La iglesia española ha reconocido que registró a su nombre propiedades que tiene que revisar si realmente son de ella o no. Vamos que si uno dice eso es que sabe que pecó de listo y se apuntó el tanto.
Se lo ha dicho al gobierno supongo que porque no quería pagar impuestos por todas sus propiedades y no porque le entrase un ataque de sinceridad. Lo cierto es que se pasó apuntando las propiedades que tenía porque encontró un hueco en la ley de Aznar. Con la iglesia hemos topado.
Del brutal patrimonio que tienen, serían cerca de 1000 propiedades en tela de jucio, vamos revisables, en todo el estado y unas 120 en Canarias, un 12% de España, tres veces más de nuestro peso poblacional, de las regiones donde la iglesia católica reconoce que se pudo equivocarse más. Y es que últimamente andan rectificándose mucho. El último el obispo de Tenerife que es proclive a deslenguarse y metió la pata, una vez más, hasta el fondo, contra lo homosexuales.
La Iglesia española es una de las organizaciones con mayor número de propiedades del estado. Y como organización fuerte y con tanto, puede y debe pagar impuestos como todos, es una organización privada, y no se puede quejar porque las administraciones les ayudan a rehabilitar algunas de ellas, les ayudan o directamente se lo pagan todo.
A la confederación española fuerte y rica con múltiples propiedades, hay que tratarla en cada una de sus tareas como al resto. Cuando actúa como ONG, ayudando, que con Cáritas lo bordan, colaborando con ellas y cuando actúan como empresa, pues como al resto de empresas. Ni más ni menos.
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