Telde se vuelca con Paco Ramírez en el último día de 'La Boheme'

Medio Telde se dio cita este martes en San Juan para acompañar a Francisco Ramírez González, Paco como se le conoce popularmente, en la despedida de la que ha sido casi su primera casa durante los últimos 40 años; la cafetería La Boheme.

Incondicionales del señero negocio de la calle León y Castillo, la principal del conjunto monumental de la ciudad, y amigos del profesional que ha estado a su cargo durante todo este tiempo pasaron por el establecimiento para tomarse el último desayuno o aperitivo antes de su cierre definitivo coincidiendo con la jubilación de Paco.

Desde primera hora de la mañana el trasiego de gente fue incesante y constantes las sinceras muestras de afecto hacia Paco, que hizo su agosto en pleno mes de enero, ya que el establecimiento se quedó por momento pequeño para albergar a las cientos de personas que se acercaron hasta La Boheme para patentizar su apoyo a Ramírez, horas antes de que pasará página a una de las etapas más importantes de su vida profesional.

Durante la jornada, allí, en las últimas horas de La Boheme, el bar testigo y protagonista activo de los últimos 40 años de la historia de Telde, confraternizaron en el salón interior y junto a la barra del bar por última vez con Paco como testigo directo funcionarios del Ayuntamiento de Telde, profesionales liberales, informadores, políticos en activos, exconcejales y un sinfín de clientes que quisieron ser espectadores del adiós al que ha sido acaso el lugar más relevante de tertulias políticas y ciudadanas de la que es la cuarta urbe de Canarias.

El pasado domingo, el grupo de amigas que solía reunirse para desayunar en La Boheme tras la misa en la Basílica de San Juan quiso rendirle un homenaje a Paco, al que le entregaron una placa de recuerdo de sus muchas horas de palique en el local. También concejales y asesores del Ayuntamiento de Telde le tributaron un reconocimiento con un almuerzo en el restaurante La Culata II de Las Vegas de Valsequillo.

Ramírez terminó la jornada de este martes más agotado que nunca, abrumado por los testimonios de aprecio y por su decidido afán de atender con la diligencia que ha sido marca de la casa a la numerosa clientela que se personó en su establecimiento. Fatigado, sí, pero satisfecho por la correspondencia ciudadana a una etapa que inició cuando sólo contaba con 26 años y la que hoy puso fin con 65.