Árboles nocivos en Telde

LUIS SOCORRO

No. No busquen segundas lecturas en este titular. No hay ningún atisbo de ironía; ni siquiera es una metáfora. Me refiero, sin vaselina, a que en Telde hay árboles nocivos para el medio urbano de la ciudad. Árboles que causan un gran daño a bienes públicos y familiares del municipio. Árboles, además, que no aportan valor añadido al patrimonio botánico de Telde.

Sé que lloverán críticas por el atrevimiento de calificar de “nocivos” a algunos árboles. Pero a mi edad es un asunto que no me preocupa en absoluto. Y no interpreten altivez por mi parte. No me preocupan las posibles críticas porque la defensa del medio ambiente ha sido una constante a lo largo de mis 34 años como profesional del Periodismo. Durante once, además, fui socio colaborador de Greenpeace y durante un lustro aporté una cuota mensual a Ben Magec.

Dicho esto, afirmo que rotundidad que en Telde hay árboles muy dañinos; árboles que destrozan aceras, árboles que se cargan cañerías, árboles con una raíces tan robustas que liquidan canalizaciones de agua a una quincena de metros del árbol (como el de la foto). Especies como el ficus benjamín no están protegidas y están costando miles de euros en destrozos y, más grave aún, han hecho perder millones de litros de agua; un elevado coste que sufragamos todos los teldenses con nuestros impuestos.

Telde está lleno de este inquietante ficus porque crece con facilidad, no necesita mucho agua y es barato en los viveros. Pero lo barato siempre termina pasando factura. Lean lo que dicen los libros de botánica sobre este árbol: “Se trata de una planta arbórea estranguladora, que en su estado juvenil se desarrolla trepando sobre un árbol emitiendo raíces que en contacto con el suelo se engrosan y endurecen para poder mantenerse erguido”. Por eso sus raíces destrozan todo lo que encuentra a su alrededor.

Ahora no toca culpabilizar a quienes decidieron plantar las citadas especies. Plantaciones sin criterio han realizado todas las corporaciones. Ahora de lo que se trata es de subsanar los errores pretéritos. Por eso, hay que apoyar al concejal de Parques y Jardines Abraham Santana. Hombre joven y preparado, sin contaminaciones políticas y procedente de la base social de Jinámar. Abraham aporta sensatez a su labor política. Tiene muy pocos recursos su concejalía, pero el edil tiene la suficiente valentía para afrontar un reto que estimulará críticas desde sectores del ecologismo extremo.

Postdata: Además de los nocivos, en Telde también hay árboles ilegales. Árboles que incumplen una de las leyes más sociales de nuestro país. Pero hoy no toca escribir de ellos. Al tiempo.

Luis Socorro es periodista y ciudadano de Telde.