A mi mujer y a mí nos gusta mucho pasear por San Gregorio. Telde-casco tiene otras rutas para los caminantes: desde siempre, el recoleto San Francisco o el señorial San Juan; desde hace bastante, el Parque Urbano del mismo nombre.
Pero San Gregorio “se deja pasear”, y nos ofrece una oferta en lo comercial y en la restauración que, a pesar de sus altibajos, nos anima a recorrer la calle principal y las aledañas. La peatonalización de estas ha resultado ser un gran acierto del que la ciudadanía disfruta día a día, tanto en los laborables como en los festivos.
Sin embargo, no todo lo que ha ocurrido en los últimos tiempos en San Gregorio es positivo. Hasta hace bien poco, en el número 19 de la Avenida de la Constitución (correspondiente a casi toda la parte peatonal de nuestra calle principal) podíamos disfrutar contemplando la preciosa fachada de una casa que, según recordamos, fue utilizada como guardería durante muchos años. Hace unos pocos, además, colocaron en ella una placa (bastante fea, pues aparentaba más que nada ser una lápida) en la que se homenajeaba al profesor don Manuel Mayor, profesor severo pero entregado que muchos teldenses recordamos con gran respeto, con las siguientes palabras: “En esta casa nació y vivió D. Manuel Mayor Alonso, recordado profesor de Literatura y Lengua Española. La ciudad de Telde, eternamente agradecida. Noviembre 2019“.
Pero, por desgracia, en uno de esos paseos, de pronto levantamos la vista y nos fijamos en que, donde antes lucía la mencionada fachada, ahora nos encontramos con una desoladora edificación presta para alquilarse como local comercial, con un diseño aun más insulso que otras que la acompañan en la misma acera. Y entonces nos preguntamos qué otras casas sucumbieron por la misma tendencia, cómo eran esas fachadas que ahora ostentan los nombres de, por ejemplo, algunas marcas conocidas; seguro que muchas otras personas sí las recuerdan. Y nos preguntamos si, quizá, alguna o algunas personas, del funcionariado o de la política municipal, llegaron a plantearse si la casa en la que nos centramos, o las que se demolieron antes, o el mismo San Gregorio no se merece una protección que sí poseen otras zonas de Telde. Si quizá no sería bueno para todos que nuestro municipio contara con una zona comercial abierta digna de ser visitada incluso por gente de fuera de él.
A estas alturas, solo nos queda proponer, aparte de la reflexión y la atención ciudadana a este tipo de realidades, que la citada placa (que ahora sí lo parece; quizá lo de la lápida tenía más que ver con la casa que se destruyó), se sustituya por otra de mayor tamaño, donde quedara escrito:
“Esta fea edificación que ahora ven sustituyó, en un año aciago, la casa donde nació y vivió D. Manuel Mayor Alonso, recordado profesor de Literatura y Lengua Española. La ciudad de Telde, eternamente agradecida. Año 2022“.



























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