Arash Arjomandi: “La revolución feminista de Irán no es casualidad”

Este pensador y ensayista hispano-iraní ofrece este jueves una conferencia en la Casa Museo León y Castillo para hablar de las persecuciones a los bahá’ís en Irán.

Este miércoles hablará en la Casa Museo León y Castillo sobre las persecuciones a los bahá’ís en Irán. ¿Quiénes son y de qué se les acusa?

Los bahá’ís son la principal minoría religiosa de Irán. Es un movimiento de transformación espiritual y social que empezó hace dos siglos y enseguida se extendió por todo el globo terráqueo porque tiene principios y un alcance universal. Ahora mismo hay entre 7 y 8 millones en el mundo. Se trata de una religión que permeó muy rápido en muchas partes de la sociedad iraní y está perseguida porque propone la transformación de la sociedad de una manera democrática, sin clero ni jerarquía eclesiástica, y defiende la armonía entre la ciencia y la religión, y la igualdad de género, la equidad entre hombres y mujeres para garantizar el avance y la prosperidad de la sociedad. Esto hace que las sociedades tradicionales, en este caso los gobiernos islámicos, vean a la fe Bahá’í como demasiado moderna y no están de acuerdo con sus principios, por lo que quieren acallar a sus seguidores y todos los proyectos de transformación social o de concienciación.

Exactamente, ¿a qué se refiere con ‘persecuciones’?

Las persecuciones en estos dos siglos han sido de todas las formas y maneras pensables e imaginables, y desde la Revolución Islámica en 1979 han vuelto a agravarse. Estas van desde la muerte o asesinatos a secuestros con paraderos desconocidos de algunos bahá’ís, la confiscación o destrucción de casas y negocios, la negación al acceso a ciertos trabajos, como de funcionariado, o la prohibición de los estudios universitarios o equivalentes. Y también hay acciones más psicológicas como el acoso como campañas con discursos de odio en los medios de comunicación, redes sociales y diferentes estamentos de la sociedad.

Se han conocido varios casos de pena de prisión, e incluso alguna ejecución, sin juicios o sin defensa a seguidores de esta religión. ¿Qué se sabe del trato en las cárceles?

Mi tía paterna, en 1983, fue la primera mujer asesinada por ser bahá’í en una de las ciudades más importantes de Irán, Shiraz. Fue detenida, encarcelada, torturada y ejecutada. Sabemos algunos de los detalles porque otra miembro de la comunidad que estaba en la celda con ella fue liberada tiempo después y plasmó su testimonio en el libro La historia de Olya. Fue muy atroz y espeluznante.

A las personas encarceladas las someten a tratos vejatorios y discriminatorios; no cumplen ninguna de las exigencias e imperativos legales y éticos que en los sistemas penitenciarios del mundo que tienen en cuenta los derechos humanos se garantizan. Nunca o casi nunca se han respetado. Hay torturas físicas y psicológicas, y en muchos casos, ejecución, como ocurrió con mi tía, que fue ahorcada.

¿De qué se acusó a su tía Olya?

Era una profesora de Secundaria muy conocida por su vocación y porque ayudaba a muchas chicas para que avanzaran en sus estudios y accedieran a la universidad. Inspirada por los principios bahá’ís, animaba a las mujeres -incluso se ofrecía a ayudarlas de su propio bolsillo- a que tuvieran estudios superiores y avanzaran porque son miembros fundamentales y estratégicas para el avance de la sociedad. Era muy conocida en Shiraz y el clero islámico la detuvo, y tras un juicio sumario, la ahorcaron previa tortura.

En los últimos meses, tras el asesinato de una joven por no llevar adecuadamente el velo y mostrar su cabello, el foco se ha puesto en la vulneración de los derechos de las mujeres en este país. ¿Se puede decir que es la punta de un iceberg?

La revolución feminista de Irán no es casualidad. Los bahá’ís creemos que cualquier transformación social importante será liderada por mujeres y esta revolución que está haciendo que salgan a la calle personas para pedir libertad y democracia está liderada por ellas. Es la primera revolución feminista en todo oriente, no solo en el mundo islámico, y sus reivindicaciones van más allá porque lo que piden es libertad e igualdad, y es imposible reivindicarlo y respetar los derechos de cualquier colectivo si no es empezando por la igualdad para las mujeres, la mitad de la humanidad.

En el pasado también hubo mujeres importantes que despertaron consciencias en Irán, como la renombrada poetisa Tahirih que hace dos siglos fue asesinada por ser bahá’í y es una de las fuentes de inspiración de muchos movimientos de liberación de la historia de este país. Fue objeto de simpatía y admiración de muchísimos intelectuales de Europa y Estados Unidos, y el propio Leon Tolstoi quedó absolutamente maravillado de todo lo que hizo en una de las sociedades más machistas y retrógradas como era el Irán de la Dinastía Kayar del siglo XIX.

Y la comunidad internacional, ¿qué puede hacer al respecto?

Puede y debe exigir y presionar de todas las maneras posibles -diplomáticamente y a través de otro tipo de acciones y sanciones- para que el Gobierno de Irán respete los derechos humanos no solo de los bahá’ís y de las mujeres, sino de todos los colectivos y grupos que tienen formas de pensar distintas al actual régimen islámico sobre cómo debe este país prosperar y ser una sociedad avanzada. Irán tiene el capital humano, intelectual, histórico y de recursos naturales para ser uno de los países más avanzados del planeta y sin embargo no lo es. Y es que esto es imposible si el gobierno islámico no deja que haya libertad de pensamiento, de expresión ni de iniciativa social y económica. La comunidad internacional debe obligar a la república islámica que respete los acuerdos internacionales suscritos que exigen que se cumplan los derechos humanos.

¿Cómo cree que pueden ayudar conferencias como la que ofrecerá este jueves en Telde?

Son fundamentales porque es la manera en que la sociedad civil de otros países del mundo y las distintas administraciones locales, regionales y nacionales pueden tomar conciencia de la importancia de la presión internacional para que los bahá’ís, las mujeres y otros colectivos de Irán puedan acceder a sus derechos fundamentales. De hecho, gracias a actos como este, el Cabildo de Gran Canaria, el Parlamento de Canarias y el Congreso de los Diputados han efectuado recientemente declaraciones institucionales y aprobado proposiciones de condena y reivindicación en pro de los bahá'ís. Y hay que seguir en esta línea.