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Flamboyán de la plaza histórica de San Juan/Jesús Ruiz Mesa. Flamboyán de la plaza histórica de San Juan/Jesús Ruiz Mesa.

Telde: bajo la sombra del flamboyán

TA ofrece un reportaje de verano del colaborador cultural y reportero gráfico Jesús Ruiz Mesa

direojed Miércoles, 17 de Agosto de 2022 Tiempo de lectura:

Cercanos al ecuador de este verano 2022 no exento de preocupantes noticias nacionales e internacionales, que en las últimas semanas viene registrando olas de calor con temperaturas extremas de más de 40 grados, superadas en Gran Canaria en algunos puntos del suroeste, y desolados por las catastróficas imágenes de los numerosos incendios, provocados o no, a lo largo de nuestra geografía peninsular e insular, deseando con ansiedad el regreso de nuestras temperaturas condicionadas y atemperadas siempre por los alisios que hacen de nuestro entorno atlántico el poder transitar y gozar de los paisajes, andar con cierta precaución los caminos, y con comodidad conciliar el sueño en nuestras noches isleñas, disfrutar de la diversidad costera, ganados sus reconocimientos en sus banderas azules, disfrutar a tope de nuestras playas, manteniendo y respetando las normativas de seguridad en todos sus conceptos, estado del mar, exposiciones solares, y aún, después del largo período del Covid 19, seguir las indicaciones de las autoridades sanitarias.

 

Y retomando los distintos escenarios urbanos sin abundar en lo mucho que queda por trabajar y acabar en la diversidad de actividades municipales que se presentan en una ciudad como Telde, hoy asomados a los espacios de la red urbana en la calma de un fin de semana estival, destacar la belleza y colorido de los flamboyanes en plena floración, como si sintieran nuestras miradas al alegrarnos la vista con su natural esencia, bajo su sombra voy captando su regalo de color por los rincones y plazas que en silencio custodian las huellas del histórico pasado de un Telde, que de forma natural, esta pincelada de color atrae la mirada del ciudadano local, visitante o turista accidental.

 

En la Plaza de San Juan corazón y centro del casco histórico y patrimonial de Telde, a las puertas de la Basílica Menor de San Juan Bautista, el busto del doctor don Gregorio Chil y Naranjo, obra del escultor José Perera Valido, y, recibiendo al visitante, el espectacular estallido floral de color rojo y amarillo sobre el intenso verde de sus hojas, creando un bello marco en su composición con las torres de la Basílica y su entorno tomados desde diferentes ángulos. En otros espacios públicos se observan los mismos efectos de bellas impresiones por la fuerza e intensidad cromática de la floración del flamboyán, del género Delonix Regia, de la familia Fabaceae, especie endémica de Madagascar, en el Océano Índico, de uso ornamental como parte de la decoración urbana, denominado también, árbol del fuego, árbol de llama, acacia roja, de flores rojas, anaranjadas y amarillas, de intenso colorido y de las más hermosas de la flora tropical.

 

Desde este centro patrimonial del casco histórico, el parque urbano de San Juan, donde captamos un hermoso flamboyán, el cruce de caminos y rambla del Cabildo, que nos adentran en la ciudad en torno a la rotonda de Daora y el grupo escultórico abstracto con fuerte contenido iconológico en forma de gran fuente obra del artista teldense Bernardino Hernández Pérez, inaugurado en 1997. Voy descubriendo detalles que muchas veces por su ubicación no son observados, obras escultóricas que a lo largo de mis paseos veo detenidamente y retengo en imágenes.

 

En el lateral de la rotonda de Daora, bajo los flamboyanes del parterre del Teatro Juan Ramón Jiménez, la obra abstracta en acero corten, Homenaje a la Escuela Lírica de Telde, inaugurada en 1986, del artista Juan Antonio Giraldo. En el parterre que da acceso a la entrada del Teatro, el busto realizado por el escultor Elías Rodríguez Picón de Rociana del Condado en Huelva, del escritor, poeta, autor de la obra Platero y yo, Juan Ramón Jiménez (Moguer, Huelva 1881 - San Juan de Puerto Rico, 1958), andaluz universal, premio Nobel de Literatura 1956. Obra ubicada en nuestra ciudad fruto del hermanamiento que Moguer dedicó a la ciudad de Telde en junio de 2005.

 

Desde este mismo punto asoma la geometría de la escultura Domus Áurea bajo la sombra y florescencia del flamboyán, inaugurada en 1987, que no pasa inadvertida en los parterres de la zona ajardinada de los laterales del Teatro Juan Ramón Jiménez de Telde, en el acceso a la explanada que nos acerca al actual Mercado Municipal de Narea y que actualmente permanece cerrado por las obras del mencionado Teatro Municipal, Casa de la Cultura, su observación fuera del espacio acotado es buena desde la acera de la calle Pablo Neruda.

 

Una farola, la naturaleza del árbol que parece abrazar con su robusto tronco y extenso ramaje, del que penden bonitas flores rojas sobre la escultura, una más de las diversas manifestaciones artísticas del escultor Máximo Riol, incluidas como las de otros artistas en el libro La escultura urbana en Telde, del licenciado en Historia del Arte, profesor Pedro A. Naranjo Jiménez, en las que la visión espacial desde el exterior hacia el interior, reflexión del artista que nos invita a la mirada tanto del material empleado, hormigón, como el de la ilusión óptica que crea el movimiento dinámico por la disposición de cada bloque, con ligero desplazamiento en el interior de formas curvilíneas. La botánica presencia del flamboyán frente al símbolo artístico de la Domus Áurea, nos acerca a la proyección del artista sobre la vivienda prehispánica cobijando en su intimidad la esencia de la cueva aborigen y, como indica el crítico de arte Jonathan Allen, en cuanto a su iconología, la relación a las medidas del rectángulo áureo del templo griego Partenón.

 

A la sombra de un inmenso aguacatero, en el parterre ubicado frente a la plaza de Hiroshima y Nagasaki, desde 2005 se alza la escultura dedicada a la Virgen María Auxiliadora como gratitud de las hijas de la congregación salesiana de Telde.

 

Un instante para sentir el latido urbano y sus motivos culturales que las esculturas en espacios abiertos nos ofrecen y están ahí, pasamos a su lado, por la cotidianeidad las vemos, pero no observamos. Como en otras ocasiones, esta vez, bajo el frondoso colorido de los flamboyanes, con más lirismo, la escultura, el árbol y la farola, las torres de la iglesia, la plaza, la intensa luminosidad de los días de verano que lento avanza por un cielo atlántico canario, todo conforma un bello marco local en la ciudad de los faycanes.

 

En un instante me parecieron el natural de una pintura, un motivo gráfico y un juego de efectos entre la diversidad y grandeza de sus naturalezas. Sobre el lienzo la ciudad extiende sus bellas pinceladas, la luz y el color firman la obra. ¡Cuídense y disfruten de un Feliz Verano! Gracias.

 

Dejaré que me lleves de la mano y sentiré tu calor, / deja que me guie por tus ojos y sentiré tu color, / dame tus brazos para alzarme y tocaré los cielos, / deja que me apoye en tu hombro y andaré por el mundo, / abrázame, bésame y de tu espíritu mi alma se llenará. / Dadme la fuerza del árbol y mis raíces sujetarán la tierra, / Dadme las ramas del árbol y su sombra refrescará mi cuerpo, / dejadme abrazar su tronco y la savia recorrerá mis venas, / dadme un poco de naturaleza y mis manos cuidarán su vida.

(De poema Bajo el laurel, del autor del reportaje)

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