lenguaje para tergiversar la actividad pública, que uno libremente y vaya por delante, ha aceptado realizar en esta etapa de su vida.

 

Concretamente me refiero a quienes utilizan la homofobia para referirse a personajes públicos. Estos, los homófobos indignos comentaristas de tres al cuarto, se proclaman defensores de no sé qué ética y moral, en defensa de los y las que menos tienen. Estos, los homófobos son los que no soportan que algunos le den clase de activismo, solidaridad, compromiso y sobre todo de moral.

 

Estos, los homófobos que se creen representantes de no se que causas. No se han sometido al dictado de las urnas, que tienen miedo a la libre elección y por supuesto miedo a que una masa crítica les ponga en su sitio. Cuando se llega a donde se llega, y a donde han llegado estos, decimos aquello de ¡que bajo has caído!, porque no se entiende que cuando utilizas la palabra para insultar, para juzgar por la orientación sexual de las personas y no por su gestión, llegamos a la convicción que se ha perdido el norte y algunos sujetos de nuestra ciudad no solo han perdido el norte, sino que se han perdido ellos mismos.

 

La homofobia siempre esconde una serie de complejos que ya Froid lo evidenciaba, la falta de capacidad, la negación de uno mismo, los miedos propios y los asumidos, la falta de carácter y sobre todo la inadaptación al sistema y a esta sociedad a la cual culpas de tus miserias, hacen revolverte contra tu propia naturaleza.

 

La homofobia interiorizada como así se refleja en muchos de los comentarios de estos sujetos, nos hace presagiar que detrás de todo ello hay una vida vacía, inocua, llena de oscuridades y sobre todo temores a que salga a la luz la verdadera cara de la desgracia de sus vidas, no poder ser lo que uno es, a algunos comentaristas de este tipo, que se creen dotados para el discurso y para la palabra queremos aplicarles aquello de, lo que natura no da Salamanca no presta, recordarles que afortunadamente en este país nos hemos dotado de una herramienta para evitar esta sin razón, la fiscalía contra crímenes de odio y los incidentes que están dirigidos contra una persona motivados por un perjuicio basado el la orientación e identidad sexual se considera crímenes de odio.