Tocaba investigar

Esta semana nuestro compañero de la Cadena Ser en Canarias, que está especializado en tribunales, Pedro Murillo, adelantaba que la Fiscalía había abierto una investigación al obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez, por sus declaraciones en la tele canaria contra los homosexuales, tras la denuncia del sindicato CCOO. Ya era hora.

Dijo el ínclito que la homosexualidad es pecado, la comparó con el alcoholismo y ya hace algún tiempo vinculó a los homosexuales con los abusos de menores, aunque en otro episodio habló de los abusos de menores en la iglesia, dejando caer que se producen por las provocaciones de los niños. Así que esta es una más de este pastor, obispo de la iglesia en Tenerife, que hace algunos días reconoció que sus declaraciones últimas en la tele habían sido desafortunadas y pedía perdón. Alguien le llamaría la atención internamente.

Pero ya esto señor obispo es demasiado. Está claro que el que tiene boca se equivoca, pero lo suyo es patológico. Tiene demasiados altavoces para pronunciarse y que sus palabras tengan enorme eco, justo en el momento de nuevas agresiones al colectivo LGTBI y esto no se puede excusar y menos disculpar como si nada hubiera pasado. De ahí que se abre esta investigación por parte de la fiscalía, por presunto delito de odio, era impepinable y necesario.

Con todo lo que le está cayendo a la iglesia por no investigar sus propios casos de abuso de menores y no tomar cartas en el asunto, apartando a los religiosos por lo menos de su labor en la iglesia, hasta que se acaben las pesquisas, como para ahora encima tengan al obispo de Tenerife después de decir que lo que dijo y siga con su puesto y homilías como siempre.

¿Cómo se puede permitir que un obispo que piense así sobre el prójimo siga dando sermones en esa línea en la iglesia cada semana? La iglesia tiene que mover ficha y darse cuenta que los tiempos han cambiado, lo sabe hasta el propio Papa que está en una posición más acertada.