Statistiche web
El tiempo - Tutiempo.net
695 692 764

Lunes, 20 de Octubre de 2025

Actualizada Lunes, 20 de Octubre de 2025 a las 17:24:50 horas

Lenguaje procaz y tabernario

direojed Sábado, 17 de Octubre de 2020 Tiempo de lectura:

Los políticos deben extremar el cuidado de sus declaraciones públicas (y ya puestos, hasta privadas), de sus conductas, de sus gestos y de sus apariciones. Algunos episodios recientes demuestran que hasta parecen ignorar que hay una cámara o un magnetofón grabando y que la difusión posterior puede acarrearles disgustos o críticas difícilmente superables.

 

Podrán justificarse diciendo que son víctimas de sus prontos, de un deslenguamiento sobrevenido y hasta de una necesidad de defenderse ante la arremetida de un adversario basto y procaz que llegó a emplear algún embuste en su exposición, pero salvo que tire de fina ironía y construya bien un par de sarcasmos –es que con uno difícilmente basta-, los riesgos de quedar estigmatizado por alguna ‘boutade’, son considerables.

 

Lo peor es que esa frases fomentan el encono y favorecen ese clima de crispación que, a su vez, impulsan la desafección que tan fácil es adivinar en cualquier ambiente político, institucional o partidario. Los malos modos se han ido imponiendo progresivamente, es difícil encontrar excepciones y las refriegas –lo que en fino, y acaso para suavizar, se denomina rifirrafes dialécticos- han terminado caracterizando lo que, en teoría, debería ser el debate político.

 

De ahí que sea fácil pasar de la natural discrepancia –ideológica o de modelo dispar- a la descalificación o al insulto. Quienes recuerden aquel “tahúr del Missisipi” que Alfonso Guerra dedicó en un debate parlamentario al entonces presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, pensarán hasta en una expresión benevolente, ocurrente y sandunguera si la comparan con algunas de las que en estos días utilizan portavoces y cargos públicos --“atmósfera irrespirable”, dijo una diputada en la última sesión de control- empeñados en palabras gruesas, faltonas e inapropiadas –en definitiva, dicterios- que verbalizan lo que simplemente es mala educación o incapacidad argumental.

 

Cuando desde el plano político se salta al pseudoperiodístico o al estrellato de la comunicación individualizada que ha de subsistir gracias al aumento del protagonismo buscado o de la servidumbre de intereses, el panorama se torna desolador, allí donde se encuentran la degradación, la desfachatez, la malcriadez y la desvergüenza, para que sufran los valores democráticos, para que la gente pierda la fe y las convicciones y para que la conclusión injustamente generalizada, “todos son iguales”, termine asentándose en las coordenadas políticas de cualquier nivel, alimentando el rechazo hacia los cargos públicos y el noble arte de la política y produciendo de paso la desazón que distingue a una democracia de baja calidad.

 

En Canarias, recientemente, hemos sido testigos de hechos, manifestaciones y dichos desafortunados. Hay que lamentarlo. Cuando se confunde la dialéctica punzante o audaz con el lenguaje tabernario, malo.

 

Salvador García Llanos es periodista.

Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.48

Todavía no hay comentarios

Quizás también te interese...

Quizás también te interese...

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.