Un vacío maravilloso

RONALD RAMÍREZ

Vacío de penas, de injusticias, de calamidad. Vacío de inhumanidad. El muelle de Arguineguín por fin está vacío. Ya no tiene que soportar la triste mirada de los que arriesgaron sus vidas por un futuro mejor para recibir aquí la misma miseria que soportaban en casa. Apenas agua e higiene y durmiendo a ras de suelo sin entender el agrio debate que generaba su presencia en la sociedad isleña.

Una incomprensión que iba más allá del idioma y alcanzaba la ausencia de sentido común. Los que exigían un trato digno contra quienes despotricaban por darles una cama. Y el Estado mirando a otro lado, con sus ministros acumulando excusas para no venir y enfrentarse cara a cara a la derrota de sus principios, esos que por ideología deberían estar del lado de los que menos tienen.

Y encima ocurría lo impensable. La guagua que les tiraba a las puertas de la Delegación de Gobierno en un juego político del que nunca quisieron se partícipes. Salvados solo por el altruismo de vecinos, Cruz Roja e, incluso, periodistas que dejaban de lado sus tareas para prestarles la ayuda que las instituciones les negaban.

Ya todo esto acabó, al menos de momento. Y sí, con los inmigrantes, además de en Barranco Seco, en colegios y hoteles. Que vale, que no es la mejor opción, que lo lógico sería trasladarlos a otras instalaciones públicas. Pues es el momento de tratarlo, una vez que están resguardados y atendidos bajo techo. Porque esa era la prioridad, vaciar al muelle de Arguineguín, la vergüenza de la isla. Ahora ya hay tiempo de debatir y buscar otra solución, aunque mi opinión siempre será la misma. Ni en Canarias, ni en la Conchinchina. Ningún ser humano es ilegal.

Ronald Ramírez Alemán es periodista y redactor de Canarias7 en Telde.